Entre Antonio Muñoz y José Luis Sanz

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16 ene 2022 / 04:00 h - Actualizado: 16 ene 2022 / 04:00 h.
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  • José Luis Sanz y Antonio Muñoz. / El Correo
    José Luis Sanz y Antonio Muñoz. / El Correo

Sevilla recuerda los apuntes de Borges, o sea un escenario mitológico con personajes dispares de caminos separados y ruinas circulares.

Entretanto el popular José Luis Sanz apuesta por montarse en el eterno autobús núm. 27 a Sevilla-Este y acierta; Antonio Muñoz, alcalde “accidental” (nunca mejor dicho), se persigna ante las monjas de clausura con las que dibuja nada menos que el “futuro de la ciudad”.

No sé si el gesto de Muñoz es una forma de encomendarse a Dios ante la fugacidad del poder municipal o es que los ateos rezan más.

Mientras Cabrera llora por las esquinas (bien caro le han hecho pagar su lealtad a Carmelo Gómez), alguien del Grupo Joly, -tan genuflexos como agradecidos-, ha bautizado a Muñoz como el Edil de la Sevilla cernudiana de Ocnos.

Y miren que congregó gente el nombramiento como alcalde del “moderno” Muñoz. Hasta Alfonso Guerra y, como antaño, Alfredo Sánchez Monteseirin, siempre sudoroso y brazos cruzados, como quien espera el alba. Lo noté casi feliz. Se fue queriendo y no pudiendo con Alberto Máximo y Susana Diaz, sus dos grandes pasiones. Ahora, al fin, el tiempo les alcanza; lástima que a él le despidieran antes.

Pero mientras unos y otros se preparan y pronto hasta descubrirán la importancia del taxi en la ciudad, en Sevilla no hay quien desplume las amargas que amenazan la flor blanca de los días del gozo de la Semana de Pasión. Ahora que se intuyen los pasos, parece que no habrá perfume de azahar junto al incienso y las saetas de Alex Ortiz.

Ya ni los niños te preguntan si esas naranjas se comen, tal es la porfía en que se tornan hasta ser atropelladas por las ruedas del “extrarradio” invasor.

Me da y todo parece que el futuro de Sevilla se dirime en San Telmo.

Moreno Bonilla ha perdido varias oportunidades de pulsar el botón rojo y convocar. Bastó para pararlo la oportuna filtración de Pedro Sánchez, amenazando conjuntas.

Si Espadas ganare –aún hay partido- Muñoz competirá con José Luis por Plaza Nueva.

Pero si no lo consigue, apunten a MariJesu o a Gómez de Celis, que siempre habrá tiempo para Fonsito de arrendar el casoplón adquirido en derredor de las tabernas de Ayuso.

Así que, a Muñoz, la ciudad de Ocnos lo despedirá con bollitos de Santa Inés, que no llegará a mojar con el café Catunambú de la esquinita de calle Sierpes en dirección La Campana sin veladores. De eso versa Ocnos, el exilio... Sic transit.