Kalipé

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15 jul 2022 / 08:02 h - Actualizado: 15 jul 2022 / 08:03 h.
"Tribuna"
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Kalipè es un término usado en las áreas del Himalaya que se dirige a aquellos que caminan hacia las montañas. Es un deseo cuyo significado es poder “andar siempre a paso corto y lento”. Uso a menudo este término cuando saludo. Me gusta usarlo y lo dirijo sobre todo a quienes veo que sobrellevan estresados los ritmos frenéticos de hoy deseándoles que puedan reapropiarse de las riendas de su tiempo, buscando espacios de consciente serenidad, abriendo ventanas en el día a día para vislumbrar y alcanzar los principios de la slow life en nuestra existencia, suscitando la desaceleración en el frenesí del ritmo cotidiano.

La “vida lenta” tiene como objetivo controlar cada momento y cada tiempo en lugar de vivir esclavos de la inmediatez, la velocidad y la premura. Se trata de adquirir un estilo de vida que huya, por ejemplo, de la masificación, del acumular desenfrenado y del consumismo descontrolado. Se trata de acoger en nuestras vidas una felicidad equilibrada, lejana de impulsos y más conectada con la naturaleza que nos circunda. No es cuestión de irse a vivir en una gruta en medio de la montaña como si fuéramos monjes eremitas, no es necesario alejarse de la ciudad donde vivimos e irnos al campo a cultivar verduras y criar gallinas para reencontrar un ritmo más lento y más armonía de vida. Podemos aquietar nuestra vida también en medio de una metrópolis. No existe una regla fija para aprender el step by step, cambiando comportamiento radicalmente. Podríamos sencillamente aceptar la invitación, no reglada ni escrita, de hacer lo que hacemos con otro espíritu, haciendo que cada gesto o acción sea solemne, una pequeña obra de arte, intentar no solo hacer bien, sino hacerlo mejor. ¿Para beneficio de quién? Para el nuestro, de la familia humana y del planeta, nuestro hogar común.

Es bueno que nos reconciliemos una y otra vez con la vida, manteniendo los pies en el suelo, pero sabiendo que nuestro planeta y sus riquezas son finitas, que es un lugar para habitar, no para satisfacer instintos depredadores, destruyendo la biodiversidad, dejándonos llevar por insaciables tendencias de exagerado consumo sin pensar en quien nada tiene. Aprendamos a acompasar nuestro paso al de la naturaleza y asimilemos su sabiduría, Kalipé.

Manuel Bellido

Director de OECA