Algo negro que emerge

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27 oct 2016 / 15:05 h - Actualizado: 27 oct 2016 / 15:26 h.
"Excelencia Literaria"
  • Algo negro que emerge

Por María Reyes del Junco Pérez.

Ganadora de la VIII Edición www.excelencialiteraria.com

Un padre y su hijo observan sentados el mar en calma. El agua tiembla plana, despidiendo con brillo opaco los colores de las nubes. El niño juguetea con una pelota.

-Papá, vamos a jugar.

-Déjalo. Mira el mar.

El niño arroja la pelota a un lado y se pone las manos en la cara. El padre saca de su pitillera papel y tabaco, lía el cigarro con mimo y lo enciende. Ven volar el humo mar adentro. El niño, con voz temblona, murmura:

-Habría sido mejor venir con mamá.

Lo dice como si dijera algo prohibido, con el tono con que se dicen las cosas que duelen. El niño sigue con las manos en la cara. Tiene los ojos enrojecidos y húmedos, quizás por el frío y el viento.

-¿Ves a mamá aquí? ¿Ves a mamá en alguna parte? Dime, ¿la ves?

El niño no responde, sólo se sorbe los mocos y se restriega los ojos bruscamente con el dorso de la mano. Su voz ya no tiembla cuando dice:

-Ojalá te hubieras ido tú.

El padre da una profunda calada. El humo es espeso y los envuelve por unos instantes como una nube. El niño se abraza las piernas, escondiendo la mitad del rostro tras sus rodillas. Mira los colores titilantes del mar con los ojos entornados y aire acusador. Algunas gaviotas planean a ras del agua. Qué solos están.

-¿Qué es eso?

El niño señala un punto que flota no demasiado lejos de la orilla. La cabeza oscura y redonda de una foca se asoma tímida entre las ondas del agua. El padre suspira y apaga el cigarro. Contesta con determinante certeza, en todos los sentidos:

-Algo negro que emerge.