Pasa la vida

Alemania debate incluir la siesta en el trabajo

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
09 sep 2019 / 08:42 h - Actualizado: 09 sep 2019 / 08:47 h.
"Pasa la vida"
  • Alemania debate incluir la siesta en el trabajo

Qué gran oportunidad para una alianza hispanogermana. Qué ocasión más favorable para erradicar en Europa el sambenito de la vagancia española. La Confederación de Sindicatos Alemanes le ha pedido a las organizaciones empresariales de su país que, durante los meses calurosos, y cada vez lo son más en el Norte de Europa por el cambio climático, en la jornada de trabajo se admita una pausa para dormir la siesta. Su lema es “También en Alemania necesitamos una siesta durante las olas de calor”. Y lo argumentan diciendo que así está establecido en España. Tópico error. Ni siquiera en esta temporada primavera-verano de Gobierno en funciones electorales hay en vigor un decreto que inste a los españoles a tumbarse o dar una cabezada dentro o fuera de su puesto de trabajo. La mayoría da el callo con mucha intensidad aunque cuando transita al raso apetezca más darse un chapuzón en una piscina.

Si los alemanes empiezan a tener dudas sobre cómo mantener en junio, julio y agosto la productividad y la conciliación familiar con un modelo de horario laboral que a la vez permita descansar un rato dentro del centro de trabajo para seguir rindiendo bien, pero que no descuadre en exceso las dinámicas vespertinas (atender a los hijos, ocupaciones personales...), ha llegado el momento en que los expertos de la Comisión Europea que determinan con diversos parámetros los índices de productividad, incluyan factores correctores para valorar mejor que millones de españoles comienzan a trabajar muchas mañanas tras haber soportado de madrugada temperaturas mínimas superiores a los 22 grados. Es decir, descansando mal por encima del umbral del sueño. Un condicionante más decisivo para estar brillante física y mentalmente en una reunión, en una cadena de montaje o delante del ordenador que sobrellevar los 40 grados a la sombra a primera hora de la tarde.

Alemanes y españoles hemos de aprender recíprocamente de nuestras capacidades. En Alemania nos llevan ventaja en su organización del trabajo, en hacer eficientes las reuniones, en sistematizar los cronogramas, los objetivos, la labor en equipo, la coordinación. Y su emblemático modelo de formación dual para integrar a los jóvenes en la destreza profesional. Además, es muy sólido el consenso social para preservar el tiempo de vida personal-familiar. Todo eso en España es caótico y precario para amplios sectores de población, es una de las inercias que causa la excesiva presencia en el puesto de trabajo, y el lastre de tantos autónomos que siempre están operativos a través de su 'smartphone'. En cambio, los españoles son capaces de protagonizar la economía que más crece en la Unión Europea por sus notables dosis de iniciativa, creatividad y sacrificio. Tienen ya tal grado de entrenamiento en el sobreesfuerzo que comporta salir adelante a pesar de la falta de planificación nacional con visión de futuro, la ausencia de cultura del pacto de Estado, la mediocre gobernanza, la lentitud burocrática, la provisionalidad cronificada y la mala conexión entre sistema educativo y sistema productivo, que, en comparación, el calor es el problema que menos perturba para sacar las castañas del fuego cualquier día laborable.