Doña Manolita salvará la Navidad otra vez

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04 dic 2022 / 16:49 h - Actualizado: 04 dic 2022 / 17:07 h.
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Los indios de la India no celebramos la Navidad. Solo unos pocos millones porque en la India somos muchos y todo se hace a lo grande. Y eso nos permite ver con distancia lo que se hace en los países en los que el cristianismo es la religión preponderante.

Francamente, a mí esto de la Navidad no termina de convencerme. Hace muchos años que me parece una forma de gastar dinero sin ton ni son, de malgastar afectos falsos aireándolos estúpidamente para parecer mejor persona y de cantar canciones con letras imposibles de entender después de beber un par de copas. Una ridiculez. Eso es lo que me parece. Me encantaría decir algo distinto, pero eso de fingir me va mal. Después de hacerlo duermo fatal. Soy un indio de la India y eso nos lo tomamos muy en serio.

La navidad tiene sentido para los cristianos. No para los que dicen serlo. No, para esos (para los que van de supercristianos sin serlo) está mejor diseñada la bolsa de valores, la prima de riesgo, los recortes en la sanidad pública, una educación catastrófica o los abrigos de piel. O sea, lo mismo que ocurre con los que no son cristianos (ni presumen de serlo) y andan por el mundo buscando la forma de sobrevivir aunque sea a costa de los más débiles. No puedo dejar de mirar las puertas de la iglesias (las católicas). Es impresionante la cantidad de personas que entran vestidas de punta en blanco, mirando con desprecio a los indigentes que piden una limosna en la puerta. Eso sí, con cara de ser guiado por el mismísimo Cristo. Igual de impresionante que pensar en uno mismo camino de los grandes almacenes. Es impresionante. A mí mismo, se me llena la boca de bonitas ideas y solidaridad y aquí sigo sin hacer gran cosa. La diferencia es que unos hacen numeritos cada domingo. Otros no. Si existe el infierno, los cristianos (buena parte de ellos) tienen un puesto de lujo reservado. A mí lado, por ejemplo; porque si se cumplen los pronósticos, los indios de la India vamos derechos al infierno a tostarnos la eternidad... por no creer en lo que debemos.

Decir esto está feo. Ya sé que ahora toca otra cosa. Amor, solidaridad, amistad, cielos estrellados. Esas cositas. Sin embargo, no puedo remediar ser como soy. Y mentir es pecado. Lo dicen los sacerdotes católicos. La navidad me parece un engaño, un inmenso tenderete en el que si no compras pareces un idiota. Lo único que me parece interesante es que son miles de personas las que se arremolinan frente a Doña Manolita para comprar lotería y todos, todos sin excepción, quieren lo mismo, tienen la misma ilusión. Es lo único verdadero de todo este lío nos fijemos en los que nos fijemos.

En cualquier caso, espero que ustedes lo pasen bien en estas que llegan. Tanto como el resto del año. Ah, y si va ir usted a la iglesia, póngase los tejanos, agarre cincuenta euros y entrégueselos al señor de la puerta. Sí, a ese con cara de hambre. Y si van de compras sin ser creyentes hagan lo mismo. Igual me dejan más espacio en casa de Lucifer. Con tanto candidato no quiero imaginar cómo va a estar de lleno. Ya les digo que entre indios de la India y chinos de China o Tailandeses de Tailandia...