Las vísperas adquieren su significado y celebración por suponer el anuncio de algo grande. Anoche se respiraba en El Perchel que la Semana Santa de Málaga está presta a comenzar y por ello, los últimos preparativos se convierten en rituales de siempre para que todo esté puntualmente dispuesto.
Y si hay algo que inequívocamente anuncia la semana más grande para los malagueños es el traslado del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Dolores desde su sede canónica en la Iglesia de San Pedro a la colindante Casa Hermandad para ser alzados a sus respectivos tronos, aquellos sobre los que pasearán por las calles de Málaga el Miércoles Santo, renovando la fe de sus gentes y derrochando su habitual y exquisita elegancia.
Pero este traslado no es solo un hito tradicional y necesario para la intendencia procesional, ha de traducirse también como la liturgia antigua y fervorosa de un barrio, “El Perchel”, cuna y hogar de varias cofradías de la ciudad. En estos tiempos bárbaros en los que el modelo urbano se debate entre las sostenibilidad y la especulación este rincón renovado, pero con memoria, luce en muchos de sus balcones carteles y pancartas con el mensaje “El Perchel no se vende”. Este aviso a navegantes contra el turismo de masas, la saturación de apartamentos turísticos y la pérdida de idiosincrasia puede que tenga pocas posibilidades de éxito, sin embargo, consiguió que en noches como la de ayer las calles percheleras volvieran a ser las de siempre, las abarrotadas de gente para disfrutar y compartir el fervor y la fe popular. Ancha del Carmen, Plaza de Toros Vieja, Malpica o Peregrino, llenaban sus aceras y balcones para arropar a los titulares de su cofradía más universal en un ejercicio intimista y con sabor de antaño que por dimensiones y motivos obvios sería un imposible en la noche del Miércoles Santo.
El refrendo indiscutible de esta comunión entre los malagueños y la Cofradía de la Expiración, el barrio y sus devociones, las personas y las instituciones, se hizo evidente anoche en la Plaza de Enrique Navarro cuando en el momento del encierro un ingente número de malagueños se concentraba con exquisita compostura para acompañar a las imágenes titulares hasta sus tronos procesionales. Por todos es conocida la vinculación de la Expiración con la Guardia Civil y, por ende, el cariño y la admiración que en Málaga, de manera especial, se le tiene a la Benemérita. Este afecto se demostró de manera emotiva cuando el crucificado que tallara Mariano Benlliure se alzaba y mecía con el canto del himno de la Guardia Civil que fue interpretado, no solo por los miembros del cuerpo, sino por la gente que se hallaba a las puertas de la Casa Hermandad, finalizando con aplausos y agradecimientos mutuos entre los malagueños y el Instituto.
La Virgen de los Dolores lucía bellísima, vestida y ataviada a la perfección, mientras que el Cristo de la Expiración emanaba la exquisita solemnidad que tanto motiva la fe y el fervor de los malagueños. Un nuevo Viernes de Dolores se celebraba con gusto y devoción en la cofradía de San Pedro para seguir cumpliendo el rito de las vísperas. A los sones de la banda de música del Maestro Eloy García de la propia Archicofradía, se cerraban las puertas de la Casa Hermandad y se abrían las calles de Málaga.
La Semana Santa ha comenzado.