Domingo de Resurrección

El Juli: no hay quinto malo...

El maestro madrileño se encontró con el mejor ejemplar del decepcionante envío de Núñez del Cuvillo cuajando una vibrante faena que fue premiada con dos generosas orejas

09 abr 2023 / 22:24 h - Actualizado: 09 abr 2023 / 22:32 h.
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  • Foto: Arjona - Pagés
    Foto: Arjona - Pagés

El recuerdo de los buenos aficionados volaba a la memoria de Rafaelito Chicuelo. Le dieron tierra el Domingo de Ramos, en el arranque de una Semana Santa que, siempre que es abarcada y vivida, parece durar una vida entera. Rafael había bebido el mejor hilo del toreo en esa casa de la Alameda que su padre, el gran Manuel Chicuelo, compró para formar una familia con Dora la Cordobesita, esa musa de Julio Romero de Torres a la que obsequió con un dormitorio entero de plata en aquellos tiempos en los que el toreo florecía junto a las artes en la exuberancia del Regionalismo.

El Juli: no hay quinto malo...
Foto: Arjona - Pagés

Con esas y otras historias, y la satisfacción de los días vividos, se entretenía la espera de este lujoso festejo del Domingo de Pascua que no respondió a la impresionante expectación levantada. El ambiente en la calle Adriano, en todas las esquinas del Arenal era desorbitado, casi onírico. El camino de los toros se hacía pisando esa cera sobre la que ya no caerá otra cera pero la corrida de Cuvillo, por más que saliera un quinto de campanillas, dejó un regusto tan amargo como el sabor de los abonados o aspirantes que se las veían y se las deseaban para conectar con la traída y llevada televisión por ‘streaming’ –léase Mundotoro TV- que ha relevado al clásico Movistar Plus en la retransmisión de los festejos sevillanos. El balance del entramado técnico en el estreno del invento habrá que dejarlo en mejorable...

El Juli: no hay quinto malo...
Foto: Arjona - Pagés

Ya lo hemos dicho: ese impresionante ambiente iba a quedar prácticamente pulverizado por el mal juego global de una corrida de Núñez del Cuvillo, algo justa de presentación en algunos ejemplares, de la que se esperaba mucho por más que ese completo y boyante quinto propiciara la vibrante actuación de Julián López ‘El Juli’, premiada con generosidad por un público entusiasta y un palco dispuesto a agradar. Fue un animal de escasa caja, muy vareado de carnes, que embistió con brío en el capote del madrileño que remató el mazo de verónicas con una media arrastrando las bambas del engaño. El Juli mantuvo el mismo tono en la brega y los quites que se acabaron de disparar cuando Roca Rey, muy ceñido con el animal, lo pasó por chicuelinas y tafalleras que despertaron un clamor.

El Juli: no hay quinto malo...
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En esa estela, apercibido de las buenas cualidades del astado, El Juli no dudó en brindar al público antes de ponerse a torear con la rodilla flexionada, obligando al animal. La verdad es que el maestro madrileño supo cogerle la medida al toro, pero también al público que perdonó un inoportuno desarme que hizo correr al matador en busca de las tablas, con el bicho pisándole los talones. Paradójicamente fue el preludio de la fase más intensa de una labor que tuvo una virtud principal: ir a más. Julián López volvió a tomarle la mano izquierda surgiendo naturales largos y tersos que calentaron definitivamente los tendidos. Una trinchera fue el preludio de su toreo diestro, dictado con trazo rotundo en muletazos hondos, pero sobre todo muy bien ligados. La espada cayó muy trasera, también caída, pero el presidente no tardó en sacar los dos pañuelos sin pensarlo demasiado. ¿Había sido para tanto?

Terno arqueológico

El Juli: no hay quinto malo...
Foto: Arjona - Pagés

No hubo más en una corrida en la que todas las miradas estaban puestas en Morante de la Puebla, máximo intérprete de la temporada 2023 en el coso maestrante. Salió ataviado con un maravilloso capote de paseo inspirado en el que usó Guerrita en su retirada, un terno arqueológico de abultadas hombreras y abundantes chorrillos y una montera de moritas de aires decimonónicos que tienen mucho que ver con la visita de investigación que el maestro cigarrero realizó al Museo Taurino de Córdoba donde quedó deslumbrado por cierto capote de paseo que perteneció a Lagartijo Chico. Seguro que nos dará más sorpresas al respecto...

No tuvo enemigos delante aunque al menos pudo dibujar algunas verónicas de excelente trazo al flojo primero. Pero no tuvo apenas bríos en la muleta. Hubo algunos primores en el inicio de la faena –el recuerdo rescata un molinete belmontino que fue un auténtico remolino- pero la verdad es que no había nada que hacer. El cuarto tuvo que ser apuntillado en la tronera de un burladero después de que se rompiera una mano de salida. En su lugar salió un sobrero del mismo hierro al que machacaron en varas. Fue protestado por hacer algunos extraños y llegó a la muleta sin ofrecer una sola embestida, topando como un mulo terco. Morante salió con la espada de matar y no se pensó demasiado antes de estoquearlo al cuarteo en medio de una auténtica bronca.

El Juli: no hay quinto malo...
Foto: Arjona - Pagés

Tampoco tuvo opciones que barajar el astro peruano Andrés Roca Rey. Se encontró con un espectacular ejemplar albahío que hizo tercero pero no tuvo alma ni fondo y pechó con un sexto claudicante con el que volvió a poner toda la carne en el asador sin encontrar ningún rendimiento. Eso sí: a ambos los despachó de dos estoconazos contundentes. Había venido a otra guerra que no encontró.

Ficha del festejo

Ganado: Se lidiaron seis toros de Núñez del Cuvillo, correctamente presentados aunque un punto vareados y faltos de remate. Primero y segundo, con buena condición resultaron inválidos. Al tercero le faltó alma y el cuarto, sobrero del mismo hierro, fue un auténtico mulo machacado en varas. Tampoco sirvió el derrengado sexto pero el quinto fue un ejemplar completo por clase, prontitud, recorrido y humillación.

Matadores: Morante de la Puebla, de coral y oro, silencio en ambos.

Julián López ‘El Juli’, de ‘feldgrau’ y oro, silencio y dos orejas

Andrés Roca Rey, de blanco y plata, silencio en ambos

Incidencias: La plaza se llenó por completo en tarde calurosa. El festejo se inició con la Marcha Real y se guardó un minuto de silencio en memoria del diestro Rafael Jiménez ‘Chicuelo’, recientemente fallecido. Dentro de las cuadrillas destacó el picador Sergio Molina y los subalternos Viruta y Antonio Chacón.