Lágrima viva de fuego
sobre el recio y duro asfalto.
Desde el cirio con un salto,
besa el suelo en brinco ciego.
Se hace fuerte para luego
tender su fina emboscada.
Mas siempre anuncio, llamada
del gozo que se avecina.
El alma siempre ilumina.
Es la cera derramada.