¡Buenos días!

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08 sep 2018 / 18:59 h - Actualizado: 08 sep 2018 / 21:25 h.
  • ¡Buenos días!

Hacía unas horas que en la ermita del Rocío rugían los cimientos que como si de la resaca del mar se tratase engullía las andas de la patrona de Almonte dejándola de nuevo en el lugar de donde partió para surcar las arenas del real. La madrugada había dejado estampas inéditas evocando un centenario, las horas de emoción daban paso al cansancio pero el corazón empezaba a latir de forma distinta impidiendo que nuestros párpados se abrazaran. Sabían nuestras almas que tocaba seguir soñando y con la inquietud de un niño en una noche de Reyes, buscábamos el momento para ir de nuevo a encontrarse con la Pastora. A primeras horas de la tarde bajaba de su risco en los brazos del pueblo de Cantillana que como cada año la entronizó en el altar portátil guiado por Villanueva para darse a su gente sobre los hombros de sus hijos. ¿Puede amanecer dos veces en un mismo día? He aquí la muestra. La Divina Madre Pastoreña llenaba de luz y esperanza las calles, quería devolver la visita a aquellos que cada día vienen a Ella, sea rezándole ante su altar o en los suspiros añorantes que por motivos de salud o distancia se tienen que conformar con besar una vieja estampa. Saliste con sombrero en busca de nuestras vidas y tanta envidia tuvo el cielo del que tu cara veía que Ángeles te mandó para que a ti te lo quitaran llegada a Martín Rey entre letanías y palmas.

Jamás es suficiente Madre y siempre son distintas las emociones, eres la que nunca defraudas, la justa mediadora. Llegabas como siempre y te ibas como nunca. Hazme un favor, sé feliz. ~