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Colaborar es un reto

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19 sep 2021 / 11:40 h - Actualizado: 19 sep 2021 / 11:42 h.
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Si observamos con paciencia a nuestra sociedad nos podemos percatar que existen infinidad de eventos que nos dividen y nos inundan de mensajes que nos están destruyendo poco a poco.

Pero no piensen vds. que esto es algo que se circunscribe de manera exclusiva al ámbito político, al contrario se da en muchas relaciones sociales y en distintos sectores.

Estamos abrumados por la intolerancia ¡Cuánto daño estamos haciéndonos! La soberbia nos destruye. Nos atiborramos de la envidia y disfrutamos del dolor ajeno ¡Qué pena! ¡Ay qué mal camino se está haciendo!

Sin embargo existe una alternativa que, precisamente no nacerá nunca del espacio político, lo hará del espacio social, es decir de la propias personas que tengamos la voluntad de querer construir proyectos basados en la colaboración.

A lo largo de mi vida profesional siempre he intentado animar la puesta en marcha de proyectos conjuntos; pero tengo que confesar que ha sido un camino muy difícil; los individualismos siempre superan a las voluntades que desean innovar a través de la colaboración.

Colaborar es estar dispuestos a “romper” con las inercias de que “lo mío es lo mejor”, de que “lo que yo hago es lo único que se puede realizar”, de que “los otros no tienen ni idea de lo que hay que hacer”.....siempre se está en la dinámica de la soberbia y de creerse que mi proyecto es el único de sobrevivirá.

La colaboración pretende generar sinergias positivas que puedan entrelazar proyectos que, teniendo fines similares, puedan sumar experiencia buscando siempre el poder ofrecer un mejor servicio a las personas a las que atienden y sirven.

Siempre he pretendido impulsar un espíritu de colaboración con el fin de ejercer un mejor servicio y una misión más comprometida con las personas a las que se debería cuidar en los ámbitos social, sociosanitario y educativo.

Mi experiencia ha sido dolorosa porque lo que me he encontrado ha sido una persecución fundamentada en la mentira y en la fabricación de un relato falso por parte de quienes se posicionan en la sociedad con espíritu soberbio y con ganas de destruir.

Sin embargo esto no ha restado en mí ni un ápice de confianza en que los proyectos que buscan servir siempre saldarán adelante, tengo la certeza que aparecerá la manera de que esto pueda hacerse realidad.

Hay que buscar el horizonte que nos haga descubrir que el poner en marcha proyectos amparados en la colaboración es la única posibilidad que tenemos para dar respuesta a determinadas necesidades de la sociedad.

En el ámbito sociosanitario, por ejemplo, para lograr una atención de calidad y duradera en el tiempo solamente se hará posible, si los agentes sociosanitarios están dispuestos a emprender proyectos conjuntos. La iniciativa social y el tejido empresarial tienen que ponerse de acuerdo para “romper con los protagonismos”, ofreciéndose entre ellos la posibilidad de estar abiertos a dialogar.

Colaborar implica dialogar. No podemos seguir perdiendo el tiempo en criticarnos y en intentar destruirnos; al contrario debemos emplear nuestro día a día para fomentar proyectos sociosanitarios conjuntos.

En el espacio social -Tercer Sector- lo mayores operadores de servios sociales y sociosanitarios pertenecen al ámbito eclesial; sin embargo lo que se detecta es que no existe un verdadero proyecto de trabajo conjunto porque esto implicaría “romper protagonismos” ¡Ay! ¡Ay! A perder egocentrismo no se está dispuesto. Cuánto daño se están haciendo las propias organizaciones así mismas. Impera la cultura de lo mío es mío y nada existe mejor. Lo máximo que logran es a hacer actividades formativas y sociales conjuntas; pero fusionarse y transformarse en una organización potente y profesional nada de nada; siempre aparecen los intereses personales y un sin fin de asesores que no están por la labor.

Hace años fui una de las personas que impulsó la idea de crear enfermerías de atención a religiosas y religiosos mayores en sus propias casas. El tiempo pasa, y va ignorando lo que con tanto esfuerzo y dedicación las personas nos implicamos en construir. El inicio fue complicado y costó convencer a las instituciones para desarrollar lo que se dio en “llamar enfermerías de mayores”. Suponía innovar y profesionalizar la atención a religiosas y religiosos mayores.

Los años han ido pasando y, desde mi punto de vista, hay que dar un paso más, éste sería el de la colaboración conjunta entre algunos proyectos que se pusieron en marcha, por ejemplo Fundación Summa Humanitate, Fundación Aliados, Fundación San Camil, con la intención de dar un servicio más completo, desde el punto de vista sociosanitario, a las Instituciones a las que atienden.

La búsqueda de un proyecto conjunto podría dar lugar a proyectos nuevos de más envergadura ampliando las respuestas a un ámbito poblacional vulnerable que irá creciendo con el envejecimiento de la población.

Claro, para que esto sea posible tendrían que tener la voluntad de sentarse a dialogar y esto, amigos míos, ya es otro cantar.

Sin colaboración determinadas instituciones no sobrevivirán por mucho tiempo y causa una gran tristeza que esto esté ocurriendo.

El reto, por tanto, es colaborar.