Besos y broncas en ‘Secret Story: La casa de los secretos’ o ¿el reflejo de lo que somos?

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19 oct 2021 / 16:29 h - Actualizado: 19 oct 2021 / 16:41 h.
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Vengo observando que la telebasura podría servir para sacar conclusiones acerca de cómo pensamos y reaccionamos sobre y ante algunas cosas. ‘Secret Story: La casa de los secretos’ es un ejemplo de ello. Ruego a los lectores que se tomen esta pequeña reflexión como lo que es y no como el experimento estadístico del año porque no lo es.

Ya es definitivo: la audiencia de estos programas en los que meten en una casa a una docena de famosetes (o más) busca el amor más meloso o busca el insulto y la bronca más barriobajera que se pueda imaginar. Además, la audiencia de estos programas no está interesada en la inteligencia ajena. Alguien culto, alguien capaz de profundizar o reflexionar con solvencia, no tiene hueco en el vertedero. Se valora la bajeza moral y la falta de respeto más zafio.

‘Secret Story: La casa de los secretos’ es un formato similar al ‘Gran Hermano’ de antes. Un asunto de lo más escabroso, una violación que se ocultó y se gestionó de forma torticera y cruel con la víctima, hizo que se buscase una alternativa a lo que tan bien funcionaba. La única novedad es que los participantes largan un secreto personal que los demás deben descubrir durante el tiempo que dura el programa. Una enorme obra de ingeniería de inteligencia artificial y natural como todo el mundo puede observar. El programa se llena de conflictos, de amores posibles e imposibles, y sirve de divertimento a unos cientos de miles de personas.

Pues bien, los besos de una joven pareja hace que las redes sociales echen chispas. Entre apoyos incondicionales y ataques frontales a lo que creen que es una farsa, el amor o el espectáculo crece desmesuradamente. Por otra parte, las broncas constantes y las salidas de pata de banco de algunos concursantes se convierten en abono para que en las redes sociales algunos se peleen, se insulten o se amenacen de una y mil formas. El amor levanta pasiones; en concreto, las más bajas. La violencia sirve de detonante para dar rienda suelta a lo que somos en realidad.

Si esto fuera un reflejo exacto de la sociedad podríamos decir que somos un grupo de majaderos insufribles. Si la sociedad española sobrevive a base de besos edulcorados hasta el dolor o de broncas en las que la mala educación es superlativa es que somos una banda de macarras de tercera sin remedio. Si solo nos gusta ver cómo suceden estas cosas es que estamos aburridos y hemos olvidado lo importante que es tener esas experiencias en casa. Lástima de sociedad.