La Tostá

El flamenco en el franquismo

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
19 nov 2020 / 07:56 h - Actualizado: 19 nov 2020 / 07:58 h.
"La Tostá"
  • Imágenes del NO-DO en los archivos de RTVE. / El Correo
    Imágenes del NO-DO en los archivos de RTVE. / El Correo

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Hay que tenerlos bien puestos para hablar del flamenco y el franquismo. Después de perdido, al río. Tras confesar Pitingo que es de derechas y decir que vota a partidos de esa ideología, algunos se han asombrado, como si todos los artistas flamencos fueran comunistas o socialistas. Ni mucho menos, aunque no importe nada lo que cada artista defienda políticamente. He leído que la derecha ha maltratado siempre al flamenco, en especial en el franquismo, y no es cierto. En esa época de la historia de España, que nunca debió existir y es una opinión muy personal, estaba aún vivo el antiflamenquismo, y está todavía. Que aquí parece que todo el mundo es flamenco, pero no es así. Cuando acabó la Guerra Civil de 1936, el arte jondo siguió su curso y los artistas, salvo los que se fueron de España, volvieron a crear compañías y a buscarse la vida con este arte. Y al franquismo no le importó nada, sino al contrario. Casi todos los avances en este arte, de los que seguimos disfrutando en la actualidad, se crearon en la época franquista. Por ejemplo, los festivales de verano, creados en los cincuenta. Festivales como el Potaje Gitano de Utrera, el de Cante Jondo Antonio Mairena, el de las Nieves de Arcos de la Frontera, la Reunión de Cante Jondo de la Puebla de Cazalla, la Caracolá de Lebrija o el Gazpacho Andaluz de Morón entre otros muchos. También se crearon en esa época, los cincuenta, el Concurso Nacional de Córdoba y la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera. Nació la Peña Flamenca la Platería de Granada y detrás de ella lo hicieron las del Pozo de las Penas de Los Palacios, el Gallo de Morón o Torres Macarena en Sevilla capital. En los sesenta ya había festivales, concursos y peñas flamencas en toda España. Sin olvidarnos de los tablaos, como Los Gallos en Sevilla y Zambra o Los Canasteros en la capital de España. Los intelectuales volvieron a interesarse por este arte y la Universidad le abrió sus puertas, así como algunos colegios mayores. Universidades como las de Sevilla o Salamanca, con figuras como Antonio Mairena o Amós Rodríguez Rey de mentores. Se impulsan infinidad de semanas de estudios flamencos y los medios de comunicación de los sesenta y setenta comenzaron a contar con nuestro arte de una manera importante y decidida. Desde la Tertulia Flamenca de Radio Sevilla, que presentaba y dirigía don Rafael Belmonte, el hermano del célebre torero, se promovió el monumento a la Niña de los Peines en la Alameda de Hércules (1968), que inauguró la etapa de grandes reconocimientos a los artistas flamencos. Ya Córdoba homenajeó a la artista sevillana en 1961, y un año más tarde le dio la Tercera Llave de Oro del Cante a Antonio Mairena. Nacieron las secciones de flamenco en los diarios españoles y proliferaron los programas de radio dedicados a este arte en Radio Nacional, Radio Vida o La Voz del Guadalquivir. ¿Cómo es eso de que el franquismo quiso cargarse el flamenco? Lo utilizó, como luego hizo la democracia. El flamenco aún funciona con las estructuras de la etapa anterior, del franquismo. Ya me pueden crucificar.