Crónicas dominicales

Lenguajes inclusivos, metaverso, criptomonedas, guerra mundial

Hay retos del siglo XXI a los que hay que hacer frente sin remedio. Estamos en el centro de una conmoción social a todos los niveles

03 abr 2022 / 05:58 h - Actualizado: 03 abr 2022 / 05:00 h.
"Crónicas dominicales"
  • Lenguajes inclusivos, metaverso, criptomonedas, guerra mundial

El título de este ensayo periodístico sólo abarca tres aspectos muy concretos. Sin embargo, los retos son más numerosos y más complejos. Hasta ahora la mayor parte de los enfoques que conozco de esta época post-humana o, mejor dicho, postcontemporánea, son superficiales, dedicados más bien a sembrar asombro en las mentes mientras que en las universidades los expertos en Comunicación y Periodismo se afanan por entenderlo y aplicarlo, sin introducir apenas una visión crítica.

Hemos llegado a la sociedad del carpe diem perenne, si los jóvenes actúan así por ejemplo en torno a una botellona (aprovechemos el momento, a divertirnos aunque sea a costa de nuestra salud física y mental), leo textos de especialistas jóvenes centrados en conocer las nuevas herramientas, sin más. He aquí una nueva forma de carpe diem, un acriticismo, vivamos el momento, adaptémonos fácticamente a lo que hay, a lo que nos ofrecen, seamos nuevos trabajadores, hombres y mujeres “de provecho” y ya veremos lo que sucede en el futuro. Esto es actuar como ese animal al que en otros tiempos atan a un molino de aceite y da vueltas sin cesar hasta que lo detienen. La mente interpretativa sobra, sólo es útil la, llamémosle, fáctica.

Con la que está cayendo y discutiendo si los las/os

Al lado del metaverso, las criptomonedas y una nueva guerra mundial que ya existe pero lo malo es que llegue a convertirse en una guerra “a lo clásico”, tratar sobre lenguajes inclusivos puede parecer una auténtica memez. No obstante, como todo en la vida, el asunto tiene su importancia, lo que ocurre es que, personalmente, no puedo perder demasiado tiempo con ello si mi vida es limitada y estoy intentando enterarme de lo que ocurre, acudiendo a otros hechos ya citados aquí.

César Jiménez-Yáñez y Rosalba Mancinas-Chávez han coordinado un libro llamado Escritura académica con perspectiva de género. Propuestas desde la comunicación científica, en el que escriben un capítulo, “Él, ella, tú y nosotres. Lenguaje inclusivo: entre la aceptación, la asimilación y el rechazo, donde resumen magistralmente las distintas posturas que existen en torno a este polémico tema. Creo que, en cierta manera, cierran el asunto desde el punto de vista de la propia controversia: ahí tienen ustedes el estado de la cuestión, ahora decidan, pongámonos de acuerdo, vienen a decirnos.

Y es cierto, pongámonos de acuerdo, porque hay asuntos que apremian mucho más en el mundo de hoy que detenerse en discusiones bizantinas derivadas de ideologías de género que, en mi opinión, como todas las ideologías o se aceptan o se rechazan o se mantiene uno indiferente ante ellas. La última de estas posturas, en mi caso, sería: a mí me da igual, sobre la base de la agilidad del lenguaje y de la economía de palabras, díganme los expertos independientes y de prestigio cómo he de hablar y escribir y lo haré, pero no me hagan perder más tiempo puesto que asuntos mucho más cruciales me aguardan.

Para las corrientes más feministas, es fundamental nombrar en femenino si se quiere un cambio lingüístico en el idioma español ya que “cuando sólo usamos el uso genérico del masculino, hacemos invisibles a las mujeres en el mundo, y reforzamos un pensamiento de identidad masculino, acabamos pensando sólo en varones si no nombramos, no imaginamos, si no imaginamos no existimos”. Esto piensa Mercedes Bengoechea, mientas que Alex Grijelmo cree que “el debate sobre el lenguaje igualitario debe encontrar espacios comunes que acojan posturas razonables y argumentadas de todas las partes y faciliten un diálogo sincero y encaminado al acuerdo, sin ridiculizar a quien defiende otras opiniones. Las posiciones más radicales corren el riesgo de descalificar a la colectividad en la que se insertan”.

