Con la comida no se juega

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
19 may 2020 / 07:55 h - Actualizado: 19 may 2020 / 07:57 h.
"La Tostá"
  • Vecinos del madrileño barrio de Salamanca. / Rodrigo Jiménez. EFE
    Vecinos del madrileño barrio de Salamanca. / Rodrigo Jiménez. EFE

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El Banco de España advierte de una larga y dura crisis económica y eso significa que habrá recortes y subida de impuestos. Sánchez debería empezar a pensar en que a lo mejor podríamos sobrevivir con diez ministerios menos, con lo que ahorraríamos miles de millones de euros. Con solo trece ministerios, Mariano Rajoy evitó el rescate y sacó a España de la crisis. Con recortes, eso sí, pero Sánchez los va a tener que hacer también porque no hay otra manera de salir de una crisis económica y esta va a ser de escándalo, tan gorda que la están suavizando por temor a que los ciudadanos se echen del todo a las calles y se líe la marimorena. Ya está pasando, cada día son más los que cogen una bandera de España y se lanzan a la calle sin importarles nada que les llamen pijos, franquistas, fascistas..., o que les tiren a la cara que son de barrios ricos donde que solo quieren derribar al Gobierno.

¿Y qué, si es eso lo que persiguen? ¿Es que no hay motivos para querer acabar con un gobierno que puede arruinar al país? La salud es lo primero, en eso estamos de acuerdo, pero como los ciudadanos no tienen toda la información del coronavirus, de hasta cuándo puede durar esto, si tendremos o no una vacuna este año o, al menos, un tratamiento que evite que dejemos este mundo como perros, se desesperan y actúan. Supongamos que hubiera pronto un rebrote, en junio, y que tuviesen que tomar la decisión de volvernos a confinar de la manera que el Gobierno lo hizo a mediados de marzo, de una manera tan drástica. No sería posible, porque el pueblo ya no aguanta más a un gobierno tan liante, con tantos cambios de criterios y tan incompetente.

Los ciudadanos le han perdido el miedo al contagio, y eso que seguimos en estado de alarma. Ayer había miles de personas en las calles, también de Sevilla, dispuestos a todo, y las manifestaciones van a ir a más en los próximos días. Los ciudadanos saben que estamos ante una crisis mundial, pero también saben que aquí se van haciendo las cosas mucho peor que en países de nuestro entorno. Menudo cabreo había ayer con el entierro de Julio Anguita, al que asistieron muchos cientos de personas, cuando miles de familias no han podido despedirse de sus seres queridos. Ni siquiera poder ver sus cuerpos a través de un cristal. La gente ya no aguanta más al Gobierno, las mentiras fantasmadas de Sánchez y los privilegios de Pablo Iglesias, con una caravana de coches de la Guardia Civil custodiando su mansión de Galapagar, cuando aún hay miles de familias españolas que siguen sin cobrar los ERTEs y autónomos ahogados y sin una salida medianamente clara.

No se tomen a coña la rebelión de los pijos, como la llaman, porque nos puede doler la cabeza a todos. Con la comida no se juega, y en España hay ya demasiadas personas haciendo cola para llenar el buche.