Los medios y los días

Eclipse del sol español

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29 jul 2020 / 04:00 h - Actualizado: 28 jul 2020 / 11:03 h.
"Los medios y los días"
  • Eclipse del sol español

Con los cuarenta grados y más casi a diario las cucarachas aparecen. Yo he tenido en mi casa la visita de alguna que otra y he procedido a espachurrarlas o a envenenarlas con suma agresividad por invadir mi territorio. Por fortuna no creo en la reencarnación y mi conciencia me permite estos cucarachicidios con soltura y destreza. Aun así, llamé a un experto en desinfección que procedió a una purga generalizada y previsora, con éxito, por ahora. Sin embargo, al terminar, me advirtió: “Matarlas a todas es imposible porque cada vecino tiene sus bajantes, etc.”.

El hecho me condujo al virus de Wuhan, al turismo y al sol español, asociación de ideas que se llama eso, ¿verdad? Exterminar a todos los Cov Sars2 es imposible, con vacuna y sin ella, y a toda la familia coronavirus, menos aún. En cuanto se vio que ya se moría menos gente y que habíamos sido buenos encerrados, se abrieron las puertas hogareñas y salimos a la calle como toros de Miura a por cervezas, fiestas y otras algarabías. Entonces, de la canción Resistiré, del Dúo Dinámico, pasamos a otra, una de Julio Iglesias cuya letra constata, entre otros versos: De tanto correr por ganar tiempo al tiempo/ Queriendo robarle a mis noches el sueño/ De tantos fracasos, de tantos intentos/ Por querer descubrir cada día algo nuevo/ me olvidé de vivir”.

Grupos, grupúsculos, megagrupos y familias, todos ellos humanos, se reunieron y con tal de recuperar el tiempo perdido se les olvidó el virus, por correr y vivir tanto, se les olvidó vivir, se les olvidó el peligro porque eso siempre les pasa a los otros. Como en España jamás se llevaron a efecto test masivos ni se asumieron las grandes ventajas de las nuevas tecnologías para frenar en lo posible la pandemia, en todos esos encuentros humanos había gente contaminada que a su vez contaminaba y cuando terminaba la fiesta todos los contaminados se iban a contaminar a otros congéneres y así sucesivamente. Al mismo tiempo, los controles en los principales aeropuertos dejaban mucho que desear y en los aviones y en los AVEs se seguía aplicando otra canción, esta vez la de Sergio Dalma y en lugar de bailar pegados la gente viajaba pegada, como siempre.

El bicho, que ya había hecho su primavera, está haciendo ahora su verano y el sol español se va a hacer puñetas y esa canción de Luis Aguilé que dice: “Es el sol, español que te trajo hasta aquí”, también. Nos han convertido en unos apestados y es que, a pesar de que hay una culpa indudable en todos los que han ido alegremente por la vida estos días, es muy complicado en reuniones familiares cumplir a rajatabla con todos los requisitos preventivos y no se puede tener a un policía en cada casa.

De todas formas, ya tenemos el consuelo de las homilías del padre Pedro Sánchez, que parece que no ha roto nunca un plato. A ver si dice algo original y nuevo porque España sigue viviendo básicamente de lo que inventó Franco y Sánchez desentierra al inventor pero no veo apuesta firme para terminar con ese cuasi monopolio del sol español y diversificar las fuentes de riqueza.

Ahora bien, ya veremos lo que pasa en los países esos que tan irresponsables nos creen. Por lo pronto, no somos los peores. El País decía hace poco que el ritmo de contagios crece en España. Se viene comprobando desde hace semanas y el incremento se ha acelerado en los últimos días. En el tablero europeo, España ocupa ahora el quinto puesto por incidencia del coronavirus, por detrás de Luxemburgo, Rumanía, Bulgaria y Suecia. Los vecinos de la UE se miran en el espejo de España porque, aunque están en mejor situación, la mayoría han visto en las últimas semanas cómo sus casos aumentan y se detectan cada vez más brotes en su territorio.

La web Bussines Inside y el citado El País anotaban además que los Estados se debaten entre la apertura de sus economías y la imposición de nuevas restricciones, en un delicado equilibrio que empieza a derivar en miedo a una segunda ola. Lo cierto es que la situación epidemiológica en España es muy desigual. Hay algunas comunidades con un número de contagios tan alto que tira hacia arriba la media. Nada tiene que ver la incidencia acumulada de Aragón (237,86 casos por cada 100.000 habitantes) con la de Asturias, que apenas ha detectado dos pequeños brotes desde que empezó la desescalada a principios de mayo. Su incidencia es de 1,66 casos por 100.000 habitantes.

En este contexto ha llegado el ocaso del sol español porque Luxemburgo, Rumanía, Bulgaria y Suecia no tienen nuestro maravilloso y jodido sol sureño, que todo hay que decirlo. Es que esos países no poseen ni sol, ya se podían llevar algo del nuestro y nosotros traernos sus inversiones en investigación, desarrollo e innovación.