El suicidio del príncipe de Noruega

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26 dic 2019 / 08:19 h - Actualizado: 26 dic 2019 / 11:25 h.
  • Marta Luisa de Noruega y Ari Behn. / EFE
    Marta Luisa de Noruega y Ari Behn. / EFE

Fue Cioran quien disertó sobre los inconvenientes de haber nacido.

Hoy nos sobresalta la noticia de la muerte del Príncipe de Noruega, quien, con tres hijas, después de su divorcio con la Princesa, ha optado por abandonar o trascender, según se mire.

Y es que si no fuera por el suicidio, la vida sería insufrible, por no tener escape.

Ari Behn, (así se llamaba) solía frecuentar nuestra tierra y en especial Jerez donde llegué a coincidir con él e incluso conversamos brevemente sobre la melancolía, algo imprescindible para la autolisis, tal vez porque solo desde ella se percibe la brevedad y la vacuidad de la vida.

Una vez, la propia Princesa declaró que el problema radicó en la imposibilidad de recuperar lo que una vez tuvieron.

Y aunque Behn rehízo su vida agudamente con una Abogada, no debió ser suficiente.

La vida y la muerte son un misterio que sigue siendo inescrutable.

En el cine, quizás sus más claros ejemplos hayan sido Mar Adentro y Million Dólar Baby.

La primera de ellas es un Himno a la vida y la segunda un Homenaje a la muerte, aunque yo prefiera el Sur de Victor Erice, esa película inacabada donde un padre se va para siempre ante la incomprensión de su hija, al son de un Pasodoble titulado “er mundo”...

Dicho así, todo pudiera contraerse a un problema científico o psiquiátrico, pero a pesar de los múltiples programas antisuicidio, lo cierto es que los teléfonos de la Esperanza no dan abasto y hasta Asociaciones –la de Elisabeth Kubler Ross, entre ellas- organizan terapias de grupo para soportar la pérdida. Quizás sea Cataluña, la que ha aportado más recursos a paliar la contradicción de vivir cuando todo muere.

Qué hubiera pasado en la vida del Principe Ari, si no hubiera engrosado la corte de Noruega, será siempre una incógnita.

Pequeñas decisiones pueden convulsionar realidades intangibles, como el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York.

En España, el suicidio es ya la primera causa de muerte externa. Aquí se cuidan hasta de ocultar los estados civiles de las víctimas, como la desolación entre las sombras...

La muerte de este Príncipe -enfant terrible- nos conduce a cuál fuera su ultimo pensamiento y hasta su última música; fuera el Intermezzo o Unchained Melody. Quien sabe...

Pero en éste y en todos, siempre nos quedará la incertidumbre. Prefiero creer –y lo lamento porque es Navidad- que la última visión de nuestras existencias tiene que ver con el amor... pero me temo lo contrario.

En todo caso, hemos de tener cuidado con nuestros sueños, porque el Universo se empeña en hacerlos realidad.

Descanse en paz Ari y los amores poblados de melancolía.