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Optimismo hiperbólico

Jugando a ser ‘presidente’

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Manu Ojeda manuojedas
20 abr 2020 / 10:20 h - Actualizado: 20 abr 2020 / 10:34 h.
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Hace ya más de un mes desde que el presidente del Gobierno español decretase el Estado de Alarma para tratar de frenar la expansión del coronavirus en nuestro país. Una medida responsable dentro de la irresponsabilidad de implantarla con la tardía de la que toda la nación es testigo. Pero, ¿a quién le preocupa esto cuando se quiere ser presidente?

Y no sería, precisamente, porque no tuviera constancia de ello. Vale la pena recordar que hasta en dos ruedas de prensa (28 y 29 de marzo, respectivamente) sacaron a la luz la preocupación de la Policía Nacional sobre el posible efecto de la pandemia. El propio director adjunto operativo (DAO), José Ángel González, confirmó aquel sábado que desde finales de enero la policía ya buscaba mascarillas y guantes para sus funcionarios. Mucho antes de que el mismísimo Gobierno diera importancia a un virus que, supongo, pretendería controlar con un par de cucharadas de Apiretal. Como si se tratara de un ‘resfriaito’.

Casi de chiste fue entonces la toma de medidas en la que se ninguneó un documento que advertía de las medidas de prevención ante el COVID-19, firmado el 24 de enero por José Antonio Nieto González (médico, especialista de trabajo y técnico superior de riesgos laborales), quien entonces era responsable del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía Nacional, cuyo aviso le costó incluso su cargo. Será que el señor Salvador Illa, como filósofo, goza de una mayor preparación para este tipo de impactos.

Jugando a ser ‘presidente’

Al señor Sánchez le ha venido grande el cargo que ostenta, para la desgracia y vergüenza de muchos españoles (por no incluirnos a todos). No es, ni mucho menos, porque lo diga un servidor, sino porque lo está demostrando con creces. Además, desde el minuto uno. Sin embargo, ¿a quién le preocupa esto cuando se quiere ser presidente?

Del director de “no podría dormir con Pablo Iglesias en el Gobierno”, llega el (in)esperado estreno de “estamos haciendo todo lo posible para combatir el virus” dentro de una consecución de películas (también llamadas comparecencias públicas) en las que, entiendo, que creerá que tranquilizará al ciudadano. No obstante, me cuestiono lo siguiente: ¿cómo se puede apaciguar a alguien sin decir absolutamente nada?

En el primer discursillo que diera en televisión el pasado 14 de marzo, con la declaración del Estado de Alarma, Sánchez apeló a la solidaridad del pueblo español en la batalla contra el coronavirus. Será que no se considera parte de este pueblo cuando hasta los futbolistas están aceptando rebajarse sus sueldos, mientras él y el resto de los dirigentes nacionales continúan sin soltar un sólo euro de su cartera. Eso tiene un nombre señor Sánchez: demagogia. Si hablamos ya de la escasez de material para los sanitarios y el retraso de éste en su reparto, podemos quedarnos ya anonadados.

Pero, ¿a quién le preocupa esto cuando se quiere ser presidente? Quizás es hora de que le vaya preocupando a usted. El boquete económico que ya está dejando este bichillo se dilata cada día. Tiene tres años y medio largos para seguir jugando a ser presidente. Disfrute de la partida.