La Fundeu o Fundación del Español Urgente y la RAE no son tan “reaccionarias” como se cree. Para la Fundéu, el desdoblamiento léxico tiene que ver con la mención expresa de los dos géneros; esto es, escribir, mencionar y reconocer ambos géneros al mismo tiempo (por ejemplo, niños y niñas). Si bien esta práctica no es nueva y hay documentos literarios antiguos, como las novelas Don Quijote de la Mancha y El Cantar del Mío Cid, donde se hacen algunas menciones, no ha sido hasta hace pocos años que su uso se ha masificado, aceptado e incluido en diferentes espacios, incluso por la rae, que hasta hace un par de años sólo defendía el masculino neutro o genérico.

La RAE deja claro que no es de recibo utilizar por ejemplo la arroba o la equis porque se trata de algo impronunciable. Estima que el lenguaje no se puede imponer, pero se muestra abierta a aceptar las realidades lingüísticas como ha hecho siempre, en el momento en que éstas se implanten durante un tiempo muy prolongado y de forma masiva entre la población. Según sus palabras: “La Real Academia Española, como institución arraigada en la cultura humanística, se declara totalmente contraria a cualquier tipo de sexismo, ya sea de mujeres o de miembros del colectivo LGTBI. Nuestra Institución se halla en un proceso de renovación, lenta pero irreversible, en el que la mujer asumirá cuantitativa y cualitativamente un papel más relevante”. Y añade que la academia no está cerrada a los cambios y si éstos no dañan la lengua y son razonables serán tomados en cuenta, considerando siempre que no es la academia la que debe impulsar el cambio sino los propios hablantes quienes se apropien de estas nuevas formas. Incluso hay unas palabras definitivas de sus responsables: “Si el llamado lenguaje inclusivo –por ejemplo, escribir o decir “todes” en vez de “todos” o “todas”– se impone entre los hispanohablantes, la RAE no tendrá más remedio que asimilarlo”. Son afirmaciones de su director, Santiago Muñoz Machado.

El metaverso, ¿más lejos aún que la realidad?

El tema anterior es un síntoma de que desde hace tiempo algo importante se mueve en el seno del feminismo más contundente, si bien existe otro feminismo en el que las mujeres no se sienten ofendidas con el uso del masculino como palabra neutra, como creo que ningún varón exige que se diga poeto, periodisto o electricisto, que sería lo lógico para esas corrientes tan puristas que persiguen la igualdad. Yo, que cultivo tanto el periodismo como la poesía, estoy muy a gusto y no me creo desplazado ni ignorado porque me llamen periodista o poeta. Es más, la ignorancia y el desplazamiento, si llegan, llegan desde la sociedad, no desde la ideología y desde luego habría que considerar si se les puede llamar periodistas a no pocos supuestos profesionales del ramo.

Pero dejemos ya esas bagatelas dialécticas ante asuntos como el metaverso de Facebook y de Mark Zuckerberg. Quien desee saber de qué va el invento lo tiene en YouTube explicado por el propio Zuckerberg en hora y pico. ¿Vamos a salirnos aún más de lo real para ya meternos en lo virtual totalmente? Yo respondería sí y no. El metaverso aún está algo lejos de convertirse en realidad y cuando lo haga no se implantará de pronto en todo el planeta sino que irá por zonas. Se trata, en efecto, de vivir fuera de lo tangible pero, como muchos aspectos de la vida, se puede utilizar para perder el tiempo o ganarlo, si bien las mentes inteligentes saben ganar tiempo hasta cuando parece que lo están perdiendo.

En teoría, perder el tiempo es dedicarse a algo que no va a ser de utilidad para comprender o adaptarse a la vida. Esto no existe en realidad, cuando le digo a mis alumnos que si creen que mis clases no sirven para nada no se frustren con que han perdido su valioso tiempo, se lo digo porque el aprovechamiento del tiempo está precisamente en que han experimentado empíricamente que mis clases no les sirven para nada y por consiguiente ya pueden faltar a ellas con toda consciencia. Lo que no les digo es que les agradezco que se vayan, esa es mi forma de haber aprovechado yo el tiempo impartiéndoselas.

