Que lo tengo que confesar, ayer casi me da una lipotimia viendo la Vuelta Ciclista a España. Fue de esos días en lo que todo se enreda y las horas del reloj marcaban los minutos de cinco en cinco. Total, que para evitarme ir a casa decidí tomarme una tapita rápida en el bar más cercano. Tras varios intentos solo una cocina abierta. Ventilador de techo a una velocidad que con la mirada seguías las aspas, dos platos para el menú a elegir, patatas guisadas o caldereta y de primero gazpacho sí o sí. Dos opciones: tendido de sol, velador en la calle... tendido de sombra, en la barra junto a la cocina. Como Espartero me fui a la sombra para la faena. ¡Madre mía! Decidí tomar sólo gazpacho pero la señora de la cocina como si de mi madre se tratase: «¡Eso cómo va ser!, usted coma que es muy tarde y le puede dar algo». Y allí me ven, solo, con la familia y comiendo frente un televisor a Grundig con TDT externa, la Vuelta Ciclista a España. Como niño de Gandía, los sudores me caían por la espalda abajo y mientras tanto me iba mimetizando con aquellos señores de la quinta etapa. ¡Qué ratito mas malo! Mientras más subían la Coll de la Bandereta más se me atragantaba la caldereta. En fin, que llegué hecho el Espartero y me fui como Antonio Montes, el ciclista de Bellavista. El día de hoy se lo dedico a esos superhéroes de los pedales. Hazme un favor, sé feliz. ~