La última condena de la cubierta de la Davis

El Consistorio busca desprenderse en 2019 de una carpa que suma ya 100.000 euros en su almacenaje

Iñaki Alonso @alonsopons /
02 jun 2018 / 00:33 h - Actualizado: 02 jun 2018 / 08:46 h.
"IMD"
  • La final de la Copa Davis de 2011, con la cubierta completamente instalada y llena de público. / Efe
    La final de la Copa Davis de 2011, con la cubierta completamente instalada y llena de público. / Efe

Sevilla sigue pagando la factura de la cubierta de la Copa Davis, que lleva seis años y medio bajo llave y que permanecerá así, al menos, hasta el 30 de abril de 2019, fecha en la que el gobierno local confía en haber resuelto los trámites para llevar esta macroestructura, que costó 900.000 euros, al chatarrero, después de comprobar, a través de informes técnicos, que era imposible de reutilizar, a diferencia de lo que vendió el anterior alcalde, Juan Ignacio Zoido, que fuera su comprador en 2011.

La última condena de esta cubierta, que está en los sótanos del estadio de la Cartuja que fue testigo de su único uso –la final de la Davis entre España y Argentina de diciembre de 2011–, se dio a conocer este viernes, cuando el Ayuntamiento autorizó el abono de 23.635 euros para su almacenamiento y custodia hasta abril de 2019. Con ese último pago, las arcas municipales llevarían abonados cerca de 100.000 euros solo en guardar a buen recaudo esta estructura inservible. Los primeros cuatro años fueron a razón de 900 euros mensuales hasta alcanzar un acumulado de 46.800 euros al cierre del ejercicio 2015. A partir de ahí, se autorizó dos pagos anuales, de 14.143 euros cada uno, para mantener el almacenamiento hasta 2018.

El gobierno de Juan Espadas confía en que sea el último pago de lo que entienden como una condena heredada. El deseo, desde el inicio del mandato, era deshacerse de inmediato de una estructura que sabían, a través de un informe técnico, que no se podría reutilizar en ninguno caso, ni para otra infraestructura deportiva –como se llegó a plantear en los últimos coletazos del gobierno de Zoido– ni para otro tipo de instalaciones. El único destino posible era entregarlo a una chatarrería, dado que su instalación supondría mayor coste incluso que lo que costó en su día adquirirla. Sin embargo, no es tan fácil tirar este material, ya que, al ser un bien que adquirió el Consistorio, forma parte del inventario municipal y por lo tanto, hace falta justificar su eliminación a través de una serie de trámites burocráticos que, en la práctica, son bastantes farragosos. No obstante, confían en que los plazos culminen antes de que expire el último contrato para la custodia y arrendamiento del local donde está almacenado, situado en la planta –2 de la zona norte del estadio de la Cartuja.

La polémica historia de la cubierta de la Copa Davis se remonta a 2011, cuando Zoido decidió comprar por unos 900.000 euros –en lugar de alquilar– esta estructura, con vista a su reutilización en otro punto de la ciudad una vez celebrada la final. Incluso se llegó a aprobar, en octubre 2013, que la cubierta sería reutilizada para la construcción de una instalación deportiva en el Parque de Los Príncipes del distrito Los Remedios. También se barajó su traslado para este mismo fin a Sevilla Este. Ninguna de las dos posibilidades llegaron a cuajar, pero nadie acertaba a decir la razón.

La realidad se destacó en verano de 2015, ya con el gobierno socialista al frente. La delegada de Economía, Carmen Castreño, dio a conocer un informe elaborado por el IMD en 2014 que desvelaba que este tipo de estructuras tan específicas son complejas para volverlas a utilizar para otros fines.

De hecho, y así se hacía constar en el informe, costaba más que hacer una nueva. «No se le podrá dar uso evidentemente dado que el coste es muy elevado», señaló Castreño. Ya en aquellas fechas, el gobierno municipal ya veía que el único camino era «el menos deseado», que pasaba por «achatarrarla o ver si algunas piezas sí podían salvarse». Por aquel entonces, Castreño calificó de «verdadera pena», que no se pudiera reutilizar, porque «ello supondría una mayor demanda de estas instalaciones».