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Los medios y los días

Juan Carlos I el Trabajador

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14 jul 2020 / 04:00 h - Actualizado: 14 jul 2020 / 04:00 h.
"Los medios y los días","Rey Juan Carlos"
  • El Rey Don Juan Carlos I y la Reina Sofía. / Eduardo Parra - E.P.
    El Rey Don Juan Carlos I y la Reina Sofía. / Eduardo Parra - E.P.

Habrá que recordar algo: el rey emérito, Juan Carlos I, no ha hecho nada de nada hasta que no lo diga la Justicia, pero, claro, ¿qué rey en la Historia no ha sido objeto de habladurías y chascarrillos por parte de sus súbditos plebeyos?

En la película La loca historia del mundo, cuando aparece el retrato de la vida en la Corte esplendorosa de Luis XIV, el rey -que hacía lo que le salía de su corona- se volvía hacia la cámara y le decía a los espectadores: “¡Es bueno ser rey!”. Y es que hay que comprender que colocar a un señor y a su familia en un palacio -o en varios- y decirle “Majestad es usted el rey de España, unas leyes especiales vigilan su inviolabilidad”, mientras la prensa ejercía un intenso baboseo con dicha familia y dicho señor, es decirle a alguien “haga vuesa merced lo que le salga de los cataplines que ancha es Castilla, Majestad”. Y hay que tener mucha entereza ética, mucha integridad y madurez intelectual para que la tentación no se apodere de uno o de varios de la familia.

Si hago caso a lo que leo y escucho estos días -bueno, estos años- deduzco que Don Juan Carlos I, el gran “salvador” de la democracia española el 23-F, no está entre la exigua élite de los sabios que saben cuál es su verdadero lugar en la Historia. El otro día, releyendo La agonía del cristianismo, de Unamuno, me topé con una de las frases que yo había subrayado cuando, siendo muy joven, leí por primera vez esa obra. A Unamuno le daban miedo Marx y Nietzsche, debió ser un buen hombre, porque se quejaba de que Marx había dicho que el humano está determinado por lo externo y, claro, como eso es muy feo de admitir, el filósofo hacía apología de la libertad de cada uno y todas esas monsergas místicas al tiempo que no admitía la muerte de Dios.

Marx tenía razón y Nietzsche también, Unamuno no, al menos en esta faceta. Juan Carlos I es un ejemplo de alguien que tal vez haya sido poseído por los privilegios que se le han dado desde fuera y además ese Dios al que tanto se supone que ha rezado le ha dejado el campo abierto para -supuestamente- delinquir porque, total, como ya está muerto... Son atenuantes a su posible conducta que un juez no creo que tenga en cuenta jamás porque entonces casi todos podríamos salir absueltos.

Vaya, y decíamos que el rey no trabajaba, que hacía lo que le decían y que su mayor esfuerzo era firmar los textos que publicaba el diario La Gaceta de Madrid, hoy conocido como Boletín Oficial del Estado (BOE). Si me creo todo lo que circula, este hombre estaba muy ocupado con sus comisiones y aprovechaba los viajes para negocios paralelos opacos al tiempo que cultivaba el ocio con Corina. Tiene que ser trabajoso lidiar con unos y otros, tú me das, yo te doy, a qué banco llevamos esto, esto otro para Corina que es de mi confianza y en premio le doy un donativo de 65 millones de sestercios, etc., etc.

Toma ya con el príncipe que conocí rubito y lindo y que cuando llegó a rey empezaron los chistes contra él, por ejemplo: “Al rey le llaman el cuchara porque ni pincha ni corta”. Tengo otro en la cabeza, pero no lo digo, a ver si me va a pasar como a la chica ésa que lanzó un chiste contra Carrero, un chiste más viejo que las columnas de la calle Mármoles, y aun así la querían empapelar. Ahora los moderados querrán que el hijo también trabaje y haga algo más que quitarle el sueldo y los antimonárquicos dirán que basta de Corona, que si el padre parece que ha salido rana se liquida la institución para que ya nadie tenga que evitar la tentación que conduce al pecado.