Coronavirus

Sevilla d’Or - Ciudad de botellones

La Policía Nacional, con sus luces, da el toque de color navideño, pues pasó varias veces y no hizo nada para intentar evitar estas aglomeraciones

Juanmi Vega @Juanmivegar /
13 dic 2020 / 06:00 h - Actualizado: 13 dic 2020 / 06:00 h.
"Salud","Botellón","Coronavirus"
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De lunes a jueves, muchos deportistas se dan cita en el paseo Rey Juan Carlos para recorrer sus kilómetros a la vera del río. Llegado el fin de semana, el público se transforma y las calzonas y los podómetros dan paso a las cachimbas y a las botellas de alcohol.

Desde el puente de la Barqueta hasta la Torre del Oro, infinidad de jóvenes se agolpan en grupos numerosos, muchas veces superando con creces el límite de reunión impuesto por el gobierno andaluz, para hacer botellona.

El olor al tabaco aliñado se mezcla con el de los vómitos de aquellos que no han sabido parar a tiempo. Todo esto a las siete de la tarde.

Hay tres puntos claves de afluencia de público: las pistas de skate, el parque Bajos de Triana y el Muelle de la Sal.

Sevilla d’Or - Ciudad de botellones

El primer emplazamiento se divide en dos, con una pista para los más pequeños y otra para los que ya llevan años practicando este deporte.

En la pista para los novatos, las mascarillas están a la orden del día. Allí, es evidente que estos pequeños van acompañados por sus padres, se cumplen las normas de seguridad sanitarias.

En la parte de los profesionales, las aglomeraciones de público sin mascarilla están a la orden del día. En la tarde de ayer, más de doscientos skater se daban cita en ese lugar. Muchos de ellos van acompañando, cerveza en mano, al que sí se tira por la pista y se pone a practicar ese deporte.

El otro reino taifa es el parque Bajos de Triana. La falta de iluminación, las varias alturas y las vistas a Triana hacen que sea el sitio idóneo para reunirse y realizar botellona. Algunas de estas reuniones, de 20 personas con cachimbas y altavoces incluidos.

En el Muelle de la Sal, las escaleras y los poyetes hacen de asientos improvisados para los jóvenes que se dan cita tras el cierre de la hostelería.

La mayoría se agolpa en los primeros metros próximos al puente de Isabel II para tener unas vistas privilegiadas de la calle Betis y su Zapata, lugar donde también hay grupos de jóvenes haciendo botellón.

El paseo culmina en una especie de Calle del Infierno navideña, con un parque temático de la Navidad con más de 20 atracciones y una longitud que llega al Acuario de Sevilla. Una vez pasado éste, lo que hay es lo mismo que durante todo el paseo: botellón.

La Policía Nacional, con sus luces, da el toque de color navideño, pues pasó varias veces y no hizo nada para intentar evitar estas aglomeraciones.

Algunos de los viandantes que tienen por costumbre pasear de lunes a jueves por esta zona, se sorprenden de la cantidad de personas incumpliendo con las normas. De hecho, era el comentario más escuchado.

No sólo se da en esta zona, también en barrios como Heliópolis, el parque de la Florida o los Pajaritos, la situación se repite.

La inacción de las autoridades para evitar esta situación no sólo crea ruidos, suciedad e inseguridad, también pone en riesgo la salud de muchas personas.