El placer de asaltar un olivar

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
22 oct 2018 / 20:48 h - Actualizado: 22 oct 2018 / 13:50 h.
"La Tostá"

TAGS:

La única vez en mi vida que he robado algo fue una pera en dulce a un turronero ambulante que solía ir a Palomares del Río. Tenía siete u ocho años y me hicieron sudar sangre entre Manolito el Municipal y el Cabo Benito. El turronero acostumbraba a tomarse una copa de aguardiente en el bar de Fernando y Coral, en la Plazoleta, y creyendo que era más listo que él le pillé las vueltas, agarré la pera en almíbar y salí corriendo. Me vio, llamó al municipal, éste llamó al cabo y entre los dos organizaron mi captura. Me detuvieron debajo de un carro cargado de hierba, pero ya me había zampado el manjar y, como no tenía dinero para pagarlo, me amenazaron con esperar a que llegara mi madre del almacén de aceitunas de Coria para que abonara el dulce. Fue entonces cuando rompí a llorar, porque mi mamá era de alpargata fácil y donde ponía el ojo daba el alpargatazo.

Aprendí la lección de que no había que robar ni siquiera para comer, pero algún placer extraño me produjo aquella experiencia de cleptomanía porque cuando voy al campo no puedo evitar coger una bolsita de aceitunas gordales para sajarlas y aliñarlas. Nunca en lo por coger, sino después del verdeo, luego son del rebusco. Esas gordales entre negras y moradas que las sajas, les das tres días de agua, las aliñas y en una semana estás poniéndolas en la mesa al lado de un bollo calentito y una media botella de mosto. Lo buenas que están unas aceitunas robadas o rebuscadas. Mejor que las compradas, sin duda, porque cuando te las estás comiendo tienes cara como de verdadero experto en burlar la vigilancia de los empleados del terrateniente o de la Guardia Civil, y eso tiene su morbo. Tendrían que verme lo que disfruto delante de un plato de esas gordales alcoreñas.

Solo hay algo que me frena un poco a la hora de asaltar un olivar para rebuscar aceitunas. Dejar a los pájaros sin comida, porque esas diez o doce olivas que quedan en cada olivo, si fue bien verdeado, son el sustento de mirlos o zorzales. Y con la comida de los pájaros no se juega.