Diez anécdotas de picadores

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04 jul 2020 / 05:00 h - Actualizado: 04 jul 2020 / 05:00 h.
"Tribuna"
  • El picador junto al toro de la ganadería de Pedraza de Yelte. / Efe
    El picador junto al toro de la ganadería de Pedraza de Yelte. / Efe

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1. Hace casi un siglo actuaba en la plaza de toros de Huelva el popular y modesto picador de la localidad Camilo González “el Tremendo”. Se lidiaba una novillada grande y con mucho poder. El cuarto astado que salió aquel día era una catedral. Bravo de una pujanza extraordinaria y con mucha leña en la cabeza. Una buena percha.

Cuando llegó el momento de picarlo Camilo, un tanto pálido, se dirigió en busca del terrible morlaco, pensando lo poco que iba a durar encima del caballo.

En efecto, en una pavorosa acometida arremetió el cornúpeta contra caballo y jinete, levantando a ambos. El Tremendo se dio una “Tremenda” costalada , quedando en la arena medio conmocionado.

El público aplaudió la bravura y fuerza de tan hermoso novillo, deseando se le pusiera la segunda vara.

Los monosabios levantaron del suelo al muy magullado Camilo y con toda rapidez lo subieron al caballo, pero con los nervios lo pusieron montado al revés. Nuestro hombre atónito y atontado intentó agarrarse al cuello del caballo en el momento que un monosabio le decía: «al toro Camilo que no ha sido ná...»

Abrió los ojos El Tremendo y exclamó desde su asombro: «que no ha sido ná, ¡mardita sea! y le ha quitao er toro la cabeza ar caballo...»

2.-Cuando se impusieron los petos, Rafael “el Gallo” protestó de la medida al delegado de plaza: “Pero usted se cree que II” se puede picar a los toros con los caballos disfrazados de Felipe

3.- Hubo un fraile mínimo de la orden de San Francisco de Paúl, en el convento de La Victoria, en Jerez, en la calle Porvera , llamado Alonso Pérez, de Medina Sidonia, que antes que fraile había sido picador de toros y que, aún vistiendo los hábitos, continuaba ejerciendo su profesión, tanto en la Maestranza sevillana, como en otras plazas; hasta que la jerarquía se lo prohibió. Siguió viendo corridas en el palco de los franciscanos.

4.-En el año 1901 el picador Andrés Castaño “,Cigarrón” de la cuadrilla de Emilio Torres "Bombita” murió, desgraciadamente, en la plaza de San Sebastián tras la caída que sufrió tras intentar picar a un toro de Saltillo.

Al conocer la noticia, el también picador Rafael Alonso “El Chato”, al oír que la muerte fue por un colapso, entendió que se habría producido por un colazo. Y no pudo menos que hacer esta reflexión: "¡Marditos toros! ¡Hasta con la cola matan!"

5.- Joaquín Camargo Gómez, conocido como el Vivillo (1865), fue un bandolero andaluz nacido en Estepa (Sevilla).

En los primeros años del siglo XX se vivieron los últimos episodios del bandolerismo andaluz, centrados en Estepa; las cuadrillas del Vizcaya, el Pernales, el Vivillo y otros, fueron debidamente reprimidos en varias campañas de la guardia civil.

Joaquín Camargo Gómez, sobrevivió a la persecución huyendo a Argentina, aunque sería posteriormente extraditado a España en 1909. Tras ser absuelto en varias causas judiciales, en junio de 1911 salió en libertad y fue a Madrid, donde se convirtió en picador al ser aficionado y montar estupendamente a caballo dada su anterior “profesión”.

Excelente caballista y gran aficionado a los toros, pensó que nada más indicado para ganarse el sustento de limpias maneras que hacerse picador. Y el día 17 de septiembre de 1911; en la Plaza de Linares, ser celebró una corrida a beneficio del célebre personaje, con seis toros del nuevo ganadero de Guillena, don Francisco Correa ,para los espadas Minuto(A quien le dedicaremos nuestro próximo artículo)) y Moreno de Alcalá. Para mayor aliciente, el propio Joaquín Camargo, el Vivillo, debutaba en ese festejo como picador. Mas su actuación hubo de ser corta, pues al clavar una vara al primer toro, éste se echó a los lomos caballo y jinete cual si se tratase de un papel . Tan aparatosa fue la caída, que el Vivillo, molidas las costillas por la brutal costalada, se metió tras la barrera, negándose a picar más toros y no hubo manera de hacerle volver al ruedo.

