Los medios y los días

Cuando un hombre mata a una mujer

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10 ene 2023 / 04:00 h - Actualizado: 10 ene 2023 / 04:00 h.
"Sucesos","Violencia de género","Los medios y los días"
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Para empezar, y si miramos a la Historia más remota de los seres humanos, cuando un hombre mata a una mujer está asesinando a aquellas diosas que veneraban en el Paleolítico para reconocer que gracias a ellas la especie seguía adelante. Y asesinan los hombres asesinos a la Diosa Madre de la civilización micénica, por ejemplo, una cultura prehelénica de la Edad del Bronce que se desenvolvió entre los años 1700 a 1050 antes de Cristo. Esa civilización, a pesar de ser guerrera y colonizadora y estar regida por una estrecha jerarquía, rendía culto a diosas. El periodista investigador Pepe Rodríguez tituló uno de sus libros Dios nació mujer, en el que repasa la adoración histórica de que ha sido objeto la mujer y su papel decisivo en el desarrollo socioeconómico.

Algunos historiadores creen que la diosa femenina prehelénica de Creta se extendió a culturas posteriores convirtiéndose en Hera, Afrodita, Artemis... En el siglo XIV antes de Cristo, en la cultura de Cnosos, la mujer no estaba relegada a lugar secundario, sino que desempeñaba un papel importante en la sociedad. No sólo tiene la libertad en el vestir, sino que figuraba al lado del hombre en las ceremonias del culto y en las funciones del Estado. En el siglo XIII de nuestra era, la emperatriz era una relevante consejera del emperador chino.

Poco a poco, fuimos los varones colocando a nuestro servicio a la mujer por pura necesidad, egoísmo y hasta debilidad. Alguien tenía que sustituir a nuestra madre si seguimos los postulados edípicos de Freud. Cuando la mujer comenzó a invadir nuestro supuesto territorio varonil y para colmo exigió igualdad de derechos, los varones más vulnerables, los más potencialmente desequilibrados, los que tenían el cerebro lavado por alguna cultura concreta, reaccionaron a la tremenda. Y asesinan. En ese saco nos han metido a todos los hombres unas feministas que no han sabido leer el problema con la cabeza sino con el hígado. El mundo no lo transformarán nunca ni las mujeres ni los hombres sino ambos géneros de la mano. Y eso si es que se puede transformar porque hasta ahora las transformaciones más duraderas en el tiempo no han llegado desde las radicalidades feministas sino desde el mercado.

Van a seguir muriendo mujeres a manos de hombres y algún hombre de vez en cuando debido a un zarpazo femenino. No sé si el feminismo ha metido en la mente masculina más miedo que concienciación, pero es verdad que ahora los hombres somos más conscientes que antes de nuestros abusos pequeños, medianos o grandes contra las mujeres. Y también es verdad que aumenta el número de miedosos masculinos ante el auge de la mujer. En estos tiempos, el miedo a la libertad es bien visible: se observa en que un número creciente de personas atenta contra el Capitolio, contra las instituciones de Brasil, se refugia en el voto neofascista en diversos países. Hay algo más que el miedo a la libertad detrás de estas posturas: la lucha contra la estupidez posmoderna, hay bastantes aspectos de la vida cotidiana de las gentes que se están vulnerando, sin conocimiento científico alguno, por programas políticos quiméricos. Y la gente no se deja, millones de personas no se dejan, tanta rapidez y atrevimiento, indigna. Creo que las mujeres están siendo víctimas de esta situación, las principales víctimas. Van a seguir asesinando mujeres por todo lo que acabo de afirmar en esta columna. No se le puede poner un policía al lado ni un chip a cada desequilibrado que pulule por ahí. Es una tremenda desgracia, un problema de muy señor mío, porque lo que hay que hacer con alguien que mata a una diosa o a alguien que nos permite vivir es sacrificarlo en la piedra sagrada dedicada a esa diosa. Es una maniobra de supervivencia y de defensa de la dignidad humana.