«Como agua que se escapa entre los dedos»

El Paseo Editorial en colaboración con el CICUS de la Universidad de Sevilla reedita «Los años irreparables», de Rafael Montesinos, Premio Nacional de Literatura, el año en que se cumple el centenario de su nacimiento

29 sep 2020 / 22:27 h - Actualizado: 29 sep 2020 / 22:33 h.
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  • El poeta en su infancia. / Archivo de Rafael Montesinos
    El poeta en su infancia. / Archivo de Rafael Montesinos

En 1852, un joven Gustavo Adolfo Bécquer asistía emocionado a la inauguración del Puente de Isabel II, hoy universalmente conocido como «de Triana», el cual vino a sustituir al viejo puente de barcas que existía en el mismo lugar. A aquel evento celebrado el 23 de febrero con una procesión presidida por el arzobispo, el futuro escritor apenas dedicó una línea; el resto de la anotación de su diario adolescente —rescatado por Santiago Montoto en 1929— estaba dedicado a una joven de la calle Santa Clara cuya visión sobre la nueva pasarela hizo resucitar un antiguo amor «semejante al fuego que, después de apagada la llama, basta un ligero soplo para inflamarlo con más fuerza». Se da la circunstancia que estas anotaciones, realizadas por Bécquer a los dieciséis años, estaban recogidas en un viejo cuaderno de cuentas de su padre, el cual había fallecido en 1841, dejando a su familia en una delicada situación. Qué ocurrió con la viuda y los hermanos daría para varios artículos, los cuales beberían ineludiblemente de un libro considerado la «Biblia» de los becquerianistas, Bécquer, biografía e imagen (1977), cuyo autor fue bautizado en la misma pila de San Lorenzo donde lo hiciera el poeta de las golondrinas. Pero las casualidades no acaban aquí. Y es que Rafael Montesinos, del que este 30 de septiembre de 2020 se cumple un siglo de su nacimiento, residió durante una década en la calle Santa Clara, descubrió las Rimas con apenas ocho años y se enamoró perdidamente de una jovencita con la misma edad que lo hiciera su ídolo, rematando las coincidencias al evocar su infancia en un cuaderno de cuentas. ¡Dónde si no!

«Como agua que se escapa entre los dedos»
Rafael Montesinos, autor de ‘Los años irreparables’.

Fruto de ese repaso, pulcro, sensible y sincero, como fuese su autor en vida, vio la luz en 1952 Los años irreparables, una de las obras más importantes de la carrera de Montesinos, que no pudo aparecer sino a los cien años del diario becqueriano, confirmando que ambos creadores parecían estar unidos por un hilo invisible. Este trabajo, que supuso su primera incursión en la prosa tras una importante producción poética —el poemario con que se estrenó en 1942 iba prologado por Manuel Machado—, fue curiosamente su libro más censurado, de ahí que la crítica pusiese el foco sobre él promoviendo varias reediciones. La primera de ellas data de 1981, y en sus páginas se incluyen los pasajes suprimidos durante el franquismo, volviendo a imprimirse en 1999 y en 2005, merced a la Universidad de Sevilla. Precisamente con la colaboración de esta institución surge ahora la que podría considerarse la edición definitiva, llevada a cabo por Rafael Roblas Caride, uno de los mayores expertos en la vida y obra del poeta, de la mano de El Paseo Editorial.

«Como agua que se escapa entre los dedos»

Otras prosas autobiográficas

El presente volumen, cuya introducción —extensa y brillante— viene firmada por el propio Roblas, contiene no sólo el texto completo con el que Montesinos sorprendió a sus seguidores en los años cincuenta, sino un puñado de ingredientes que lo convierten en un imprescindible de cualquier biblioteca. Para empezar, a la edición anotada de Los años irreparables y sus correspondientes prólogos y epílogos surgidos a lo largo de sus varias reediciones, hemos de sumar un abanico de fotografías inéditas rescatadas del archivo familiar que ilustran lo narrado a lo largo de los capítulos, y donde el autor de Canciones perversas para una niña tonta y Último cuerpo de campanas se ofrece al lector desde la intimidad de su casa, en compañía de familiares o en plena efervescencia de su carrera literaria. Basta leer las primeras líneas de esta obra delicada y deliciosa —desde sus balbuceos y primera enseñanza a su paso por el colegio Villasís o los recuerdos de la Exposición Iberoamericana— y observar a continuación las instantáneas en blanco y negro, para descubrir la correspondencia.

Más allá de los retazos de infancia, niñez y primera adolescencia —narrados de manera sencilla y a la vez lírica—, el lector puede adentrarse en la psique de Rafael Montesinos a través de una antología de sus textos autobiográficos. En ellos lo acompañaremos en sus primeros romances, durante las excursiones al mar o revisando su pasado como alumno jesuita. Terna que se completa con una prolija selección de textos periodísticos, donde tienen cabida desde la moda a la poética, pasando por la radio, Sevilla y su Semana Santa, y el inevitable Gustavo Adolfo Bécquer, con quien una vez más ha venido a coincidir en el tiempo confirmando su ‘amistad’ casi de leyenda (este año se cumple el ciento cincuenta aniversario de la muerte del poeta universal).