Dos gigantes de la raza negra

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22 ago 2020 / 04:00 h - Actualizado: 22 ago 2020 / 04:00 h.
"Tribuna"
  • Portada del libro de Thomas Sankara discursos de la revolucion de Burkina Faso
    Portada del libro de Thomas Sankara discursos de la revolucion de Burkina Faso

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En la historia de la humanidad hay personajes que han dejado una huella indeleble en su paso por nuestro planeta, en todos los campos. Son muchos, pero en realidad pocos han entrado en el Olimpo de los dioses. A nivel político, hay algunos que merecen ser recordados por su generosidad y búsqueda de la justicia y también por el final tan poco afortunado que tuvieron. El caso que nos ocupa es el de dos hombres contemporáneos, cuyas vidas han marcado una época. Pertenecen a distintos continentes, pero tienen bastante en común, incluso en la forma en que fallecieron. Estoy hablando de Maurice Bishop y Thomas Sankara, dos gigantes de la raza negra, desconocidos para una gran mayoría, pero con una personalidad muy atractiva y arrolladora, que conviene recordar en medio de la ola de racismo y de las ideas de ultraderecha que nos invaden y nos golpean. Proceden ambos de naciones poco conocidas: Granada, una de las Antillas menores, un diminuto país, y Burkina Faso, ex Alto Volta, ubicado en África, un continente repleto de artistas, de literatos y de personas de gran valía, pero salvajemente expoliado. Su elección no ha sido hecha al azar, porque es factual que existen entre ellos sonantes semejanzas, pero soy perfectamente consciente de que el hecho de que fueran comunistas puede dar lugar a discusiones y debates, que en el caso de que se produjeran, espero que no sean estériles.

Maurice Bishop nació el 29 de Mayo de 1944 en Aruba, una pequeña isla caribeña, donde sus padres, originarios de Granada, se trasladaron en busca de una mejor situación económica, y en el año 1950 el joven conoció la tierra de sus progenitores. Tras llegar a Granada, hizo sus estudios primarios y secundarios en escuelas católicas. Fue un alumno brillante, con mucha inquietud, y en su recorrido académico, se cruzó con Bernard Coard, un líder estudiantil con quien entabló amistad. En 1962, se graduó con una medalla de oro por su habilidad excepcional. El año siguiente, Bishop se marchó a Inglaterra para estudiar Derecho en la Universidad de Londres, mientras que Coard se dirigía a los Estados Unidos para comenzar Economía en la Universidad de Brandeis. Durante este período, Bishop estudió las obras de Marx y Lenin y quedó particularmente impresionado por las enseñanzas del estadista tanzano Julius Nyerere. En 1969 recibió su título de abogado.

Tras regresar a Granada, participó en distintos movimientos de protesta contra el primer ministro de la isla, Eric Gairy, y en el mes de enero de 1974 falleció Rupert Bishop, su padre, abatido a tiros en una manifestación. El 6 de febrero del mismo año, víspera de la independencia de Granada, fue arrestado Maurice, acusado de conspirar para asesinar al primer ministro; fue liberado dos días después. Al frente del partido MNJ (el Movimiento de la Nueva Joya) obtuvo en 1976 tres escaños en el Parlamento y desempeñó durante algunos años el cargo de jefe de la oposición en la Cámara de Representantes frente a Gairy, que no dudó en recurrir al terrorismo y a las elecciones amañadas para mantenerse en el poder. En Bishop era notoria su facilidad de lenguaje y sus dotes de excelso tribuno.

A principios del año 1979, se produjo en Granada una revolución con escasas víctimas mortales, liderada por el MNJ que aprovechó la ausencia de la isla de Gairy. Bishop, pese a sus primeras reticencias, asumió el 13 de Marzo el cargo de primer ministro y Bernard Coard, la cartera de finanzas, para luego ocupar el puesto de vice-primer ministro. Este año fue el annus horribilis de otras dictaduras. Además de la de Granada fueron derrocadas, por ejemplo, la de Somoza en Nicaragua, de Reza Pahleví en Irán, de Amin Dada en Uganda, de Bokassa en la República Centroafricana, de Macías Nguema en Guinea Ecuatorial y de Pol Pot en Camboya.

