Si lo pasas bien con gente que te conoce y te estimula, todo parece mejor. Tu ánimo mejora, tus palabras son amables y positivas, la risa fluye fácil... Ese tiempo compartido con felicidad es lo mejor a lo que podemos aspirar. Tenemos en la vida situaciones amables y eso creo que es sentirse vivo.
Con estas situaciones que nos ocurren a todos cargamos pilas y todas las otras tareas parecen más fáciles y llevaderas. Para mí, la persona que menos ha vivido es aquella que no ha tenido muchos momentos felices. Pensamos que la felicidad grande no se puede alcanzar y que sólo unos pocos tienen el privilegio de tener unas vidas dignas de película. Pero si las películas y los libros son obra de otras personas, por qué no inventar tú la tuya. No hay mejor libro que el que escribes tú día a día, no hay mejor guion de película que el que creas tú mismo, sintiéndote a gusto contigo.
Ser feliz no es algo especial que unos pocos posean, es más bien una actitud de cada uno. Acepta lo que tengas que hacer, acepta lo que hay que vivir, y eso es un paso en la senda de la felicidad. Si además en este camino se comparten algunos trechos con otros, eres el ser más especial por tener amigos y cariño.
Todo es importante, todos te pueden ayudar, sólo depende de la actitud con la que vivamos cada minuto. Seguro que tenemos personas a las que acudir, aunque no nos comprendan totalmente nos dan fuerza sólo por aceptarnos como somos. Reír, bailar, compartir, forman parte de nuestras vidas y eso hace que todo sea más llevadero, y para eso todos estamos preparados con más o menos arte.
Podríamos proponernos a diario un ratito de risa, aunque no tuviéramos ganas ni motivos para hacerlo. Podríamos proponernos pensar en las personas que tenemos para compartir algún acontecimiento. Si conseguimos lo anterior, estoy convencida de que nos sentiríamos mejor y daríamos más color a nuestras vidas, y pasaríamos a formar parte de la gente especial, de esos que son más felices.