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Amancio Ortega. / EFE
Amancio Ortega suele ser trending topic cada semana en las redes sociales. Si dona una millonada en máquinas necesarias para avanzar en la lucha contra el cáncer en hospitales públicos, el debate es feroz entre los que defienden esa donación y los que critican a Amancio Ortega. Si dona una millonada a Cáritas, lo mismo. Si paga impuestos porque paga impuestos; si busca alternativa fiscales porque las busca... Siempre hay motivos para criticar a Amancio Ortega. La relación entre los políticos y simpatizantes de Podemos es enfermiza con este hombre y sus ataques suelen ser tan feroces como contestados en redes sociales. Pero lo peor es que se le acusa de delitos gravísimos y no pasa nada.
Evadir impuestos es una conducta ilícita de los contribuyentes que, de forma dolosa o culposa, ocultan u omiten ingresos y bienes a las Administraciones Tributarias. También, los contribuyentes estarían evadiendo impuestos si sobrevalorasen conceptos deducibles para pagar menos impuestos. Y a Amancio Ortega se le acusa de esto sin ton ni son. Lo que hacen los asesores de este hombre es buscar alternativas legales para pagar la cantidad mínima que permite la ley. Ni más ni menos. Y eso es lo que hacemos, sin excepción, el resto de españoles. ¿Acaso el señor Echenique o el señor Monedero buscan fórmulas para pagar más de la cuenta a Hacienda?
Es muy aburrido leer comentarios una y otra vez sobre las finanzas de Amancio Ortega, sobre si su hija debería ser o no la sucesora de su padre, si el barco de Amancio Ortega es así o asá. Y es muy aburrido comprobar el odio que sienten algunos por los que triunfan de forma honesta y a base de trabajar de sol a sol. Creo yo que ya está bien de exigir a los empresarios que pidan perdón por generar riqueza y empleo.
El mundo se está resquebrajando sin remedio y algunos pensando en si Amancio Ortega tiene a su hija enchufada en su empresa. Ya hay que ser estúpido, de verdad.