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¡Al suelo!

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29 sep 2019 / 08:00 h - Actualizado: 29 sep 2019 / 08:00 h.
  • ¡Al suelo!

Eso fue lo que pensé cuando, hace unos días, salí a correr por mi pueblo, Tomares, llegué hasta el vecino, Castilleja de la Cuesta y, cuando estaba de regreso, me tropecé y me pegué un buen porrazo. En honor a la verdad, no ví el obstáculo, sólo sentí un golpe en el pie y, en apenas unas milésimas de segundo, me sentí caer... Pude ver como el móvil y la botella de agua salían volando para caer unos metros más adelante, mi instinto me hizo reaccionar con rápidez y utilizar manos, rodillas y codos para frenar la caída (evitando así que la cara actuase como freno de mano); realmente nuestro instinto es el mejor gerente pues tiene la capacidad de tomar buenas decisiones con la agilidad necesaria para que salgamos beneficiados (o, al menos, nos ayuda a sortear un posible perjuicio)...

Entonces lo pensé, en ese fugaz instante en el que sentí que me caía, mi mente decía: "¡al SUELO!", con el fin de que mi cuerpo reaccionase al vuelo para evitar males mayores... Fue una especie de "epifanía cotidiana", un descubrimiento, una pequeña metáfora de la vida sintetizada en un momento, pues cuando el chocazo es inminente, es cuando se manifiesta el verdadero carácter de la gente (tanto el propio como el ajeno).

Solidaridad y aprendizaje

Todo sucedió cerca de una parada de autobús, tres señores se estaban acercando para ayudarme cuando yo ya había saltado como un muelle para ponerme de pie con rápidez y hacer ver que estaba bien. Justo detrás del bus, se paró un coche del que bajó una señora preguntándome si necesitaba algo, le sonreí y le agradecí su preocupación haciendo ver que no había sido nada grave. ¡Con lo satisfecha que yo estaba por haber hecho mis 10 km de carrera! me estaba entrenando para La Nocturna del Guadalquivir y pensaba en seguir corriendo cuando me levanté del trastazo pero el dolor de rodillas, la mano derecha maltrecha y el codo desollado me invitaron a la prudencia... "Madre mía, desde luego... ¡ha sido un al SUELO en toda regla!" -pensé- y es que mi caída me regaló una reflexión, ese "¡al SUELO!" encerraba una potente lección: la SUperación Es el LOgro.

Ese día no pude seguir corriendo (si bien a la mañana siguiente, me puse manos a la obra de nuevo) pero el hecho de haberme levantado rápido y continuar a pie los kilómetros que restaban hasta mi casa, ¡eso ya era una victoria! Los "recordatorios de mi aprendizaje" (forma light de llamar a las heridas) me dolían pero no me frenaban, es decir, los moratones de las rodillas y del codo así como la sangre que brotaba de la contundente raja de mi mano derecha hicieron que, en aquel momento, no siguiese el trayecto corriendo pero no me impidieron seguir andando hasta mi casa, seguí avanzando, aunque de otra manera... La SUperación Es el LOgro, ese "¡al SUELO!" seguía resonando en mi cabeza...

En no pocas ocasiones, solemos interpretar como fracaso el no poder continuar con la estrategia inicial para llegar a nuestro objetivo; esa estrategia estaba bien pensada y sobre todo era NUESTRA estrategia pero, como ya sabemos a estas alturas de la película, en más de una ocasión, hay que recurrir a la adaptación porque el entorno, la realidad, la vida te presenta circunstancias que te hacen cambiar de planes y no dudes que saber reaccionar con efectividad a esos cambios constituye un auténtico triunfo. Recuerda, la superación es siempre una victoria, no permitas que una caída defina tu trayectoria...

María Graciani