El buitre negro, la víctima histórica del cebo envenenado

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
11 mar 2018 / 12:07 h - Actualizado: 11 mar 2018 / 12:09 h.
"Ecoperiodismo"
  • Ejemplar de buitre negro. / El Correo
    Ejemplar de buitre negro. / El Correo

En el mundo hay menos de 10.000 parejas de buitres negros, de los que en España hay censadas algo más de 1.500. En Andalucía la situación hace una década ya era preocupante: había menos de 170 parejas localizadas fundamentalmente en Sierra Pelada, en Huelva, en la Sierra de Hornachuelos, en la provincia de Córdoba y en Sierra Morena, Jaén.

Cuando se inició el programa de conservación de esta especie ya se apuntaba como uno de los principales problemas la utilización de cebos envenenados. A través del seguimiento históricos se ha afinado aún más: el problema principal está en la fase adulta, ya que el 90 por ciento de los buitres que se han encontrado muertos eran adultos. Al principio no se sabía explicar porqué. Tras años de estudio, se observó que el ejemplar adulto de buitre negro tiene un comportamiento distinto de búsqueda: mientras los ejemplares jóvenes acuden a grandes carroñadas acompañando a los buitres leonados, los adultos son más solitarios.

Precisamente algunas de esas pequeñas piezas de carroña que los buitres negros adultos encuentran son en realidad una trampa mortal. El cebo envenenado no se colocó para estas aves sino para los mamíferos competidores y predadores de caza menor, pero los buitres, especializados en encontrar carroña, son una de las especies mejor capacitadas para detectar estas pequeñas piezas de carne y, por tanto, son las víctimas potenciales del veneno.

El buitre negro en el parque de la Sierra de Hornachuelos tenía una alta productividad, en torno al 90 por ciento, pero en los seguimientos de principios de los años 90 se produjo un severo descenso en torno al 50-60 por ciento, dependiendo del año. La única razón explicable para los expertos era la da la utilización de cebos envenenados, que afecta a la fracción adulta de la población y por tanto son sustituidos por ejemplares inmaduros que tienen menos experiencia y por tanto mayor fracaso reproductor.

La búsqueda de cebos envenenados es compleja, aunque los expertos de la Consejería de Medio Ambiente conocen los ‘pasillos’ escogidos donde colocan el veneno y muchos cebos se encuentran antes de causar daños mortales cuyas consecuencias van más allá de los ejemplares envenenados, como han descubierto los expertos del plan de conservación del buitre negro en Andalucía. Así, durante el seguimiento en el proceso de reproducción se observó que muchas parejas inician la reproducción, nacen los pollos y, en determinado momento, desaparecen los padres y el pollo muere en el nido.

Uno de los problemas fundamentales para erradicar la utilización ilegal de cebos envenenados es lógicamente ir a dónde se están vendiendo los productos. Generalmente se están utilizando productos usados en la agricultura y las personas que se dedican a la venta, en los casos de alta toxicidad, deben registrar en un libro a quién se le vende.

Encontrar un cebo envenenado es como buscar una aguja en un pajar. Sobre todo porque gracias al Plan de