«Y yo sigo aquí»

Susana Díaz se defiende de los ataques de la oposición a cuenta de su presunta desatención de los asuntos andaluces. Insiste en que no obstaculizará a Sánchez

25 may 2017 / 15:03 h - Actualizado: 25 may 2017 / 21:55 h.
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  • Susana Díaz interviene en la sesión de control del Parlamento. / Europa Press
    Susana Díaz interviene en la sesión de control del Parlamento. / Europa Press

{Como la copla de Paulina Rubio, Susana Díaz se esmeró ayer en dejar claro a los partidos de la oposición, en la sesión de control al Gobierno andaluz, que «sigo aquí», que no ha desatendido los asuntos andaluces en los meses que ha recorrido España de arriba a abajo tratando de convencer a los militantes socialistas de que ella era la mejor opción para sacar al PSOE del atolladero. La presidenta de la Junta ha repetido ese mensaje desde que apareció el domingo por la noche en Ferraz para reconocer la derrota y felicitar al «secretario general electo».

Por supuesto, su planteamiento no convenció a sus contrincantes, que llevan meses regañando a la presidenta de la Junta por su desatención a su responsabilidad institucional. La cantinela de la socialista desde que perdió las primarias es esa de «ahora toca centrarse en Andalucía», pero el uso del adverbio de tiempo ha dado argumentos a sus rivales, al contraponer el ahora con el antes.

Como previa a la sesión de control, la secretaría regional del PSOE reiteró ante la prensa que su intención es «no meterse» en el equipo que acompañará a Pedro Sánchez en la nueva Ejecutiva del PSOE, «me parecerá bien todo», aseguró. Susana Díaz se parapeta en Andalucía. Durante las próximas semanas va a dar un nuevo impulso político a la Junta, además de centrarse en consolidar su liderazgo en el PSOE-A. La idea de la dirección regional es no entrar en ningún tipo de guerra en la elección, en los congresillos de este fin de semana, de los delegados que irán al Congreso Federal de junio. Será al día siguiente del cónclave cuando se mida hasta que punto los sanchistas andaluces plantearán batalla a Díaz en el congreso de la federación.

El 19 de junio se convocarán primarias, en caso de que haya algún candidato alternativo, opción que aún los sanchistas andaluces no tienen decidido. Sí es seguro que plantearán tener representación en la Ejecutiva regional y que tratarán de arrebatar al susanismo alguna dirección provincial. Díaz dio por finiquitado el susanismo español, pero el andaluz ya es otra cosa. Va a necesitar recurrir a él para afianzar su feudo.

El presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla, no hizo prólogo ni introducción en su turno de palabra: «Desde que llegó está pensando en irse. Vuelve a Andalucía a rastras. Ha sido una presidenta a tiempo parcial que ha puesto por delante su ambición personal que el bienestar de los andaluces», consideró el dirigente popular al minuto uno de su intervención. «Deje la soberbia, lo único que le falta decir es que he perdido porque he querido perder».

La presidenta de la Junta no cree que perder sea «ninguna deshonra, porque la única deshonra es la cobardía». Volvió a utilizar el comodín de que a pesar de su derrota en las primarias, fue la candidata con más apoyos entre los socialistas andaluces. Achacó los ataques de Moreno Bonilla a su «obsesión» con que ella se marche de la Junta y le advirtió de que «no hay nada peor en política que temer al adversario».

«A usted no le preocupa la brecha de la desigualdad, la que realmente le preocupa es la del 36 por ciento de socialistas que no le han apoyado en su tierra», le dijo el líder del PP andaluz. Como respuesta, Díaz le recordó los congresos provinciales en los que los populares han acabado enfrentados y con reproches de irregularidades.

«Bienvenida a Andalucía», ironizó Antonio Maíllo, portavoz parlamentario de IU, cuando tomó la palabra. Y lo primero que hizo fue recriminarle el uso del adverbio de tiempo: «toca ahora Andalucía porque no le queda otra», le dijo. Desde la coalición de izquierdas se apuntó a la necesidad de que la presidenta de la Junta acometa una remodelación de su gobierno «agotado y obsoleto». Además le solicita un cambio de rumbo en las políticas de la Junta y en su actitud.

Díaz atacó a Maíllo otra vez con su íntima filiación de IU con Podemos, «su nuevo jefe de filas, Pablo», le dijo. Además, aclaró que las cuestiones que planteó la coalición de izquierdas son «cuestiones que decidiremos los socialistas».

Teresa Rodríguez, portavoz parlamentaria de Podemos, «no hizo leña del árbol caído». Dedicó la mayor parte de su turno de palabra a denunciar la vinculación de la Junta con empresas contaminantes en su gestión de las políticas para combatir el cambio climático y en la defensa de Doñana. Eso sí, dejó algunos arañazos: «Es una perdedora, gestiona Andalucía como una colonia», le reprochó.

La presidenta pidió «sosiego» a Rodríguez y que apartara los gritos de su discurso. «Rectifique. Lleva dos años en este Parlamento y todavía no ha hecho política útil»