Menú

La estatua de Curro Romero sufre un ataque antitaurino

El monumento, obra de Sebastián Santos, ha sido embadurnado con pintura roja y las habituales consignas de los abolicionistas

23 nov 2015 / 12:30 h - Actualizado: 23 nov 2015 / 15:12 h.
"Toros","Infraestructuras","Vandalismo","Curro Romero"
  • El rostro y las manos del torero cubiertos con pintura roja. / José Antonio Cortada (@icortada)
    El rostro y las manos del torero cubiertos con pintura roja. / José Antonio Cortada (@icortada)
  • La pintada en el pedestal del monumento. / José Antonio Cortada (@icortada)
    La pintada en el pedestal del monumento. / José Antonio Cortada (@icortada)
  • Parte de la pintada en la base de la estatua. / José Antonio Cortada (@icortada)
    Parte de la pintada en la base de la estatua. / José Antonio Cortada (@icortada)
  • Parte de la pintada en la base de la estatua. / José Antonio Cortada (@icortada)
    Parte de la pintada en la base de la estatua. / José Antonio Cortada (@icortada)

«Asesino» y «La tortura no es cultura» son los habituales lemas antitaurinos, escritos con pintura roja, que han amanecido esta mañana ensuciando la escultura de Curro Romero. El monumento, que forma parte del paisaje urbano de la ciudad desde hace casi tres lustros, se erige en la pequeña glorieta de la esquina de la calle Antonia Díaz con el paseo de Colón, justo al lado de la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería. La pintura roja –en una macabra metáfora- también tiñe las manos y el rostro de la estatua del genial camero, que comenzó a gozar de este reconocimiento en vida justo un año después de anunciar su retirada definitiva de los ruedos a la finalización de un festival celebrado en la plaza de La Algaba, mano a mano con Morante de la Puebla.

La acción vandálica supone un nuevo ataque al patrimonio de Sevilla. La escultura, obra de Sebastián Santos, fue descubierta el 1 de diciembre de 2001 en un concurrido acto que contó con la presencia del propio matador, arropado por las principales autoridades de la ciudad y hasta del entonces vicepresidente del gobierno, Mariano Rajoy. La inauguración del monumento congregó también a compañeros del diestro camero como los Litri y los Aparicio, padre e hijo o El Viti, el fallecido ganadero Álvaro Domecq y Díez; su hijo Álvaro Domecq Romero, Rafael Peralta, Ramón Valencia, Eduardo Canorea, o el teniente de Hermano Mayor de aquel momento, el también fallecido conde de Luna.

Tampoco faltaron personalidades de la vida social sevillana como la desaparecida duquesa de Alba, el conde de Peñaflor, María Luisa Guardiola y políticos como Juan Manuel Albendea, Carlos Iturgaitz o Javier Arenas y hasta el entonces juez Garzón dando la medida del poder de convocatoria de un personaje que sería nombrado posteriormente académico de la Real de Bellas Artes de Sevilla y sería galardonado, entre otros reconocimientos, con el ¿extinto? premio taurino de la ciudad. El camero asistió a aquel acto acompañado de su mujer, Carmen Tello y los recordados empresarios sevillanos Rafael Álvarez Colunga y José Otero Luna, que fueron los principales catalizadores de la gestación de la estatua. Alfredo Sánchez Monteseirín, el alcalde del momento, aprovechó aquel acto para anunciar que la glorieta que alberga la estatua sería rotulada con el nombre de Curro Romero.