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‘Abrazo de nieve’, por Ana J. Revuelta
Si alguien había creído que acabado el 2020 todo lo malo quedaría atrás, estaba totalmente equivocado. De momento, el balance es bastante desastroso. En 2020, a estas alturas del año no había ocurrido casi nada de relevancia. 2021 enseña los dientes ¡y no se han cumplido diez días desde que comenzó!
Tenemos la pandemia descontrolada (el 9 de enero de 2020 no sabíamos ni lo que era). El número de contagios se ha disparado de forma alarmante. Hemos hecho un máster sobre el SARS-CoV-2 durante el año pasado y hemos suspendido todos. Estamos inmersos en una tercera ola que se presenta devastadora gracias al propio coronavirus y a la estupidez que estamos desarrollando ante algo que mata a miles de personas. Hemos preferido una cena de Navidad y ver las luces de las ciudades a quedarnos en casa y tratar de no multiplicar los casos. Todo indica que la próxima semana los contagios serán desmesurados, la presión hospitalaria dejará cerca del colapso al sistema y las muertes serán más insoportables si cabe. Es inaudito que escuchemos el número de fallecidos diarios a causa del coronavirus y no nos inmutemos. ¿Qué nos pasa para estar dando este espectáculo tan lamentable? Además, la tan ansiada llegada de las vacunas se está convirtiendo en un problema constante. El ritmo de vacunación es muy bajo; se vacunan a personas que no corresponde; en alguna Comunidad Autónoma se privatiza un servicio que la Sanidad Pública debería ser capaz de asumir...
La climatología se ha puesto de uñas. El mismo día de enero del año pasado hacía fresquito. Ahora, la nevada del siglo ha caído en media España. Madrid colapsada y esperando temperaturas que rondarán los 10 bajo cero; los comercios y supermercados cerrados, no se puede circular por las calles de la ciudad. Lo que no ha conseguido la Covid-19 lo ha conseguido Filomena. Castilla La Mancha y Castilla y León lo mismo aunque allí se esperan temperaturas más duras. En el resto de España enormes problemas con la nieve y con un frío helador. No son pocos los que no habían visto nada parecido en su vida. España no está preparada para sufrir una climatología tan adversa y menos para el peor temporal de los últimos 50 años. Lo único que nos ha dejado bueno Filomena son imágenes preciosas y divertidas como la que acompaña esta columna.
Pero 2021 no se ha quedado en esto. Hace unos días, hemos asistido al resultado de lo que puede llegar a suponer un nacional populismo extremo. Y ha sido, nada más y nada menos, que en los Estados Unidos de América. La división social y la crispación política han desembocado en un asalto al Capitolio que ha dejado estupefacto al mundo entero. Hemos podido comprobar que nadie se libra de esta nueva política casposa y peligrosa y hemos constatado que las instituciones pueden ser pisoteadas por cualquier patán y sus seguidores sin demasiada dificultad.
Eso en nueve días. Las cosas de menor relevancia ni las nombro. Lo del año 2020 va a ser un juego de niños comparado con lo que viene.
Y lo peor está por llegar. La crisis económica tiene una pinta entre regular y desastrosa; el confinamiento total de la población está sobre la mesa, dadas las circunstancias; nuestros políticos siguen siendo los mismos y no ha dimitido ni uno de ellos... En fin, el panorama se presenta inquietante. Esto es un no parar y 2021 promete grandes emociones y un mundo disparatado por completo.