Pasa la vida

Gobierno de la gran coalición social que ha votado a Juanma en Andalucía

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
21 jun 2022 / 10:46 h - Actualizado: 21 jun 2022 / 10:48 h.
"Pasa la vida"
  • Gobierno de la gran coalición social que ha votado a Juanma en Andalucía

Lo dije, y lo argumenté, en mi análisis publicado el pasado viernes 17, titulado 'Los 15 días de campaña van a influir mucho en votos y escaños'. El resultado de las elecciones, la verdadera encuesta sobre lo que piensan y deciden los andaluces, acredita que Juanma Moreno le pidió a la ciudadanía que hiciera con él una 'alianza' de gobierno centrado y sin extremismos, y cientos de miles de personas que, según los casos, votaron en comicios anteriores a Ciudadanos, PSOE, Vox o Podemos, tras constatar que ha encabezado la primera alternancia en el poder autonómico procurando no irritar a la sociedad institucionalizada y no convertir la región en campo de trincheras, le han elegido para que continúe llevando el timón de la gobernanza y representación de Andalucía. En vísperas del inicio de campaña, la mayoría de los sondeos auguraba que el candidato del PP alcanzaría una victoria amplia, consiguiendo entre 45 y 47 escaños, pero insuficiente para disponer de mayoría absoluta en el Parlamento (al menos 55 escaños) con la probable desaparición de Ciudadanos como bisagra. Estaba expuesto a que se bloqueara su investidura, porque tanto Abascal como Sánchez lo que más deseaban era un pacto de gobierno con protagonismo de Vox. A la hora de la verdad, amplios sectores de población, de muy diversas raigambres ideológicas, han contribuido con 'voto útil' o con 'voto de mal menor' a que el PP tenga 58 escaños con el mandato de que pueda gobernar con estabilidad y agilidad. A la vez que se le daba una lección a Vox, desactivando su chulesca estrategia de intentar cautivar y representar a la ciudadanía más disconforme con su presente o más temerosa con su porvenir. Los disparates de Olona en los debates televisivos incluían en su argumentario andanadas que molestan también a bastantes personas que se sienten de derechas y, ante todo, que se sienten orgullosas de ser andaluces, y de que Andalucía sea mucho más territorio de convivencia e integración que laboratorio de confrontación.

Juanma Moreno hace cuatro años era un político desconocido por la mayor parte de la gente, y como cabeza de cartel electoral tuvo el fuerte lastre de la crisis de reputación del PP al frente del Gobierno de la nación tras dejarse comer el terreno por la insubordinación secesionista en Cataluña. Esa, y no otra, fue la fuente de votos de Vox en Andalucía en diciembre de 2018. Hasta la semana pasada, muchas veces se le ha recordado a Juanma Moreno que su partido obtuvo en dichos comicios el peor porcentaje de sufragios en su historia. Ahora, lo que es histórico, y con importantes consecuencias, es haber conseguido que en todas las provincias, en todas las ciudades, en gran número de municipios, y en todo tipo de barrios, la población que ha votado elija mayoritariamente al candidato y líder del Partido Popular tanto para el progreso económico como para desinflar a Vox. Dos banderas que la izquierda creía identitarias para recibir votos hiciera lo que hiciera. Si se analiza con objetividad lo sucedido se ven claros los vasos comunicantes. Juanma Moreno ha dirigido un gobierno de coalición con Ciudadanos donde ha primado la colaboración y la lealtad. Como alternativa, en el conocimiento de la opinión pública andaluza no estaba la capacidad de Juan Espadas como alcalde de Sevilla para, sin tener mayoría absoluta, dirigir con estabilidad la política municipal llegando a acuerdos tanto con Ciudadanos como con Podemos. La comparativa que sí tenía en mente la población andaluza, incluida la que se siente progresista, es lo que dicen y lo que hacen las izquierdas que se sientan en el Consejo de Ministros, y que a diario buscan las cámaras y los micrófonos para escenificar discrepancias en todo tipo de temáticas, e incluso en asuntos de Estado como el incumplimiento de la Constitución en Cataluña y como la defensa de los intereses de España en el orden internacional. Son hechos que están a la vista de todos.

