Hablemos de toros

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09 jun 2020 / 04:42 h - Actualizado: 08 jun 2020 / 07:44 h.
  • Hablemos de toros

Viene motivado este artículo, por mi preocupación ante la actitud, triste y derrotista, de determinados “intelectuales” ante la Fiesta.

Parece como si los que pretendieran defenderla, fuesen sus mayores enemigos. Hemos pasado de unos ilustrados españoles que condenaron la tauromaquia en el siglo XVIII. A otros, en la actualidad, que la defienden, atacándola. ¡Cabe mayor torpeza¡...¡Y nuestra cobarde Universidad...le ha dado la espalda a la Fiesta.¡

Hasta donde yo sé Universal, Universalidad, Universidad: es estar abiertos a la universalidad de culturas corrientes, orígenes, lenguas, etc.

Caracterizada también por su Autonomía, es decir, por luchar por defender su autonomía al impartir conocimiento. Este principio, al menos en teoría, pretende resguardar la labor de investigación de presiones extra académicas, como la censura política.

Salvar de presiones. Pues ahora, hay un fascismo oculto, que dice: De toros o de tauromaquia o de cultura taurina aquí no que nos la lían. Olé.

Como exponía Antonio Lorca en “El País” el 15 de octubre del 2017:

“las sociedades obreras de resistencia recurrieron a las becerradas y corridas para autofinanciarse, y en los primeros años del siglo XX organizaron corridas los trabajadores del tranvía, peluqueros, zapateros, el Centro de Trabajadores Republicanos de Buena Vista, y la Organización de Empleados de la Lonja de Vinos y Licores, entre otros. Además, el advenimiento de la Segunda República se celebró en Valencia con una corrida, y en 1937, el Partido Comunista celebró un festejo a beneficio de los milicianos. ¿Fascista? ¿Acaso lo fue Miguel Hernández, poeta genial, hombre de izquierdas y aficionado al toro?”

Hombre del pueblo.

La fiesta de los toros es un espectáculo popular.

Lo popular, a veces no necesita explicaciones tan metafísicas. Como la religión del pueblo, es tan respetable, o más, que la Teología.

Ahora parece que está de moda defender a los toros con argumentos de sesuda profundidad jurídica.

Estos presuntos defensores de la fiesta, se han convertido en tristes personajes que invitan a resaltar lo negativo, un pesimismo antropomórfico muy alejado de ella. En sus ponencias entregan una pala invitando casi al entierro de la tauromaquia.

Me contaba mi padre......cuando asistí por primera vez a la Maestranza... Me impresionó todo, la alegría de la plaza, el color del albero, los compases de la música y el cielo como una lona azul que cubriera la plaza, para que el céfiro de la tarde abrileña refrescase el ambiente y las copas de la Feria. Salió el toro de Gitanillo. ¿Qué pasó allí? Una verónica de antología, aquello era una rosa abierta, alas de los ángeles, un farolillo de la Feria mecido por el aire, un velo de Salomé movido por un Seise.

Me impresioné, sin tener todavía conocimiento del toreo, fue una intuición. Aquello que parecía una escultura de Benlliure, era una verdadera realidad y los ojos que lo vieron no lo olvidan!

Y es que asistir a una corrida de toros es una vivencia muy intensa. No se lo pierdan...

“Era por los año veinte del siglo pasado .En el pueblo de La Algaba, donde yo nací y vivía, se reunían los aficionados taurinos, entre otros sitios, en una barbería conocida por la del maestro "Salguete" (hombre bueno, aficionado y de reinante obesidad); la plaza, donde estaba situada la peluquería, era conocida por extensión por la "Plazuela de Salguete", en dicho lugar, en las estaciones templadas y calurosas, se sentaban muchos aficionados, la mayoría hombres de campo.

Eran tiempos de pobreza, sin peyorativos, de miseria, los obreros agrícolas, ganaban, cuando podían, jornales de hambre ¿Cómo iban a poder satisfacer su afición taurina asistiendo a las corridas que se celebraban en la cercana capital sevillana?

Pagaba una chica cada uno durante todo el año, para poder costear el viaje y la corrida a uno de ellos, que en nombre y representación de los demás, asistía a cada festejo importante en la Real Maestranza. La Algaba está a siete kilómetros de Sevilla, sin puente de unión sobre el río Guadalquivir, en aquella época. El emisario salía por la mañana del pueblo, atravesaba el río en la barca de "Bravo", merodeaba los alrededores del coso, presenciaba la corrida sobre las diez de la noche se hacía acto de presencia en la "Plazuela de Salguete", casi todo el pueblo a la espera; ponía paño al púlpito en lo alto de una silla. Recuerdo aquellas narraciones con verdadera admiración; cómo se expresaban en un lenguaje rudo y campesino, cómo gesticulaban, "bordando el toreo” ,descendiendo a veces de la silla, reproduciendo con el cuerpo la faena entre las aclamaciones del público. Cuando le tocaba hacer la narración al “Aseao” (hombre de fácil palabra, simpático, expresivo y parlamentario de tabernas), aquello era un verdadero espectáculo, toreaba con la blusa, se ponía de rodillas, abría las manos para asomarse al balcón y se encendía como un cirio del Monumento... Un día contaba, que un espectador le había gritado a Joselito el “Algabeño”:" Vete a la Algaba a comer teleras "; pero 'Cenacho' (un valentón de aquella época), se hizo el amo repartiendo estacazos por el tendido diez; lo detuvieron, pero al rato, obró la mano milagrosa de D. Manuel Clavijo (algabeño también, jefe político liberal de Sevilla), que lo sacó de la “casilla”...

