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Fotos de Hermandad Matriz
La Virgen del Rocío se ha recreado por su aldea en la romería de este año, y bien que lo ha hecho, que para eso es la Reina de una Andalucía que no tiene fronteras y a la que nadie le pone límites. Y si el reloj nunca posee protagonismo en esta procesión, menos aún lo ha tenido este lunes de Pentecostés, aunque alguno que otro lo mirase en su muñeca de reojo. La Blanca Paloma hace las cosas como quiere, como considera que es mejor y oportuno, que para eso es la Madre de ese Dios que porta entre sus manos para ofrecérnoslo como Redentor del mundo. Si el pasado año el percance sufrido por sus andas cuando, después de visitar a la Hermandad de San Juan del Puerto, obligó a anticipar su entrada poco antes de la amanecida, en torno a las seis y media de la madrugada, en este 2023 parece que se han querido recuperar las horas que faltaron.
Había nervios por sacarla. Porque tras los dos años de la pandemia y la accidentada salida de hace un año, se sabía que este lunes de Pentecostés iba a ser, al fin, como los de siempre, como los de antes... o como los de hace más de veinte años, cuando los almonteños la volvían a dejar en su altar sobre la hora del almuerzo. Los más mozalbetes no lo recordarán, pero los que ya no lo somos nos acordamos perfectamente. Y no pasaba nada. El Rocío es así, y así hay que entenderlo. Y tan es así que, rezándose aún el rosario de las hermandades, se produjo el salto de la reja a las 2:55 horas, diecisiete minutos antes que la última vez, pero no movieron a la Virgen, que para eso están los santeros, para velar que todo se cumpla en orden, o al menos se intente. Tuvo que llegar antes el simpecado de la Matriz, adelantándose a las diez filiales de mayor antigüedad, pero todos pasaron ante la ermita, salvo el de Villamanrique. Es más, con Triana pasando por el lateral del templo, que es la sexta por anrigüedad, se veía por las puertas cómo avanzaba la Virgen, algo inédito en estos matices. Y hubo prórroga, porque del salto de la reja a que saliese la Señora pasaron unos diez minutos, y de ahí a que cruzara el dintel otros doce más, pisando el exterior a las 3:17 horas.
Parece que los almonteños llevaban con más facilidad el paso, aunque se volcaba bastantes veces hacia delante o hacia su derecha, rara vez a la izquierda y nunca hacia atrás. Llegó a la primera hermandad, la de Huévar del Aljarafe, donde la disfrutaron más que nunca, y tardó en avanzar y en llegar a Villamanrique, donde los minutos pasaban fugaces, superando las cuatro y media de la madrugada... y en torno a las cinco llegó a Pilas para, tras detenerse ante Coria del Río, adentrarse en el Acebuchal, donde aguardaban los primeros simpecados de las hermandades cuyas casas están más lejos del templo. Ya se empezó a intuir que la salida de este 2023 se iba a alargar bastante. De hecho, empezó a disiparse el negro manto de la noche cuando la Virgen llegó a La Palma del Condado sobre unos veinte minutos antes de las siete de la mañana. El presidente de la Matriz, Santiago Padilla, paseaba por la aldea pendiente de que todo iba en orden a pesar del horario, que, al menos, no se producirían sustos como los de la última vez.
Repicaron incesantes las campanas de Carrión de los Céspedes, con los vivas del padre Romero Padilla, y de San Juan del Puerto en la recién nacida aurora, y Triana abrió sus brazos para acoger a la Reina de las Marismas a las siete y media, ya con todo el cielo limpio y bañado por el sol, produciéndose una histórica estampa. Se entremezclaban los simpecados que se acercaban al lugar asignado con los de las corporaciones residentes en esas casas del entorno del Real. Y a las ocho, el sol besó las mejillas de Santa María de las Rocinas ante Huelva. Daba tiempo a verla, a rezarle, a disfrutarla, y a ir a desayunar sin prisas.
Se aproxima a Doñana... allí la esperan La Carolina, Sevilla-Sur, Lebrija... han pasado las nueve y cuarto, y se aprecian con más detalle los preciosos bordados del terno que diseñase para Ella el recordado Joaquín Castilla.
Se asoman al balcón de Gines el nuncio del papa Francisco en España, monseñor Bernardito Cleopas Auza, acompañado del obispo de Huelva, monseñor Santiago Gómez Sierra, para ver a la Virgen del Rocío en ese mágico rincón de la casa de esta hermandad junto a Trigueros y Granada. Allí tenía que haber estado la Señora sobre las nueve según otros años, y ya eran las once y media, aunque soplaba un poco la brisa, no hizo un calor sofocante. Eso sí, ¿en qué red social subirá el nuncio el vídeo que, emocionado y sonriente, ha grabado personalmente con su móvil? Estaba totalmente entregado, y hasta tocaba sus palmas con ritmo, tras haber disfrutado de la salida por la noche desde el balcón donde San Juan Pablo II pidió que «Todo el mundo sea rociero». Este punto ha sido uno de los que mayor concentración de rocieros ha congregado, siendo clave las visitas de la Virgen a Dos Hermanas y a Jerez de la Frontera, como todos los años.
Había que reponerse tras el duro golpe del año anterior, quizás por ello esta fue otra visión de esta prórroga, pues la calle Almonte no la pisó la Virgen hasta bien pasada la una y cuarto de la tarde. El sol ya comenzaba a apretar, y sobre las dos arribaban las andas a Moguer, donde se vivían los últimos momentos mientras ya se llenaba la ermita de fieles y devotos para decir su adiós a la Patrona de Almonte, que ya en la explanada pisó el suelo para dar la cara al pueblo y ser depositada en el prebiterio, y tras once horas y media, a las dos y veinte entraba la Señora, y entre palmas, vivas y lágrimas culminaba otra romería, la de un lunes de Pentecostés de prórroga... porque para Ella el reloj no tiene fuerza ninguna, porque es la Madre de Dios y hace las cosas como quiere.