Quienes hemos vivido el último medio siglo de Andalucía con los ojos y los oídos bien abiertos, y con voluntad de contribuir al desarrollo de nuestra sociedad, comprobamos in situ cómo la irrupción por doquier, en diciembre de 1977, de la bandera verde, blanca y verde, era una oleada de ilusión, de dignidad y de exigencia para que Andalucía dejara de ser una marginal chacha de España. En ese despertar posfranquista a la participación democrática y a la reivindicación de igualdad de trato para Andalucía, se abrió paso una confluencia interclasista con vocación de concordia y prosperidad. Cuando dos años después, Adolfo Suárez, su gobierno, y su partido, la Unión de Centro Democrático, cometieron el tremendo error de posicionarse en contra de la iniciativa andaluza de tener el mismo estatus de descentralización autonómica que se había negociado para contentar en exclusiva a nacionalistas vascos y catalanes, y fue derrotado en referéndum por los andaluces del 'Sí' el 28 de Febrero de 1980, el PSOE supo capitalizar el resultado de esa movilización y de ese triunfo para hacer ver que era el partido que mejor defendía los intereses de los andaluces. Eclipsando al partido andalucista liderado por Alejandro Rojas-Marcos, que también tenía pedigrí antifranquista. Y era un PSOE esencial, más aún desde la perspectiva andaluza, porque se aprestaba a consumar la alternancia en la nueva España constitucional y el ingreso en la Comunidad Económica Europea con el liderazgo de jóvenes sevillanos como Felipe González. Cuando llegaron al poder en octubre de 1982, y se desmoronó la UCD, el partido que quedó como principal antagonista pero sin opciones de victoria era la Alianza Popular de Manuel Fraga, que también se había opuesto al autonomismo andaluz. Todo ese cúmulo irrepetible de circunstancias, más la suma de méritos propios y deméritos ajenos, le permitieron durante décadas al PSOE disponer de un plus de confianza para mantener la vitola de que era 'el partido andaluz' y que el bienestar de los andaluces solo podía venir de su mano. Cuarenta años después, ese préstamo ya no está en vigor y queda enmarcado en los libros de historia. Y ahora tiene competencia para dar respuestas a las oportunidades y a las carencias de Andalucía en la era de la globalización.

Tengamos también presente el penúltimo gran momento de movilización ciudadana con transversalidad social: las movilizaciones en las plazas españolas (y andaluzas) durante los meses de mayo y junio de 2011, lo que se bautizó como el 15-M, y por eso fueron masivas y prolongadas, no solo había personas de la izquierda más refractaria al consenso constitucional, sino otras muchas que habitualmente votaban a los partidos 'de Estado', porque la indignación era generalizada ante los casos de corrupción a diestro y siniestro, y ante la engañifa del sistema bancario con las 'preferentes' y otros ardides que hundieron el bienestar de millones de compatriotas. Las operaciones políticas que intentaron capitalizar ese ansia de regeneración han fracasado, y son causa de notable decepción y abundante abstención, por la impostura de quienes se aprovecharon de la gente para conformar camarillas de mentalidad viejuna y sin el más mínimo interés por articular un movimiento socialmente transversal. El objetivo era otro: introducirse en las esferas de poder e instalarse mediante el recurso de avivar polémicas ideologizadas y tensiones identitarias (¡hasta dándole coartada al etarra Otegi!), mientras pasan de largo ante los auténticos problemas y desigualdades del interdependiente mundo de hoy y de mañana. Por todo ello, antes y durante la campaña electoral, personas de intensa trayectoria desde la izquierda andaluza a lo largo de varias décadas, y que siguen participando en el activismo social, me decían que se estaban planteando votar a Juanma Moreno para que, al menos, Andalucía tuviera un gobierno con mayoría estable y sin chantaje de Vox.

Tanto en su mensaje durante la celebración de la noche poselectoral como en varias entrevistas durante la jornada de ayer lunes, Juanma Moreno ha sacado directamente a colación que es consciente de que mediante el voto le han dado su confianza andaluces conservadores, andaluces liberales, andaluces socialdemócratas y andaluces izquierdistas. Y también ha comentado que quiere incorporar a personas valiosas ajenas al Partido Popular tanto para ser integrantes del Consejo de Gobierno como para los segundos y terceros niveles en el organigrama (viceconsejerías, direcciones generales,...). Con la nueva remesa de retos económicos y dificultades presupuestarias que se avecinan, y que añadir a las asignaturas pendientes para mejorar el funcionamiento de la Administración regional y la competitividad formativa y productiva de la sociedad andaluza, Juanma Moreno tiene en su mano corresponder a su petición durante la campaña de una 'alianza' directa de la sociedad andaluza con él, y protagonizar otro hito: conformar un gobierno de 'gran coalición social' con políticos del PP que sean buenos gestores y con profesionales de la sociedad andaluza que hasta ahora no habían sido tenidos en cuenta por el PP y que acreditan vocación de servicio público, excelente capacidad para coordinar equipos, manejar presupuestos y alcanzar objetivos de excelencia a nivel nacional o internacional. Si quiere hacerlo, y dentro de su partido nadie puede cuestionarle la legitimidad para ello, con su mayoría absoluta y con su equipo de gabinete en San Telmo para ayudarle lo tendrá infinitivamente más fácil que Ángela Merkel y Olaf Scholz cuando en Alemania negociaban articular los gobiernos de 'gran coalición' entre cristianodemócratas y socialdemócratas.

Concluyo con una sugerencia no solo al presidente de la Junta sino a todos los grupos parlamentarios para la próxima legislatura. Entre las prioridades que acordar por unanimidad en pos de mejorar la empleabilidad de los jóvenes andaluces y reducir el paro juvenil, pongan el foco en acelerar que se generalice alcanzar cuanto antes el nivel C1 en inglés hablado y escrito. No solo accederán a muchas más y mejores ofertas de empleo de carácter presencial dentro de Andalucía, sino también a la enorme y creciente cantidad de ofertas de empleo que se convocan desde Andalucía, España, Europa y resto del mundo sin fijación obligatoria a un emplazamiento geográfico. Si Andalucía es nivel C1 de inglés, todos saldremos ganando.