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Andalucía le da la victoria a Sáenz de Santamaría

Manuel Pérez manpercor2 /
06 jul 2018 / 00:48 h - Actualizado: 05 jul 2018 / 23:39 h.
"PP","Política","Relevo en el PP","Dolores de Cospedal","Soraya Sáenz de Santamaría"
  • Sáenz de Santamaría muestra la papeleta con su nombre antes de depositarla en una urna de la sede del PP del distrito de Salamanca, en Madrid. / Javier Lizón (Efe)
    Sáenz de Santamaría muestra la papeleta con su nombre antes de depositarla en una urna de la sede del PP del distrito de Salamanca, en Madrid. / Javier Lizón (Efe)
  • Cospedal depositó su voto en la sede del PP de Albacete. / Efe
    Cospedal depositó su voto en la sede del PP de Albacete. / Efe
  • Casado votó en el madrileño distrito de Salamanca. / Europa Press
    Casado votó en el madrileño distrito de Salamanca. / Europa Press

Las bases populares han hablado: Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado se disputarán el liderazgo del PP. Con un índice de participación del 87 por ciento, de los 66.706 afiliados que estaban llamados a las urnas, solo 58.305 ejercieron su derecho a voto y 21.513 el 37,03 por ciento depositaron su papeleta con el nombre de la vallisoletana, que estuvo durante la mayor parte del escrutinio por detrás de Casado. Sin embargo, la diferencia de 4.000 votos con la que se impuso Sáenz de Santamaría en Andalucía le dio la victoria a la que fuera vicepresidenta del Gobierno con Mariano Rajoy.

En este sentido, la apuesta del presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, a favor de Sáenz de Santamaría ha llegado a buen puerto y su territorio se ha convertido en la clave de la victoria de la vallisoletana, que aún no tiene asegurada la presidencia nacional del PP, ya que los compromisarios del Congreso Extraordinario tendrán la última palabra y no es descartable una maniobra de la tercera en discordia, María Dolores de Cospedal, para aupar a Pablo Casado al liderazgo del PP.

A nivel nacional, Sáenz de Santamaría obtuvo el 37,03 por ciento de los votos, proclamándose vencedora gracias al apoyo de 21.513 afiliados. Por su parte, Pablo Casado quedó en segunda posición tras haber cosechado un total de 19.967 votos –el 34,36 por ciento–, 1.546 menos que los obtenidos por la exvicepresidenta del Gobierno.

Cospedal partía como una de las grandes favoritas y se configuró como la rival directa de Santamaría. Sin embargo, quedó fuera de la pelea por la presidencia del PP al alcanzar la tercera posición con un 25,92 por ciento de los votos, que suponen un total de 15.090 papeletas. El exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, cosechó 680 votos –el 1,17 por ciento–; José Ramón García quedó en quinta posición con 668 apoyos y, en última posición, Elio Cabanes, que cosechó tan solo 185 votos, un ínfimo 0,32 por ciento de los votos válidos.

Resultan llamativos los resultados obtenidos en Cataluña, donde Pablo Casado se impuso con el 49,63 por ciento de los votos, superando a Cospedal, que consiguió el 24,98 por ciento, y a Sáenz de Santamaría con el 20,25 por ciento. Se da la circunstancia de que fue Santamaría, como vicepresidenta del Gobierno de Rajoy, la encargada de dirigir y coordinar la aplicación del 155 en Cataluña. A tenor de los resultados, podría deducirse que los militantes populares no terminaron de ver con buenos ojos la gestión de Santamaría ante el conflicto territorial, prefiriendo un perfil con más dureza como el de Casado o el de Cospedal.

El PP abre ahora una etapa compleja, aunque de previsible solución. Si bien las bases populares decidieron este jueves apostar por Sáenz de Santamaría, la última palabra la tienen los 3.184 compromisarios que irán al Congreso Extraordinario del próximo 20 y 21 de julio y Cospedal ya avisó de que «nadie puede quedar fuera de lo que vaya a ser el futuro de nuestro partido, y desde luego no el 26 por ciento». En este sentido, todo apunta a que los compromisarios afines a Cospedal apoyarán a Casado en la votación que tendrá lugar en dicho Congreso, lo que podría convertirlo en el próximo presidente del PP a pesar de la voz de la militancia.

«Doble urna es la que tiene que decidir quién es el presidente del PP», manifestó Casado tras conocer los resultados. El segundo en liza realizó varios guiños a Cospedal y Margallo –que afirmó en varias ocasiones que haría «lo imposible» para evitar que Santamaría presidiera el PP–. «Son las normas del PP», apostilló.

Tras conocer los resultados, la vencedora de la noche, Sáenz de Santamaría, consciente de que no tiene una mayoría holgada, se dirigió a Casado y, con firmeza, le dijo: «Nuestros militantes quieren y merecen un esfuerzo de integración y de unidad». Es la última esperanza que mantiene Santamaría para poder presidir el PP. Un guante que, por el momento, Casado no parece querer recoger.

Barones territoriales coquetean con una lista unitaria que descartan los candidatos

Para el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, las candidaturas ganadoras «deben hablar entre sí». Una clara insinuación a la formación de una lista unitaria de cara al Congreso Extraordinario del PP que tendrá lugar los días 20 y 21 de julio. No obstante, el líder del PP gallego –que se planteó presentarse a este proceso interno– no habló abiertamente de alcanzar ese grado de unidad y llegó a matizar que ese diálogo debería producirse si ambas candidaturas tienen «unos resultados muy similares».

Quien sí ha hablado de «única candidatura» es el presidente de los populares catalanes, Xavier García Albiol, quien entiende que sería «un grave error ir a un congreso de confrontación». En Andalucía, el líder del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla, también ve «sensato» llegar a «una candidatura de consenso» e incluso la dirección del PP de Almería se mostró ayer partidaria de que al mencionado congreso concurra «una sola lista».

Otros barones territoriales como el extremeño José Antonio Monago y el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, mostraron su simpatía por la lista única. El propio Hernando aseguró que en el PP «no sobra nadie», argumento al que se abonó Monago, quien apostó por una «integración».

La jornada electoral transcurrió entre reproches, impugnaciones y múltiples incidencias. Incluso el propio José Luis Bayo, que se presentó y días después retiró su candidatura, pidió la nulidad del congreso por «vulneración de plazos». A pesar de las consignas de unidad, la división es clara y los propios candidatos lo dejaron patente. Mientras Sáenz de Santamaría pedía esperar a los resultados, Casado cree que lo más «democrático» es ir a segunda vuelta sin integración. La batalla está servida.