Estamos en Marte

De la mitología a lo distópico, la evocación del planeta rojo ha despertado en los humanos atracción, respeto e intriga. La exposición del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona nos acerca a su historia a través de nuestro futuro

23 jun 2021 / 19:03 h - Actualizado: 23 jun 2021 / 19:19 h.
"Exposiciones"
  • Reportaje fotográfico cortesía de la organización.
    Reportaje fotográfico cortesía de la organización.
  • Estamos en Marte
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La muestra que se presenta estos días en la Ciudad Condal se abre con una inquietante perspectiva: la de contemplar en otros planetas del Sistema Solar nuestro propio futuro. Esa es la parte más apasionante y la que nos debe mover a la reflexión.

Cuando en el siglo XX la técnica permitió enviar a Marte sondas provistas de cámaras, los científicos se encontraron con una sorpresa: la geología del planeta rojo se parecía de una manera especular a las zonas más áridas de la Tierra. De hecho, en los desiertos de lava de Lanzarote o de Islandia, en los desiertos de arena del Sahara o Arizona, los investigadores han intentado reproducir desde entonces las condiciones extraterrestres para intentar descifrar grandes incógnitas que nos apasionan como especie: si hay vida extraterrestre, si Marte fue alguna vez un planeta habitado por seres vivos que se malogró, si podemos ver en su superficie huellas de las antiguas civilizaciones que cautivaron a los escritores de las utopías y la ciencia ficción del siglo pasado, como H.G. Wells, Edgar Rice Burroughs, o Aleksandr Bogdánov.

La idea de la vida marciana nace con las investigaciones de Giovanni Schiaparelli y Percival Lowell que dedujeron, en las últimas décadas del 1800 que los rastros observados, mediante lentes especiales y telescopios, en la superficie marciana, constituían una red de canales, creados por avanzadas civilizaciones para irrigar el planeta lejano.

Estamos en Marte

La exposición se inicia con los ecos de Marte en la mitología antigua, pues la visión de esa luz roja y espectral que aparecía en la noche y se diferenciaba de todas las demás a causa de su brillo y su color, despertó la imaginación de los pueblos mesopotámicos, babilonios, egipcios, y griegos. Con las esculturas que les dedicaron a los distintos avatares del dios que sería popularizado después por los romanos como Marte, arranca esta muestra que recorre la idea que se ha ido componiendo del «Espejo rojo» a través de cartas celestes renacentistas, la que desató la imaginación de los dibujantes en los cómics del siglo XX y repercutió también en el cinematógrafo. Esta es una de las partes más interesantes de la muestra, la que agrupa y recorre publicaciones legendarias -como las de Flash Gordon o Barbarella- donde la imaginación delira proponiendo lo que, en el fondo, desea y teme encontrarse. La existencia de un mundo paralelo, de una realidad diferente, de una alternativa a nuestro modo de vida fuertemente, que aparece siempre impregnada por las ideas del futuro y el espacio. Una espléndida colección de tebeos de los años 20 a 60 llenos de marcianos verdes, de bellas encerradas en trajes transparentes, de pirámides, de monstruos y prodigios.

Antes de llegar ahí habremos recorrido las páginas de libros centenarios donde se recogieron las primeras cartografías de Marte.

Todas esas pesadillas novelescas desembocan en un horror real, el impacto del Antropoceno en el único planeta que tenemos, de momento, para vivir. Nuestro planeta azul. Porque podemos ver en Marte ese espejo en el que mirarnos, que pone título a la exposición, poniéndonos ante el impacto de nuestra depredación como especie sobre los ecosistemas que nos permiten la vida en una armonía que hemos roto -todo un contrasentido- poniéndonos ante la amenaza de lo previsible. Asustándonos con la esperanza de poder recuperar un mundo habitable más allá, para cuando terminemos de destruir el nuestro.

Estamos en Marte

Una serie de proyecciones que relatan la carrera espacial -ese esfuerzo titánico para llegar al astro lejano- amenizan el tiempo en las salas en las que se puede ver, además, entre otros objetos curiosos, una auténtica piedra marciana.

Un lugar, creado en el CCCB, para el encuentro de los más jóvenes con quienes les preceden, para mirarse a los ojos, enfrentando la imaginación con la amenaza, el presente con el futuro.

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MARTE. EL ESPEJO ROJO

CCCB, Barcelona

Hasta el 11 de julio de 2021

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