El joven gobierno dio prioridad a la educación, a la igualdad de género y a la sanidad. La campaña contra la analfabetismo redujo este del 35 al 5%. El creole fue autorizado en las escuelas, pero se despreció la instrucción religiosa. A la mujer se le otorgó la paridad en la remuneración, la licencia pagada por maternidad, y se declaró ilegal la discriminación sexual. En materia sanitaria, la salud era pública y gratuita y se incrementó el número de especialistas, gracias a la ayuda de Cuba.

Al lado de la reforma agraria, la lucha contra el racismo y el paro fueron otras de las esenciales preocupaciones del gobierno. Las cifras del desempleo bajaron del 50 al 14 %. A nivel de infraestructuras, hay que señalar la construcción de carreteras y el levantamiento en 1981 de un nuevo aeropuerto internacional para fomentar el turismo. Edificado con fondos cubanos, el aeródromo fue motivo de disputas con los norteamericanos que consideraron que iba a servir de punto de apoyo para los aviones militares soviéticos, en el contexto de la guerra fría. En materia de defensa se fundó el Ejercito Revolucionario del Pueblo y la política exterior se caracterizó por el mantenimiento de una buena relación con los países de obediencia comunista.

El acceso al poder de los revolucionarios tenía todas las papeletas para estar condenado al fracaso. Por su orientación ideológica, no gozó de la simpatía de la robusta administración norteamericana, encabezada por Ronald Reagan, que se mostró muy hostil, profiriendo constantes amenazas. Además, las continuas disensiones en el seno del gobierno, encarnadas por las dos máximas figuras, eran un caldo de cultivo que iba erosionando de manera indiscutible la frágil estructura del gobierno incipiente: Maurice Bishop, un líder carismático, moderado, partidario de buscar siempre el consenso a nivel del partido y simpatizante de la vía castrista, y Bernard Coard, un hombre dogmático, radical, de tendencia moscovita, poco dado a las modulaciones y a hacer concesiones, aumentado por su ambición personal. A estos inconvenientes hay que añadir los abusos cometidos en contra de las actuaciones de los expulsados del poder y de los frenéticos e infatigables intentos de estos para reconquistarlo, lo que evidentemente representaba un desasosiego a nivel político y no auguraba un devenir prometedor para la isla.

Si bien fueron tangibles los logros sociales, salían a la luz, sin embargo, las serias divergencias doctrinales que enfrentaban a Bishop y al vice primer ministro, Coard, quien le reprochaba lentitud en sus acciones y su falta de energía a la hora de defender los postulados revolucionarios. Estos desacuerdos alcanzaron su clímax al perpetrar un golpe de Estado la facción liderada por Coard. El 19 de octubre de 1983, Bishop, junto con tres miembros de su gabinete, la ministra de educación y pareja de él, Jacqueline Creft, embarazada de siete meses, el canciller Unison Whiteman, el ministro de vivienda Norris Bain y otros seguidores fueron colocados ante un pelotón y fusilados el 19 de Octubre de 1983 por una facción extremista de su propio movimiento político. En total fueron quince personas ajusticiadas este día. Bishop falleció a los 39 años, su cadáver y el de sus compañeros fueron enterrados en un lugar desconocido. El gobierno norteamericano aprovechó esta coyuntura y seis días después invadió la isla. Coard y sus acólitos fueron arrestados, tratados como vulgares delincuentes, posteriormente juzgados y condenados a largas penas de prisión. Maurice Bishop sigue hasta la actualidad gozando de una gran estima en su país.

Dos meses y medio antes de la caída de Bishop, concretamente el 4 de Agosto de 1983, llegó al poder en Alto Volta, el capitán Thomas Sankara, a raíz de un golpe de Estado, encabezado por su homólogo y amigo Blaise Compaore, en un país plagado de intentonas golpistas desde su independencia de Francia en 1960. Thomas Isidore Noël Sankara nació el 21 de diciembre de 1949 en Yako, Alto Volta; creció en el seno de una familia católica en un país de mayoría musulmana. Tras acabar sus estudios, empezó su carrera militar con 19 años, influenciado por el pensamiento de Ernesto Che Guevara, Fidel Castro y Nelson Mandela. Participó en una misión en Madagascar, y en una guerra fronteriza contra Mali donde ganó notoriedad. Fue miembro de gobiernos anteriores desempeñando el puesto de secretario de Estado de la información en uno y primer ministro en otro. Thom Sank, como era cariñosamente llamado, ganó la admiración del pueblo, siendo un hombre campechano que, antes de ser presidente, tocaba como guitarrista en una banda y acudía frecuentemente a los ensayos conduciendo una motocicleta. A partir de aquí se forjó su carismática imagen.

