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Tribuna

La manzana triste

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19 jul 2020 / 04:00 h - Actualizado: 19 jul 2020 / 04:00 h.
"Tribuna"
  • La manzana triste

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¡Sana como una manzana! ¿te suena la expresión? probablemente la hayas oído más de una vez y lo cierto es que está llena de razón. Desde hace años las manzanas forman parte de mi dieta (en el desayuno, en la merienda, incluso a veces, en la cena) y doy fe de que son tan buenas como saludables (contiene antioxidantes, minerales, cuida las encías...), mi variedad favorita son las Fuji, tienen un dulzor especial que te hace pensar que te estás comiendo un trozo de tarta (aunque bastante más sano).

Un día redondo

Me encanta inaugurar mis mañanas disfrutando de una deliciosa manzana, es como el anuncio de un día redondo... La corto en trozos, le quito la piel y disfruto de cada uno de los jugosos gajos al tiempo que me invade una sensación de plenitud... ¡Lo que da de sí una manzana! pero ¡así es! Piensa en como sería tu "día redondo"... A mí en seguida me viene a la mente la "operación manzana": sería un día a estructurar como más me guste (como cuando corto la manzana), sería un día en el que podría quitar aquello que no me sentase bien (la piel de la manzana) y desde luego, sería un día que podría disfrutar a mi ritmo y que me dejaría un magnífico sabor de boca... Ahora que me doy cuenta, ¿por qué uso el condicional "sería"? cuando, la realidad, es que mis días son redondos, no quiere decir que sean universalmente perfectos pero son míos, los estructuro como creo más conveniente y los disfruto, y todo empezó por el desayuno manzanero...

La "cortapuntos"

Y ahora te estarás preguntando: "si las manzanas son tan estupendas, ¿cómo es que el artículo se titula: "La manzana triste"? es más ¿pueden existir las manzanas tristes?", la respuesta es sí, al menos así fue como la bauticé yo: triste (de nombre) y cortapuntos (de apellido), te cuento como la descubrí...

La vida es espontánea, no obedece a guiones, sino que, simplemente, ES; por eso muchas veces nos llevamos sorpresas, unas nos gustan más otras menos, pero no hay duda de que esto le otorga a la vida cierto dinamismo... Pues ayer cuando abrí la cajonera de mi frigo y cogí una reluciente manzana Fuji, no sospechaba lo que me iba a encontrar... Me dispuse a cortarla por la mitad y cuando lo hice... "¡aaaarrrgg!" (expresión de asco) por dentro estaba negra en su mayoría, "no voy a comerme esto" -pensé-, yo quería mi día redondo, así que me fuí a por otra manzana que, afortunadamente, estaba tan estupenda como siempre.

"¿Qué haces?"- le pregunté a Alonso, mi chico, cuando le ví cogiendo la "manzana triste"-

"Le estoy quitando lo negro para aprovechar lo que quede" -me respondió-. Me sorprendí de nuevo, pues yo había pensado tirarla. Aquel episodio me dió qué pensar...

Lección de humanidad

Decidí que la manzana triste era triste porque por dentro, en su mayoría estaba negra, tal y como nos sucede a las personas cuando estamos tristones, enfadados, airados o en general, cuando sentimos una emoción negativa, entonces ya podemos tener una apariencia maravillosa que cuando por dentro algo no va bien, se acaba notando y claramente, nuestro sabor será agrio, por lo que dejaremos un mal sabor de boca. ¿Cómo podía ser que aquella manzana de exterior imponente tuviera un interior tan decadente? a lo mejor habría sido algún tipo de mecanismo de defensa para que no la descubrieran y la descartaran en el supermercado...

Cuando descubrimos esa "negrura interior", la primera reacción (una reacción muy humana) fue la que tuve yo: "no me la pienso comer" e ir inmediatamente a buscar otra, pero aún más humana fue la reacción de Alonso que decidió darle una segunda oportunidad a la manzana triste, para convertirla, sencillamente, en manzana... Para conseguirlo tuvo que quitarle una buena parte, pero algo se salvó: aquello fue una lección de humanidad.

En no pocas ocasiones, todos hemos sentido esa negrura en nuestras mentes y corazones pero, en lugar de descartarnos directamente, debemos tener la valentía de desprendernos de esa parte deprimente y, aunque visualmente parezca que nos quedamos más chiquititos, en realidad nos hemos hecho más grandes... ¡Disfruta de tu grandeza!

María Graciani