El COVID-19 pone en peligro el objetivo de hambre cero para 2030

Naciones Unidas advierte de que en los últimos cinco años no ha dejado de aumentar la cifra de personas que sufren subalimentación crónica o múltiples formas de malnutrición, pudiendo multiplicarse ahora debido a la pandemia por coronavirus.

14 jul 2020 / 08:07 h - Actualizado: 14 jul 2020 / 08:09 h.
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El número de personas que padecen hambre está aumentando y continuará haciéndolo drásticamente durante este año debido a la pandemia por COVID-19, poniendo en riesgo el logro de hambre cero para 2030. Así lo indica un estudio anual realizado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En la última edición de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado este lunes 13 de julio, se estima que casi 690 millones de personas pasaban hambre en 2019 (un aumento de 10 millones de personas desde 2018 y de casi 60 millones en cinco años). “Los altos costos y la escasa asequibilidad impiden también a miles de millones de personas lograr una alimentación saludable o nutritiva. La cantidad de personas que sufren hambre es mayor en Asia, pero está creciendo con más rapidez en África”, informan.

Según las previsiones del informe, la pandemia de la enfermedad por coronavirus podría provocar a finales de 2020 un aumento de 130 millones en el número de personas afectadas por el hambre crónica en todo el mundo, siendo posible que “con el recrudecimiento del hambre aguda en el contexto de la pandemia esta cifra aumente aún más en ocasiones”, añaden.

LAS CIFRAS DEL HAMBRE

Asia sigue albergando al número más elevado de personas subalimentadas (381 millones). África ocupa el segundo lugar (250 millones), seguida de América Latina y el Caribe (48 millones). “La prevalencia mundial de la subalimentación (es decir, la tasa general de personas hambrientas), del 8,9 %, ha variado poco, pero los números absolutos vienen aumentando desde 2014. Esto significa que en los últimos cinco años el hambre ha crecido al ritmo de la población mundial”, explican en el informe.

“A su vez, ello oculta grandes disparidades regionales: en términos porcentuales, África es la región más afectada -y lo es cada vez más-, ya que el 19,1 % de la población está subalimentada. Este porcentaje duplica con creces la tasa de Asia (8,3 %) y de América Latina y el Caribe (7,4 %). Sobre la base de las tendencias actuales, para 2030 África concentrará más de la mitad de las personas aquejadas de hambre crónica en el mundo”, agregan.

EL PRECIO DE LA PANDEMIA

Mientras se paralizan los progresos en la lucha contra el hambre, la pandemia por coronavirus intensifica las causas de vulnerabilidad y las deficiencias de los sistemas alimentarios mundiales. “Aunque es demasiado pronto para evaluar el pleno efecto de los confinamientos y otras medidas de contención, se estima que, como mínimo, otros 83 millones de personas, y quizá hasta 132 millones, pueden empezar a padecer hambre en 2020 como resultado de la recesión económica desencadenada por la COVID-19”, declaran desde Naciones Unidas.

DIETAS POCO SALUDABLES

“Superar el hambre y la malnutrición en todas sus formas (incluidas la desnutrición, las carencias de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad) va más allá de conseguir alimentos suficientes para sobrevivir: la alimentación de las personas -en especial la de los niños- debe también ser nutritiva”, aclaran en el informe. Sin embargo, uno de los principales impedimentos es el elevado precio de los alimentos nutritivos y la escasa asequibilidad de las dietas saludables para un gran número de familias.

En el informe se presentan pruebas de que una dieta saludable cuesta mucho más de 1,90 USD (0,88 euros) por día, el umbral internacional de la pobreza. Se indica que incluso el precio de la dieta saludable menos costosa es cinco veces mayor que el precio de llenar el estómago solo con almidón. “Los alimentos con alto contenido de nutrientes, como los productos lácteos, las frutas y las hortalizas y los alimentos proteínicos (de origen vegetal y animal), constituyen los grupos de alimentos más caros del mundo”, puntualizan.