Hay que enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen los acontecimientos.

La afición tiene que tener la vergüenza torera de sobreponerse a las dificultades .Salir victoriosos y que nos toque la música.

Empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades, provoca apatía y desánimo. Hay que resaltar lo positivo, las emociones, el arte, lo épico y estético. La vida son momentos. Un pase es eterno.

Los toros están intrínsecamente unidos a las fiestas de cada pueblo o ciudad. Con alegría y festividad.

Cuando los reyes se casaban daban toros. Las figuras iban a torear a cada pueblo. Se respiraba la alegría de las ferias taurinas. Fiestas típicas de cada región con corridas de calidad. Si Madrid es famoso por su Feria de San Isidro en mayo, la Maestranza lo es por su Feria de Abril. Pero la lista es enorme Hellín. La “Virgen del Rosario" donde destacan sus famosas corridas de toros.

También hay corridas en las fiestas de las Fallas de Valencia (en marzo), las del Pilar de Zaragoza (en octubre) o las de San Fermín de Pamplona (en julio).Las Colombinas en Huelva (Agosto).Puerto de Santa María. La Aste Nagusia de Bilbao. Santiago en Santander. (Julio)etc... Una oferta inigualable de toros, música, tradiciones, gastronomía, sociabilidad... La diversión está garantizada. Esas fiestas no se entienden sin toros.

Ahora, todos se ponen serios y dice que no van a divertirse a los toros .Pues también el pueblo va a divertirse .Y los tendidos no están exentos de humor. Y no hay fiesta más ecológica y democrática.

La fiesta está llena de anécdotas de buen humor.

He asistido a los toros en Francia. No he visto más banderas de España juntas en mi vida. Una explosión de alegría popular y de amor a la tauromaquia.

Exponía Alvaro Suso en un reportaje de “El País” el 23 de julio del 2018:

“Carteles, algunos con siluetas de toros, adornan los anuncios de las fiestas patronales, que se mezclan con los reclamos de productos típicos. Recuerda a la España que no tenía vergüenza en mostrar su idiosincrasia y tradiciones. Mientras al sur de los Pirineos, la fiesta de los toros se ha convertido en otro de los complejos que atenazan a los españoles, en Francia han asimilado una expresión cultural ibérica con la misma apertura de pensamiento que le ha llevado a su desarrollo social.”

Esa unión pueblo tauromaquia, es la que nos distancia. No hay que tener complejo de culpa.

Más Arte y menos Derecho y Filosofía.

El aficionado llora ante una verónica, y un pasodoble, y les da igual las sentencias del Tribunal Constitucional o Supremo.

La tauromaquia ha superado las tentativas papales en el XVI, reales del XVIII y del XIX.Y superará las populistas-fascistas del XXI.

La tauromaquia es cultura ,emoción y sentimiento, si quieren inteligencia emocional.

Para García Lorca, “el toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar; creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo”.

"Si nuestro teatro tuviese la fuerza de las fiestas de toros, sería magnífico. Si hubiese sabido transportar esa violencia estética, sería un teatro heroico como La Ilíada... Una corrida de toros es algo muy hermoso" (Ramón Valle-Inclán). "Si yo fuese dictador en España, prohibiría las corridas de toros; como no lo soy, no me pierdo ni una" (Ramón Pérez de Ayala). "La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda" (Ortega y Gasset). "El toreo es un acto de fe: en el arte, en el juego, en Dios" (José Bergamín). "El toreo es el único arte que juega con la muerte" (Henry de Montherlant)... "El torero sigue siendo mítico y, cuando expresa la valentía el pueblo se enardece y los viejos entusiasmos reaparecen" (Tierno Galván).

A esto no quita que haya que organizar actividades de todo tipo para que los jóvenes conozcan la tauromaquia y sus adentros. Y vincular el toro a actos de juventud: Se debería interrelacionar a eventos tengan espacio más similar a sus gustos y hobbies, que los que se están realizando actualmente, justo después de la corrida de toros hubiese carpas en torno a la plaza de toros. Visita de ganaderías. Emoción y diversión.

A Rita Hayworth a Ava Gadner o a James Dean le apasionaban los toros.

Tauromaquia es alegría, tauromaquia es libertad. Plañideras no.