El inversor conservador debe de tener muy en cuenta a la hora de invertir cual será el nivel de riesgo que es capaz de asumir. Una buena gestión de su cartera es fundamental para evitar la quiebra. El inversor conservador debe ser consciente, desde un primer momento, que su inversión no va ha hacerle rico y, por ello, adecuar el binomio riesgo-beneficio.
Debe intentar formarse de manera adecuada, adquiriendo un mayor conocimiento de los mercados bursátiles y del análisis técnico para alcanzar el éxito.
Igualmente, debe utilizar de manera regular los stops de pérdidas, vendiendo sus acciones si estas bajan por debajo del stop previamente establecido, no cayendo en la tentación de mantener la posición a la espera de que los precios se recuperen.
El inversor conservador precavido debe evitar utilizar todo el capital destinado a la inversión en Bolsa en su primera operación, procediendo, por contra, a llevar a cabo su inversión de manera progresiva y durante un periodo temporal extendido en el tiempo. La bolsa siempre brinda oportunidades a los inversores y no es necesario, por ello, que estos se ceben en el mercado ya que, a veces, también es bueno estar temporalmente fuera de la bolsa.
El inversor conservador no debe dejarse arrastrar por los excesos provocados por situaciones de fuertes movimientos alcistas anteriores de la bolsa ni caer en el desánimo, miedo o pánico ante puntuales correcciones o movimientos a la baja.
Debe tener muy presente, asimismo, que es un inversor de largo plazo por lo que su inversión necesitará del paso del tiempo para dar el beneficio esperado. Por ello, la disciplina en la inversión, la sensatez y una buena gestión de su cartera, junto con la lógica de la inversión en empresas sólidas terminarán dando su fruto en forma de beneficios.