La vida del revés

Amancio Ortega es Satanás y sus máquinas son diabólicas

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26 may 2021 / 09:29 h - Actualizado: 26 may 2021 / 09:31 h.
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  • Amancio Ortega. / EFE
    Amancio Ortega. / EFE

Vamos a suponer que Amancio Ortega no fuese Amancio Ortega. Vamos a pensar que el señor Ortega pudiera ser un sujeto al que le acaban de tocar 4 millones de euros en un sorteo de lotería, de nombre desconocido y vida anónima. Vamos a imaginar que ese mismo sujeto hubiera donado 3,5 millones de euros en forma de máquina de radiocirugía Gamma Knife, un equipo de última generación con el que se salvan vidas ya que con él se diagnostican enfermedades mortales. Y ahora imaginemos que esa máquina está almacenada porque existe un problema administrativo que impide que se instale, por primera vez, en un hospital público un equipo de esa categoría.

Si ha podido usted imaginar todo esto supongo que sentirá cierta indignación, Claro. Y si tiene usted un familiar cerca que sufra una patología que esta máquina pudiera haber detectado de forma precoz estará echando las muelas.

El caso es que en el Hospital Clínico de Valencia no se han efectuado las obras necesarias para la instalación de la máquina donada por la Fundación Amancio Ortega. En el consistorio valenciano dicen que se han traspapelado las solicitudes (sí, traspapelado, como suena). La oposición en el ayuntamiento de Valencia afirma que no se han tramitado esas licencias.

Y el caso es que las redes sociales se llenan otra vez de insultos que afectan a Amancio Ortega por donar equipos de última generación en la lucha contra el cáncer. Es ridículo lo que está pasando en España. Si el donante fuera ese tipo que ganó la lotería estaríamos deseando escuchar su testimonio, ver su imagen en los informativos para llamarle héroe y cosas por el estilo. Pero el donante es Amancio Ortega y ese señor es el demonio para muchos. Por dar trabajo, por generar riqueza y por donar una millonada a la Seguridad Social de España. Son muchos los que se lanzan a acusar a este hombre por no pagar impuestos en España (falso absolutamente) o porque sus fábricas se ubican en países en los que los niños son explotados laboralmente (como si las leyes de esos países las hiciera él; como si las deportivas que calzan todos los que le atacan sin piedad se hicieran en Toledo y no en uno de esos países que tan cruel hacen al señor Ortega).

En España hay un hospital peor de lo que podría ser por el capricho de unos políticos sectarios, radicales y, sobre todo, imbéciles (vuelvo a recordar que según la RAE un imbécil es alguien tonto o falto de inteligencia). Y en España pagamos el pato los ciudadanos, millones de personas que ya no sabemos qué hacer para salir de esta y que vemos cómo un grupo de indigentes culturales gobiernan el país.

Qué fatiga.