Se declaró antiimperialista, y desde los primeros años de su presidencia definió los ejes de su futura política, lo que le granjeó enemistades por parte de Francia y de algunos jefes de Estado vecinos, títeres de la metrópoli. Una auditoría de sus bienes en aras de promover la transparencia y de favorecer la lucha contra la corrupción, fue una de las primeras medidas impulsadas, reduciendo drásticamente su sueldo y el de los altos cargos del Estado. “Político austero, exigió a sus ministros el mismo tren de vida que se impuso a sí mismo” afirma el historiador africanista Omer Freixa. ”O bien hacer un sacrificio nosotros mismos, sobre nuestros sueldos, sobre nuestras ventajas, sobre nuestros privilegios; o bien prostituirnos e ir a una u otra potencia para que venga a ayudarnos” fueron las elocuentes palabras del revolucionario.

Discípulo del panafricanismo, se opuso al pago de la deuda externa por parte de los países africanos, invitando a los dirigentes a tener la valentía de enfrentarse a los magnos poderes económicos mundiales, situación que le colocó como un líder emergente en el continente. Anhelaba un mundo igualitario y combatió el neocolonialismo. Por otro lado, al año de su acceso al poder, “Sankara cambió el nombre del país como símbolo de una transformación social” dice Freixa. Alto Volta fue sustituido por Burkina Faso que significa: Tierra de los Hombres Íntegros.

Paralelamente a la lucha contra la corrupción y la hambruna, dedicó una especial atención a la educación y a la sanidad. Algo sin precedentes en África, prohibió la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados, la poligamia y toda forma de discriminación sexual. Animó a las mujeres a participar en política y nombró a algunas de ellas en puestos de responsabilidad para fomentar la igualdad. En el terreno sanitario, organizó una campaña de vacunación de los niños contra la meningitis, la fiebre amarilla y el sarampión.

Con la reforma agraria, nacionalizó las tierras, entregándolas a los campesinos, duplicándose la producción de trigo y estatizó los recursos minerales. Dedicó fondos para la construcción de ferrocarriles y llevó a cabo una repoblación forestal para frenar la desertificación. A nivel militar se crearon, inspirados en el modelo cubano, los Comités de Defensa de la Revolución (C.D.R.) para contrarrestar la influencia del Ejército. Sankara demostró su gallardía y honradez al criticar y castigar algunos de los excesos cometidos por miembros de los Comités.

Por su vigoroso carácter y su política basada en los preceptos ideológicos con los que se casó, Sankara, apodado El Che Guevara africano, fue un huésped muy incómodo para Occidente y para algunos presidentes del continente negro, por temor al contagio de su revolución. Su política irritó a la potente clase media de su patria y el poder se dividió entre pro-Sankara y pro-Compaore. Cuatro años y algo más después de la instauración de la Revolución, fue asesinado tras un golpe de Estado, al parecer, auspiciado por Francia, gobernada entonces por el tandem de la cohabitación, François Mitterand y Jacques Chirac, y ejecutado por el traidor, ministro de Justicia, Blaise Compaore. Sankara falleció a los 37 años el 15 de Octubre de 1987 con doce compañeros oficiales. Su cuerpo fue desmembrado y enterrado en una tumba anónima. Treinta y dos años después del magnicidio, el revolucionario burkinés sigue siendo un icono en su país y en muchos otros del continente africano.

Hasta la actualidad, los supuestos cadáveres de Bishop y Sankara no han sido debidamente identificados.

Dejo a los posibles lectores la tarea, no ardua, creo, de establecer las similitudes que existen entre estos dos hombres de Estado, el uno y el otro mártires de la raza negra, añadiendo que no hay que confundir el comunismo con Stalin, Mao, Pol Pot, Ceaucescu o Haile Mariam..., como tampoco hay que asimilar la derecha a Trujillo, Franco, Somoza, Idi Amin, Duvalier o Stroëssner...