La Gazapera

Unión flamenca

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
01 may 2020 / 10:34 h - Actualizado: 01 may 2020 / 10:37 h.
"La Gazapera"
  • Unión flamenca

Es verdad que las figuras del flamenco han estado siempre ahí cuando a algún artista de escaso renombre le han tenido que hacer un homenaje económico, lo que ya en el siglo XIX se anunciaba en la prensa como “un beneficio”. Que los flamencos son solidarios con ellos mismos, y de gran compañerismo, es algo sabido. Pero es cierto que casi nunca han apostado por formar una asociación o sindicato para luchar por sus derechos, salvo en la República, en los años treinta, que se sindicaron artistas como la Niña de los Peines y José Cepero, entre otros muchos. Luego hubo varios intentos de crear una especie de Montepío flamenco, emulando a los toreros, pero lo cierto es que nunca cuajó nada de esto porque en el flamenco reina la anarquía y solo en momentos delicados, como este de la pandemia, se han unido de verdad para reclamar ayudas al Estado. Lo han hecho las figuras, como Eva la Yarbabuena, Arcángel, Marina Heredia o Dorantes, porque esta crisis les afecta también a ellos. Quizá más que a los más modestos, que siempre se podrán buscar la vida haciendo otras cosas o en cuatro peñas cuando puedan abrir y dar recitales. Pero las figuras necesitan los teatros, los trenes y los aviones, y que se abran las fronteras para que los ciudadanos viajen, para poder seguir en el arte y mantener una compañía, sobre todo los profesionales del baile. Estoy pensando en artistas de relevancia como La Yerbabuena, María Pagés o Rocío Molina, aunque hay muchas y muchos más.

Han creado la asociación Unión Flamenca y, de momento, se han puesto de dirigentes las figuras, ya citadas, que la han creado. Se han apuntado ya cientos de personas, pero es cierto que hay malestar en determinados artistas con los que no se han contado para la directiva, modestos la mayoría de ellos. Ya hay quienes piensan que se ha montado la asociación no para pelear por los derechos de todos los artistas, en general, sean o no figuras, sino para repartirse el pastel de las posibles ayudas estatales al colectivo. Y el trabajo. No creo que la hayan creado para eso, pero el movimiento se demuestra andando y esperaremos a ver cómo respiran. Hay mucho por hacer en el flamenco, casi todo. Entre otras muchas cosas, ocuparse de verdad de luchar por los derechos de profesionales de un arte que llevan siglo y medio representándonos en el mundo como una parte fundamental de la cultura andaluza. Muchos de esos profesionales acaban pobres y olvidados, y podría citar casos actuales. Si Unión flamenca, esta nueva asociación, que nace fuerte, no trabaja por ellos, por todos, será otro intento fallido.