La frustración del espejo

La Contracrónica. Merino sueña con que el Betis sea como el Atlético de Madrid, al menos en compromiso y carácter, y la ensoñación le llevó a la impotencia, y de ahí a lanzar un órdago en la sala de prensa a sus jugadores, que también le podrán decir que él tampoco es Simeone

02 abr 2016 / 19:49 h - Actualizado: 03 abr 2016 / 14:07 h.
"Fútbol","Primera División","Juan Merino","Ángel Haro"
  • Adán se lamenta mientras los jugadores del Atlético celebran uno de los goles.
    Adán se lamenta mientras los jugadores del Atlético celebran uno de los goles.

El espejo siempre dice la verdad, excepto aquel del cuento. Si tuviera que elegir, a Juan Merino le gustaría más un Betis ganador en el perfil del Atlético de Madrid que incluso en el de los dos más grandes de la Liga. Se siente representado por ese ADN del equipo de Simeone, al que en la víspera regaló los oídos, cruzando sin rubor la línea de la sincera admiración que le profesa por el trabajo que está haciendo en el club del Manzanares. Simeone es al Atlético lo que Cruyff al Barcelona, ha creado un modelo ganador, un estilo y hasta una filosofía reconocibles y propios, en definitiva, es mucho más que un entrenador. Son dos formas de llegar a un mismo objetivo, aunque compartan valores de compromiso y solidaridad. La diferencia está en las posibilidades de reunir más o menos talento a la hora de decidir aplicar una idea u otra. Pero el Atlético es en estos días un mal espejo en el que mirarse para el Betis y para la mayoría. Realmente no tiene sentido porque solo puede crear impotencia y frustración. La insufrible comparación que observó Merino sobre el césped se transformó después en una reacción de cuyas consecuencias tendremos noticias en las próximas semanas. Puede que haya puesto en juego algo más que el final feliz de esta temporada. Arrojar sobre los jugadores toda la basura tras un partido ciertamente nefasto pero en un escenario donde le han pintado la cara al más pinturero es una apuesta tan arriesgada como probablemente injusta. Sus jugadores también pueden pensar que a Merino le faltó humildad para reconocer sus errores, desde el mismo planteamiento. Porque, al fin y a la postre, ni el Betis ni sus jugadores son ni pueden ser hoy por hoy el Atlético de Madrid, ni Merino es Simeone. Habrá que recordar que si pueden parecer muchos los 42 millones que se gasta el club heliopolitano en su plantilla, que los son, el Atlético supera de largo los 100 kilos en salarios. Otra cosa es que el costo para el Celta sea de 23 o para el Deportivo de 18, 30 para la Real Sociedad, por no hablar del Eibar. Equipos que están todos por encima del Betis y algunos en el objetivo mínimo del décimo puesto marcado por el presidente Haro para la siguiente temporada, en la que pretende sumar otros diez millones al gasto. Ojalá, al final, resulte más una inversión.