Cofradías

Tres siglos de fervor pastoreño en Cantillana resumidos en una muestra

Permanecerá abierta hasta el 8 de enero de 2023 en la antigua Casa Solís de la villa

Juanma Labrador jmlabradorj /
11 dic 2022 / 13:52 h - Actualizado: 11 dic 2022 / 13:54 h.
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La Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana procedió a inaugurar, este pasado sábado 10 de diciembre, la exposición «Pastora de Cantillana. Trescientos años», una muestra que estaba prevista para el año 2020 y que la pandemia impidió. Es el último de los eventos que quedaban pendientes de desarrollar ante tal aniversario, y tiene lugar en la antigua Casa Solís, en la cantillanera calle Miguel de Cervantes número 15, siendo su comisario Jesús Morejón. En el acto de apertura, junto al propio hermano mayor pastoreño, Antonio Arias, estuvieron presentes el delegado del gobierno de Andalucía en Sevilla, Ricardo Sánchez, la alcaldesa de Cantillana, Angelines García, y el párroco Manuel Martínez Valdivieso, entre otros.

Tres siglos de fervor pastoreño en Cantillana resumidos en una muestra

La exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo domingo 8 de enero de 2023 en horario de lunes a domingo de 17 a 20 horas, salvo los días 24, 25 y 31 de diciembre, y 1, 5 y 6 de enero, se desarrolla a lo largo de varias salas, que se enumeran a continuación:

■ SALA I: LOS ORÍGENES. El 24 de junio de 1703, haciendo oración en el coro bajo de su convento de Capuchinos, fray Isidoro de Sevilla vio a la Virgen vestida de Pastora cuidando de sus ovejas, encomendándole la misión de predicarla de esa forma para la conversión de las almas. El pintor Miguel Alonso de Tovar fue el encargado de plasmar en un lienzo la imagen celestial, que, colocada en un estandarte, fue llevada en rosario público a la Alameda de Hércules el 8 de septiembre del referido año. En 1795, la Santa Sede refrendó la nueva advocación, instituyendo su fiesta litúrgica, a instancias de fray Diego José de Cádiz. Por otro lado, el ilustre historiador y bibliotecario del arzobispado de Sevilla, José Alonso Morgado, en su obra «Sevilla Mariana», publicada en 1882, hablando de las fundaciones del padre Isidoro, escribió: «No menos célebre fue la de la villa de Cantillana por los años de 1720, señalandose desde su instalación hasta nuestros días por su fervor y entusiasmo religioso hacia la Divina Pastora, entre todas las demás de que hay noticias».

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■ SALA II: EL ROSARIO. El rezo del Santo Rosario es uno de los fines originarios de la hermandad pastoreña, siendo las mujeres cantillaneras, desde las más nobles hasta las más humildes, las que adoptaron esta práctica. En el siglo XVIII se hizo habitual la imagen de las hermanas sacando de la parroquia el Simpecado, precedido de la cruz de guía y los faroles. Salía los domingos y días festivos, o en caso de calamidades y epidemias, implorando el Patrocinio de la Divina Pastora, como en la célebre de 1800. Esta pasaría a la historia por un motivo añadido: la elaboración de un nuevo simpecado, en agradecimiento a la protección dispensada, desencadenó una escisión en este primitivo rosario de mujeres de la parroquia, que dio lugar a la creación de otro nuevo en la ermita de San Bartolomé. La práctica del Rosario se recogió, en 1805, en las primeras reglas escritas de la hermandad de la Divina Pastora, manteniéndose como exclusivos para las hermanas en la misma forma en las actuales reglas, y tienen lugar el 7 de septiembre, víspera de la fiesta mayor, y el último día de la novena.

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■ SALA III: EL RISCO. El risco es el altar efímero, originario del siglo XVIII, que cada año se levanta en el presbiterio mayor de la parroquia con ocasión de los cultos principales de la Divina Pastora. La Virgen corona el monte por el que corren las ovejas a su encuentro, entre flores, árboles y plantas silvestres, amedrentadas por el lobo y las serpientes, de las que el arcángel San Miguel defiende cuando invocan el nombre de María.

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■ SALA IV: LA PROCESIÓN. En el primer cuarto del siglo XIX se incorporó a los cultos la procesión. Sobre una simbólica peña y bajo cimbreante árbol, la Divina Pastora recorre las calles de Cantillana, en medio del mayor fervor y entusiasmo religioso de cuantos la contemplan, que se desborda en la calle Martin Rey cuando la bendita imagen es despojada de su sombrero, en la noche única del 8 de septiembre.

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■ SALA V. LA COLECCIÓN. Cantillana es el pueblo de la Pastora. Ella llena su parroquia, sus calles, sus casas y los corazones de sus habitantes. Todos ellos tienen la necesidad de tenerla cerca. Los cuadros, las fotografías, las imágenes, los relicarios... son manifestación de la devoción particular que cada familia practica y siente, materializada en iconos, con mayor o menor artístico, pero con enorme carga emocional, que la mayoría de las veces han sido transmitidos de una generación a otra.

Tres siglos de fervor pastoreño en Cantillana resumidos en una muestra

■ SALA VI. LA ROMERÍA. En 1952, las fiestas pastoreñas se vieron incrementadas con la celebración de la romería que, desde entonces, pone broche de oro a todas ellas. El 30 de septiembre de ese año, coincidiendo con la celebración del día del besaman que, desde 1933, la hermandad organizaba con diversos cultos y festejos populares, tuvo lugar la primera peregrinación a Los Pajares. Allí se colocó en 1956 la primera piedra de la ermita, en solemne ceremonia oficiada por don José Sebastián y Bandarán, y fue bendecida el 30 de septiembre de 1960 por el obispo auxiliar de Sevilla, monseñor José María Cirarda,

■ SALA VII. EL TESORO. Una muestra más de la devoción de sus hijos son las donaciones que, por amor agradecimiento, han ofrecido a la Divina Pastora.