Tribuna

Instalación de Teresa Lafita: La Viuda del Banquero

20 dic 2020 / 12:10 h - Actualizado: 20 dic 2020 / 12:12 h.
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Después de haber realizado su primera instalación artística en la Torre de D. Fadrique durante el pasado septiembre, TERESA LAFITA vuelve ahora de nuevo con otra instalación, esta vez en la sala de cristales del ANTIQUARIUM de Sevilla, con una nueva propuesta que ha titulado La Viuda del Banquero.

En ella insiste en el mismo modelo que le sirvió para representar “Una cama para un sueño imposible” al tiempo que continua indagando en el mismo tema que ya utilizó en uno de sus collages expuestos en el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla, y que tituló “La Cuadra de la Viuda”, aludiendo a un mundo imaginario, paralelo por tanto –y al igual que este- al suyo cotidiano.

Instalación de Teresa Lafita: La Viuda del Banquero

La viudedad, la horfandad, la soltería, el matrimonio, la separación de la pareja, son estados de la mujer en este caso; estados de la emoción de la misma manera que lo son el nacimiento, la juventud, madurez o la muerte. En definitiva son temas de reflexión para cualquier persona y una de las líneas de trabajo de la autora que indaga sobre los hombres, las mujeres, todas sus opciones de género y sobre todo los aspectos físicos, espirituales, intelectuales, psicológicos,...que a ellos, le son afines y de los que espera ir haciendo exposiciones monográficas, compartiendo con todos los que quieran, pues para eso invita siempre desde la prensa, estas páginas.

Estaba pensada para realizarla en noviembre, el mes de los difuntos, pero por cuestiones de programación, se celebrará al fin desde el 17 al 31 de diciembre.

Diciembre se asocia más a la Navidad, a fiesta en familia o con amigos si quiera sea en Hospitales, Residencias de ancianos o cualquier internado. En general, a todo lo que supone alegría compartida, y no a la tristeza que puede suponer en algunos casos el acompañar al difunto en el fin de su vida, a no ser que esta muerte sea simbólica también y se relacione con el fin del año y con este, todo lo que hemos vivido en él.

TERESA no obstante, tiene en mente el resucitarla como el Ave Fénix, otro de los símbolos imbricados es las mitologías y las religiones, o incluso en las propias reencarnaciones de cada una de las vidas o fases por las que pasamos cada uno.

Instalación de Teresa Lafita: La Viuda del Banquero

Con esta modelo, procedente de un comercio que cerró sus puertas a causa del confinamiento, la distancia de seguridad que debe mantenerse, las citas previas para no expandir el virus, y los demás medidas restrictivas por los que atravesamos, ella piensa jugar todo lo que pueda, vestirla y travestirla como ha hecho ya de novia (en una primera versión), o como ahora hace al representarla de viuda y además al situarla sobre un catafalco, dando a entender que también ha trascendido ya.

El negro de las vestimentas, las velas encendidas y apagadas, los candelabros, las flores mustias, el fondo,...todo lo que supone la representación plástica del traspaso, no son otra cosa que una puesta en escena que podría tener lugar en cualquier velatorio como los que antes se hacían en iglesias, conventos o casas particulares y ahora en los tanatorios municipales o privados, disfrazando al fallecido o fallecida con sus mejores galas y maquillajes, eliminando cualquier sesgo de modo que los haga parecer incorruptos.

El dinero, otro de los símbolos de la fugacidad y de lo efímero (no sólo porque se gasta, sino porque desde el Barroco se entiende como supeditado a lo material) y el Triunfo de la Muerte sobre él es otra de las metáforas con las que “juega” TERESA LAFITA.

El dinero, el poder, la egolatría que se acaba “en un abrir de ojos” y como representación del “fin de las glorias del mundo”, otra de las líneas que forman parte de sus reflexiones y su representación. VALDÉS LEAL representaba obispos, reyes, caballeros con alto nivel adquisitivo. Ella, opta por una figura femenina y no la juzga, sólo la deja al pensamiento o la hilaridad porque como aquellas pinturas, no es un cadáver real (jjj), ni disecado como el tiburón de HIRST.

Por todo esto, esta obra difícil, que puede ser polémica a su pesar, y que tiene muchas lecturas como bastantes de las que hace la autora, sólo se puede ver de una manera: con las gafas del Humor. Negro por supuesto.

JOÂO LOPES DO BARRANCO