Hijas y madres frente al espejo

Territorio Violeta sube a las tablas de la Sala Cero Teatro, dentro del marco del FeSt, esta comedia de Ana Graciani, que gira en torno a los conflictos entre madres e hijas

21 nov 2022 / 21:10 h - Actualizado: 21 nov 2022 / 21:12 h.
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Se apagan las luces del patio de butacas y una voz nos pide que, antes de comenzar la obra, dediquemos un minuto a algún recuerdo que tengamos de nuestras madres. A partir de ahí, nos encontramos con una suerte de comedia con música en directo que reflexiona sobre los conflictos entre madres e hijas con los que podemos identificarnos con facilidad.

El relato parte de un cuestionario que circuló por las redes y obtuvo la respuesta de más de más de trescientas niñas y mujeres de diversas edades. Posteriormente se celebró un Laboratorio de Teatro de Espejos en el que participaron más de cincuenta mujeres, que puso a madres e hijas frente a un espejo emocional, con el objetivo de reflejar sus diferentes conflictos y frustraciones.

Ana Graciani condensa todo ello en esta obra, cuya dramaturgia se decanta por una serie de piezas cortas que cortan la trama principal, protagonizada por una hija que vuelve a casa cuando su madre es internada en una Residencia.

La dramaturgia se completa con una serie de canciones que Ester Fernández canta en directo con el acompañamiento a la guitarra de Juan Miguel Valero. Ambos hacen gala de un auténtico dominio musical y el repertorio elegido resulta de lo más evocador, sobre todo para las madres que crecieron en el último tercio del siglo pasado. Canciones muy conocidas de artistas como Raphael, Rocío Jurado, Rocío Dúrcal, Cecilia, José Luís Perales o Miguel Ríos, entre otros, que salpica el relato con gotas de nostalgia impregnadas de comicidad. Pero son tantas, que acaban delimitando una suerte de discurso interruptus y un ritmo un tanto irregular, aunque por fortuna no resulta cansino, dado el placer del reconocimiento que suscitan.

El ritmo se resiente también por los continuos cambios de personajes, que Chiqui Fernández y Rosa Merás perfilan con un sencillo cambio de vestuario, y también con diferentes registros de expresión vocal y el movimiento corporal. En ese sentido cabe destacar su versatilidad y maestría, así como su vis cómica, que despierta más de una carcajada en el espectador. Lástima que, en general, el humor no acabe de aflorar como cabría esperar y el relato abuse un tanto de lugares comunes y tópicos sobre la adolescencia y el carácter opresor de las madres.

Obra: A qué voy yo y lo encuentro

Lugar: Sala Cero Teatro/FeSt

Producción: Territorio Violeta, Ana Graciani, Producciones Circulares

Dirección y dramaturgia: Ana Graciani

Intérpretes: Chiqui Fernández y Rosa Merás

Asesoría en movimiento: Adrés Acebedo

Escenografía, atrezzo y vestuario: Eleni Chaidemenaki

Diseño de iluminación: Daniel Navarro

Músico: Juan Miguel Valero

Voz y espacio sonoro: Ester Fernández

Voz en off: Sara Pinna

Calificación: ***