Estos tipos de quesos se han convertido en los favoritos de origen italiano, incluso su consumo es más elevado en territorio español que en su propio lugar de origen. No obstante, a pesar de ser unos grandes consumidores de mozzarella y burrata, aún hay gente a la que se le hace difícil diferenciar entre uno y otro.
En cuanto a la burrata, su nombre proviene de la palabra italiana “burro”, que pese a recordarnos al personaje principal de Platero y yo, su significado en español es mantequilla, y se le denomina así por la textura suave y cremosa de su interior. A esta explicación, habría que añadir que se trata de un queso fresco de tipo redondo que es elaborado a base de leche de vaca y que consta de dos partes: el exterior o envoltura y el relleno o stracciatella, que es preparado con una mezcla de pasta hilada (pasta filata) y nata (panna).
Asimismo, puede parecer que la burrata lleve mucho tiempo acompañándonos y que incluso tenga una larga tradición, pero nada más lejos de la realidad. Su creación fue en el siglo XX, se dice que en el tacón de la bota, en la zona de Apulia (Italia) y fue dado siguiendo los procesos de fabricación de la mozzarella, aunque variando la mezcla final del relleno. Es por eso que suele ser algo complicado encontrar las diferencias entre ambos quesos, ya que los dos están elaborados con el método de pasta hilada, es decir, sumergiendo la cuajada en agua caliente y estirándola repetidas veces con las manos hasta darle la forma deseada. Sin embargo, aunque el proceso base de creación de la mozzarella sí terminaría en este punto, en el caso de la burrata sería solo el inicio, pues esta preparación se realiza para la creación de su envoltorio, a lo que posteriormente habría que añadir la introducción del porcentaje variable de nata en su interior.
4 grandes diferencias
Por tanto, la principal diferencia entre ambas es que, a pesar de que la burrata nace del proceso de elaboración de la mozzarella, para el primer tipo de queso se amplía el tiempo de preparación al tener que añadirle ese porcentaje de nata a su interior.
Además, otro rasgo que las hace distinguirse muy bien es la leche con la que se fabrica. En el caso de la mozzarella, la más reconocida es la que se hace con leche de búfala, aunque también podemos encontrarla con leche de oveja, vaca e incluso una mezcla de ambas. Para la burrata original se utiliza únicamente leche de vaca.
El tercer punto para distinguir una burrata de una mozzarella está en su forma. Aunque en su exterior puedan parecer similares, la auténtica burrata italiana posee una especie de pico en la parte superior, denominado testa, que sería el resultado de realizar los sacos y atarlos para poder contener el relleno y que el queso coja consistencia. A pesar de ello, en España esta especial característica no ha tenido mucho éxito y algunos fabricantes optan por suprimirla de sus burratas.
Por último, pero no menos importante, es su sabor. La burrata es un queso más delicado y con un sabor más intenso y lácteo, con una cremosidad que se deshace en la boca. Además, es preferible que la burrata se sirva a temperatura ambiente para poder percibir todos los matices, mientras que la mozzarella es un queso que aguanta mejor cualquier temperatura.
Truco final
Después de conocer todas estas diferencias, quizás ya sea más fácil reconocerlas de un simple vistazo. No obstante, existe un truco que hará que no las vuelvas a confundir jamás allá donde las comas. La estratagema reside en su textura, y es que, si al partir en dos el queso, este rebosa una gran cantidad de crema de leche o nata y pierde su volumen, se trata sin duda de una burrata. Al contrario, si lo cortamos y su volumen sigue intacto y el interior es fibroso y jugoso, se trata de una mozzarella.