El 1 de octubre del mismo año actuó otra vez Joaquín Camargo en una novillada verificada en Vista Alegre (Carabanchel), con reses de don Ildefonso Gómez donde figuraron como espadas - el Carbonero, Manuel Navarro y Julio García. La Plaza se puso abarrotada, pero a partir de esta corrida nada volvió a saberse de él, que si como bandolero tuvo fama, como picador parece que duró poco. Creemos que emigró a Argentina y falleció en Buenos Aires en 1929.

6.-Una tarde en que Juan Belmonte no toreaba, subió al palco de la presidencia, acompañado de su amigo, para presenciar la corrida desde allí. Al entrar en el palco el presidente, a la postre Gobernador Civil, le saludó con cariño y les dio los mejores asientos. Cada vez que el presidente se dirigía a él lo hacía con el tratamiento de “Don Juan”. El amigo de Belmonte no comprendía bien todo aquel protocolo del presidente. Cuando acabó la corrida le preguntó a Juan la razón, y Belmonte respondió:

— Es que fue un antiguo picador mío.

— ¿y cómo ha llegado de simple picador a presidente y gobernador?

Belmonte, con su típica ironía, contestó:

— Pues ya ves, degenerando.

7.-Bernabé Álvarez “Catalino”, nacido en Córdoba en 1885,relataba,”de la tarde que yo me acordaré siempre fue de la del 18 de julio de 1939, en la Maestranza de Sevilla, yendo con Manolete. Un toro de Tassara me tiró del caballo y me corneó en el pecho, rompiéndome la ropa e incluso la camisa y sacando en el pitón una cadena con medalla que yo llevaba al cuello. El momento fue de una gran emoción que caló en el público. Pero la sorpresa fue cuando yo me levanté, deseoso de vengarme de la fiera, y todo maltrecho subí al caballo y coloqué al toro dos magníficos puyazos. La ovación fue la más grande que escuché en mi vida. Y parece que todavía estoy escuchándola, porque aquel fue uno de los momentos más gratos de mis treinta y seis años de picador de toros.

8.-Antonio Martínez “Cid” fue un excelente picador palentino que empezó y siguió casi toda su carrera en las filas de Vicente Pastor, y más tarde pasó a la de Ricardo Torres “Bombita”.

Este varilarguero hizo famosa una copla que decía así:

En la mesa no hay guindillas,

pimienta no se ve aquí...

nadie se atreve a picar,

estando presente El Cid.

9.-Agustín Ibáñez “Marinero” fue un picador nacido en Carrión de los Condes (Palencia) el 29 de octubre de 1883. Tejedor de oficio, no se las vio con los toros hasta cumplidos 22 años. A esta edad supo que su paisano Antonio Martínez “El Cid”, picador de toros, tenía un cierto renombre y vivía holgadamente en Valladolid. Y cuentan que decía: "si El Cid es tan feo y sirve para picador, yo también, yo también debo servir".

10.-Dacio Martín “Pontonero”. Uno de las muchos sucedidos de este fantástico picador tuvo lugar el 16 de julio del año 1912. Presenciaba Dacio , como mero espectador, una corrida en Burgos en la que tomaban parte Vicente Pastor y El Gallo y se lidiaban toros de Anastasio Martín, reses que salieron pegando fuerte a los picadores y en un momento mandaron a la enfermería a Pegote, Alejo y Cochero. La tarde fue aciaga para los barrilargueros. Según iban saliendo al ruedo iban camino de la enfermería. Hasta que llegó el momento en que no quedó ningún picador disponible. Ante tal situación, Dacio se puso en contacto con el presidente de la corrida y le dijo que él era picador, que si no había otros picadores disponibles, y él estaba dispuesto a picar lo que quedaba de corrida. Nada más tocarse con el castoreño , prestado por uno de sus accidentados compañeros, fue tan terrible la embestida del toro de Atanasio Martín, que Dacio fue descabalgado bruscamente y su rostro golpeó contra un pilar de la barrera y en ella dejó 5 dientes.

La afición tiene sus costes.