Buscadores de lámparas mineras

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
10 ago 2019 / 09:13 h - Actualizado: 10 ago 2019 / 09:18 h.
"Desvariando"
  • Buscadores de lámparas mineras

Comencé a ir al Festival Internacional del Cante de las Minas a finales de los ochenta, cuando no era tan internacional y tenía aún el regusto de lo local. Entonces podías hablar de mineras con Pencho Cros o Manolo Ávila, el cantaor de Montefrío (Granada), dos personajes. Aunque aún vivía, no pude conocer personalmente a Antonio Piñana, que era una especie de Antonio Mairena cartagenero: un sabio y, como tal, algo prepotente y dictador. Había que llevarse bien con él si querías aspirar a ganar la Lámpara Minera, la mayor distinción que se otorga en el que es el mejor concurso de flamenco del mundo.

Fui a este certamen por etapas, cada cinco o seis años, y muchas veces formé parte del jurado. Alguna Lámpara di, y reconozco que si pudiera volver atrás no daría tantas, sin entrar en nombres. Me fastidia bastante que se preparen para ganar el preciado trofeo, que va a acompañado de miles de euros, para luego olvidarse de los estilos mineros y ponerse a destrozar a Marchena o a despotricar de los críticos o aficionados que velamos por el cante jondo más clásico. Uno de los objetivos del certamen es precisamente que los estilos mineros salgan de la tierra y vuelen por el mundo a través de los que ganan la Lámpara, o sea, de las figuras más reconocidas.

En los ochenta y noventa, dos décadas de buen flamenco, este festival ya marcaba la diferencia. Me parecía increíble que en un pueblo minero sin minas y nada bonito, como es La Unión –no es Arcos de la Frontera o Almonaster la Real–, se viviera un ambiente tan flamenco, porque iban aficionados desde decenas de puntos diferentes de España. Iban a disfrutar del cante minero y a vivir de verdad el ambiente. Estabas allí una semana metido en alguna pensión de La Unión o Cartagena y cuando regresabas a casa sabías más de cartageneras, tarantas, murcianas y mineras, que Eleuterio Andreu,

El Festival Internacional del Cante de las Minas es hoy muy distinto al de entonces, pero ha mejorado considerablemente. No hay un festival de flamenco en todo el mundo que tenga el ambiente y la repercusión mediática del de La Unión. Sale todos los días en todos los informativos del país y es portada de todos los periódicos nacionales y de fuera del país. Ya quisiéramos los sevillanos que la Bienal –la Vietnam, como la llaman los gitanos de Las Tres Mil–, tuviera el poderío mediático de la cita murciana. La que han formado con los aires mineros, que si nos ponemos serios, son estilos de origen andaluz, de Jaén y Almería, y los mejores intérpretes son andaluces, desde Chacón a Morente, pasando por Marchena, el Cojo de Málaga o Valderrama.

Precisamente fue don Juan Valderrama quien los animó a crear un festival o un concurso para salvar los cantes mineros. Fue a cantar en el inicio de los sesenta, empezaron a pedirle canciones y él les dijo, con su gracia única: “Yo he venido a cantar flamenco, no canciones, y lo que tenéis que hacer es luchar por este tesoro que tenéis aquí”. Más o menos, esto fue lo que les dijo el genio de Torredelcampo. Y llevan casi seis décadas organizando el festival y captando el interés del mundo. De una manera, además, que hasta los economistas chinos o japoneses se asombran. Venden mineras hasta en la India.

Esta noche se celebra la final del concurso y habrá arañazos por conseguir la preciada Lámpara Minera. Quien la gane, cante como cante, pasará de ser casi un desconocido a tener cuarenta festivales el verano que viene. Esto solo puede ocurrir en La Unión, donde ya lo de menos son los estilos mineros: lo que importa, en serio, es que La Unión abra telediarios cada noche y que el alcalde del pueblo entregue la Lámpara, sea como sea.

Recuerdo que uno de los alcaldes de La Unión nos llevó a los miembros del jurado a comer marisco del Mar Menor, y nos dijo: “No voy a pediros que premien ustedes a un cantaor concreto, pero la Lámpara hay que darla porque yo soy el que la entrega y tenemos que abrir mañana todos los informativos”. Así, sin anestesia ni nada. Total, por unas gambas mineras.

Que ganen los mejores.