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San Isidro: sin novedad en el frente

La interminable feria madrileña no ha modificado significativamente el ‘statu quo’ del toreo. El friso de las figuras permanece inalterado y solo algunos matadores jóvenes han pedido sitio

12 jun 2018 / 20:36 h - Actualizado: 12 jun 2018 / 21:36 h.
"Toros"
  • San Isidro: sin novedad en el frente
  • Alejandro Talavante es el triunfador estadístico de la larga isidrada.
    Alejandro Talavante es el triunfador estadístico de la larga isidrada.
  • Fortes es uno de los triunfadores morales del ciclo madrileño.
    Fortes es uno de los triunfadores morales del ciclo madrileño.

La segunda feria de San Isidro de la era Casas despertó un entusiasmo perfectamente descriptible. El inefable productor francés, fiel a su estilo, vendió a bombo y platillo un larguísimo y mediocre abono que ha dejado una sensación de hastío a pesar del entusiasmo impostado del empresario, que ha saludado con fuegos artificiales el matizable balance estadístico que resume los 33 festejos organizados por Plaza 1. Es la empresa que gestiona desde 2017 la plaza de Las Ventas sumando los activos taurinos del gestor galo a los caudales de la agencia Nautalia que, con el 51 por ciento de las acciones, es la verdadera y actual dueña del negocio.

Son demasiadas tardes de toros, vividas en un ambiente cambiante e imprevisible que presta desenlaces inesperados en el triunfo y en el fracaso. A esa Torre de Babel diaria se han unido los vaivenes de un palco que, entre otras lindezas, dejó sin premio una de las actuaciones más valiosas de todo el ciclo isidril –hablamos de Jiménez Fortes, también de Octavio Chacón– y premió con una sorprendente y demagógica vuelta al ruedo a un toro, simplemente interesante, de la ganadería de Saltillo.

Vamos por partes: con los datos en la mano se puede considerar triunfador del ciclo a Alejandro Talavante. Cuajó una de las actuaciones más interesantes de la feria antes de salir a hombros unos días después en unión de López Simón en una tarde de buenismo y lluvia. Todo muy bien: pero la huella más honda la dejó El Juli, que logró redondear una de las faenas de su vida en el mano a mano que dirimió con Ginés Marín en la llamada Corrida de la Cultura. El diestro madrileño se enhebró a la perfección a un gran ejemplar de Alcurrucén que no remató con la espada. Eso sí: le ha permitido celebrar por todo lo alto la temporada de sus bodas de plata como matador. También abrió la Puerta Grande Sebastián Castella gracias a la generosidad de un público impresionable. A estos triunfadores, más o menos formales, hay que sumar las buenas actuaciones de Roca Rey, Cayetano, Pepe Moral o Luis David Adame. Pero los festejos isidriles no ha modificado en nada las líneas de frente previas a su comienzo. Prácticamente todos los matadores y novilleros se quedan donde están. Aunque hay que hacer algunas salvedades: es el caso del nombrado Fortes –uno de los triunfadores morales del ciclo– y Octavio Chacón. Incluiremos en este apartado al palaciego Pepe Moral, que se ha consagrado como nuevo especialista de las llamadas corridas duras. Hay que sumar un nombre más: es el del rejoneador Diego Ventura que, más allá del rabo cortado y la inevitable polémica, se ha coronado como número uno indiscutible de la especialidad ecuestre señalando, de paso, las miserias de un negocio insolvente que lo tiene vetado por navegar por libre.

Hay que reseñar un único percance de relevancia. Lo sufrió El Cid la tarde de los toros de Adolfo Martín. La cornada fue fuerte y le causó fuertes destrozos musculares pero ya se recupera en su casa de Salteras. En el apartado ganadero hay que destacar, más allá de la demagogia venteña, el juego de ejemplares como Cuba II, de Puerto de San Lorenzo; Ombú, de Juan Pedro Domecq; Licenciado, de Alcurrucén; o Chaparrito, de Adolfo Martín. Algunos de ellos sí merecieron los honores de la vuelta al ruedo. Tampoco hay que dejar atrás el alto nivel global de las dos corridas de Núñez del Cuvillo y de las de Fuente Ymbro, Alcurrucén, El Pilar y alguna otra, además de ejemplares sueltos con claras opciones de triunfo, incluido uno de los toros de Miura.

Ese extenso listado de toros aprovechables no deja de invitar a la reflexión: demasiados toreros no estuvieron a la altura de las reses que tuvieron delante. ¿Qué está pasando con el hipertrofiado escalafón de matadores? ¿Por qué se amparan a tantos y tantos diestros que ya rebasaron su vida activa? ¿Por qué no se da cancha a los verdaderos nuevos valores? Son las preguntas que quedan sin responder después de 33 tardes de toros.