El metaverso es un mundo a primera vista de entretenimiento y facilidad para las relaciones sociales al margen de lo tangible interpersonal, del calor y la energía que ofrece lo que llamamos realidad. Es lógico que así sea porque este tipo de industria lo que persigue sobre todo es el dinero y el control de los ciudadanos. El metaverso va más allá del online pero procede de él. Y, como el online, se puede utilizar también para promover el conocimiento sin olvidarse de su complejidad que se halla fuera del metaverso mismo. ¿Qué es el conocimiento? Lo que va más allá de la información y el juego o evasión: el método que ordena lo que se presenta como desordenado (Marvin Harris) y va al fondo de lo que existe (Edgar Morin, Erwin Schrödinger).

Cuando hablamos de Metaverso hablamos de un universo digital donde no solo es posible comunicarse, sino también trabajar, socializar y jugar. No hay que asustarse ante el fenómeno sino adaptarlo a nuestros intereses. Se puede uno comunicar para conocer las causas más profundas de los acontecimientos y así desarrollar intelectualmente el cerebro enlazando con los grandes genios de la Historia o, como hacen y harán la gran mayoría de las personas, para entretenerse y evadirse. ¿Cómo se hará? Los usuarios acceden a través de gafas en terminales personales o públicas, y aparecen como avatares, que recorren el planeta a pie o en vehículo. Recorrer no significa estar todo el tiempo “de viaje” sino que uno se puede reunir en una sala para escuchar o interaccionar sobre la base del conocimiento académico, intelectual.

El Metaverso es una nueva herramienta para vivir sin calor humano pero los humanos que poseen calor en sus mentes, mucha calor, y deseos de aprender, lo pueden utilizar para saber más y así cambiar el mundo poco a poco desde las minorías, no para revolucionarlo, desde luego, porque siempre el señor Zuckerberg tendrá el enchufe para desconectarte, si bien Internet será progresivamente más amplio y libre, en esa libertad estará al mismo tiempo la esclavitud y la libertad misma, siempre para una minoría.

Tercera guerra mundial y criptomonedas

Todo sucederá si no nos autodestruimos estilo Hiroshima corregida y aumentada. La tercera guerra mundial hace tiempo que se libra: en el campo del software, del hackeo. ¿Cómo van a permitir Rusia y China que les censuren desde Occidente a sus medios de comunicación al igual que se ha hecho ahora delante de todo el planeta con RT y Sputnik al estallar la guerra de Ucrania? Y no era la primera vez, a Rusia, China y otros países no occidentales les han censurado sus medios en diversos países -Inglaterra, Francia, Alemania, Marruecos, Arabia- cuando creían que sus ciudadanos no debían saber ni ver determinados contenidos, alegando que son propaganda. La reacción de China fue prohibir Google en su territorio y crear sus propios buscadores, como Baidu. La reacción de Rusia, Irán y otros está siendo elaborar su propio software. No hace falta enviar tus tropas y tus bombas, hackea al enemigo y lo habrás vencido, entonces tus tropas casi se pasearán por el campo de batalla porque el enemigo andará colmo pollos sin cabeza. Lo anterior se dice muy pronto pero no es fácil de llevar a cabo y tampoco es fácil saber la reacción de una potencia acorralada desde la Red.

Por último, ¿cómo van a permitir ciertos países que ya son poderosos el dominio del dólar implantado tras la segunda guerra mundial? ¿Cómo tolerar las amenazas y aplicaciones continuas de sanciones por parte de quien se cree dueño de todo y parece que no asimila que le han crecido competidores muy fuertes? ¿Cómo soportar aislamientos y atentados contra el derecho internacional? Si se han portado monetariamente así con Rusia, significa que mañana me puedo tocar a mí si soy “malo” a los ojos del gran gendarme que en realidad es un gigante con los pies de barro. Están apareciendo y aparecerán nuevas estrategias monetarias y aquí las criptomonedas tienen mucho que decir. No me puedo extender más, sólo apuntaré que la criptomoneda tampoco es tangible, como el Metaverso, es un ente digital personal e intransferible que por ahora escapa al control de los bancos tradicionales y hasta de los gobiernos, algo que durará poco, porque cuando un colectivo de personas o países deseen darle más valor y solidez del que ahora posee, sobre todo los países poderosos, aliados entre ellos, podrán desarrollar operaciones y “pasar” de la dictadura del dólar.